Los l�mites de la gobernabilidad


A finales de 1911 y principios de 1912, los brotes de insurrecci�n ya hab�an alcanzado San Ciro, Xich�, Valles, Xilitla, Tamazunchale, San Vicente Tancuayalab, San Mart�n Chalchicuautla, San Antonio, Tampamol�n, Tancanhuitz, Huehuetl�n, Tula, Ciudad del Ma�z, Lagunillas, Cerritos, Rioverde, Ray�n, Ciudad Fern�ndez, Charcas, Santo Domingo, Catorce y Venado. En 1912 la compa��a azufrera de Guaxcam�, en la jurisdicci�n de Cerritos, suspendi� sus labores y despidi� a 700 trabajadores que se unieron a los rebeldes; tambi�n estall� una huelga de trabajadores en la Compa��a Metal�rgica Mexicana de San Luis Potos�.

Los motines y enfrentamientos aparecieron en todo el estado. Se trataba de acciones de car�cter pol�tico, b�squeda de libertades en los �mbitos locales o ajustes de cuentas con autoridades y caciques, especialmente con aquellos que se hab�an hecho notables por sus abusos y su larga permanencia en el poder. Durante el gobierno constitucional de Cepeda, la participaci�n de los sectores medios en el escenario pol�tico y administrativo no tuvo mucho peso; tanto en los partidos como en los municipios, los cargos m�s importantes siguieron en manos de porfiristas. Los trabajadores y campesinos siguieron alejados del poder y �ste no se extendi� m�s all� de las mismas �lites.

Para combatir los focos subversivos desarrollados durante su r�gimen, Cepeda procedi� a la formaci�n de los cuerpos de rurales y de "voluntarios" que, a pesar de su virulencia, no lograron apaciguar el estado. Muchos de estos cuerpos armados se separaron del gobierno para aliarse a las causas de grupos antimaderistas provenientes de la clase terrateniente que se defend�a ante la amenaza de sus intereses.

Por lo general, se admite que surgieron muchas tensiones de la voluntad de Madero por conservar la estructura del ej�rcito porfirista; no obstante, �stas tambi�n provinieron del r�pido desmantelamiento de las tropas participantes en la revoluci�n maderista, que se alistaron en diversos movimientos locales, en pie de lucha por la definici�n de sus espacios de influencia.

En San Luis Potos� algunos dirigentes antiporfiristas e incluso funcionarios maderistas se sublevaron por rivalidades e inconformidades con el gobierno de Cepeda. Entre estas sublevaciones tiene especial significado, por la gran movilizaci�n militar que alcanz� en la Huasteca as� como por su estrecha relaci�n con el presidente Madero, la de la familia Santos.

La separaci�n de Pedro Antonio de los Santos del gobierno de Cepeda dej� a este �ltimo, de hecho, sin aliados regionales de importancia; su gobierno se mantendr�a por espacio de unos meses al amparo de la cada vez m�s debilitada presidencia de la rep�blica y sustentado por sus v�nculos virtuales con los pol�ticos coahuilenses, esfera de la cual proven�a. Juan Barrag�n, en sus Memorias de Venustiano Carranza escribe:

El gobierno de Madero hab�a ca�do en el episodio conocido como La Decena Tr�gica. El golpista, Victoriano Huerta, retir� a Cepeda del gobierno y cerc� la entidad con fuerzas federales. Los seguidores de Madero se dividieron para formar o adherirse a las facciones que ya protagonizaban el levantamiento nacional generalizado y la etapa m�s sangrienta de la revoluci�n mexicana.


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