Lo que queda vivo de las culturas prehisp�nicas


M�s de cuatro siglos y medio han transcurrido desde la llegada de los espa�oles a los territorios del noroeste con la que se inici� una confrontaci�n de culturas: la europea, avasalladora, intolerante e impuesta por la fuerza, y las ind�genas, que llevaron la peor parte. Sin embargo, los pueblos y sus culturas se resisten a desaparecer y sobreviven por largo tiempo en medio de las m�s adversas circunstancias. En la actual Sinaloa podemos constatar la presencia de muchos rasgos culturales, que sin duda tienen su origen en la �poca prehisp�nica.

La lengua cahita es uno de los mejores ejemplos. Son muy numerosos los sinaloenses actuales que la tienen como habla materna, sobre todo en la regi�n norte del estado. Se trata de una lengua viva; sus hablantes son ind�genas que han conservado su identidad cultural durante siglos. Sabemos de las dem�s lenguas ind�genas habladas en la �poca prehisp�nica s�lo por testimonios de los documentos, porque desaparecieron del todo.

La lengua cahita ha permanecido no s�lo entre los ind�genas, sino que tambi�n ha pasado al habla de los sinaloenses de todos los grupos sociales; son muchas las palabras cahitas que empleamos en nuestro lenguaje cotidiano sin saberlo, o utilizamos vocablos ind�genas a sabiendas y oficialmente reconocidos, como los nombres de poblaciones, r�os, etc�tera.

Tal vez menos evidente pero f�cilmente comprobable es la supervivencia de numerosos alimentos, y aun de la manera de cocinarlos, que los sinaloenses del presente compartimos con los antepasados abor�genes. El ma�z, el frijol, la calabaza y el chile se siguen empleando como comestibles de consumo generalizado y cotidiano. Las tortillas, los tamales, el atole y el pinole son alimentos preparados con ma�z y que as� se usaban desde hace siglos. El tomate, la fruta que ha dado fama al campo sinaloense y mucho dinero a algunos agricultores, tambi�n es herencia de los antepasados prehisp�nicos. �Y qu� decir del pescado y los mariscos? Muy pocos ser�n los sinaloenses que puedan prescindir de tan exquisitos y nutritivos manjares, que fueron alimento b�sico en el pasado prehisp�nico.

Otro hecho que debemos hacer notar por la importancia antropol�gica que tiene es que en varios lugares de la Sinaloa contempor�nea se practica el juego de ulama, que no es otra cosa que la supervivencia del juego de pelota mesoam�ricano. El juego de ulama, en su modalidad "de cadera", se practica entre dos equipos de cinco o seis integrantes cada uno, en una cancha de cuatro metros de ancho y 50 de largo dividida por la mitad. Se utiliza una pelota de hule macizo que pesa cuatro kilogramos y tiene 26 cent�metros de di�metro. Los jugadores, resguardados con faja y protectores de cuero, golpean la pelota con la cadera de modo que quede en el campo contrario y los adversarios no puedan devolverla. Tambi�n se estilan las modalidades "de antebrazo" o "con mazo", seg�n la pelota se golpee con el antebrazo o con un mazo de madera.

El juego de ulama requiere gran fortaleza f�sica de los competidores, as� como de mucha destreza, porque un mal golpe con la pelota les produce graves da�os f�sicos. Es un deporte propio de los medios rurales y no bien visto en otros sectores de la poblaci�n. La modalidad "de cadera" se practica en los municipios de Escuinapa y Mazatl�n; las modalidades "de antebrazo" y "con mazo" se juegan en los municipios de Culiac�n, Navolato, Guasave, Angostura, Sinaloa y Mocorito.

Algunas danzas populares del folklore sinaloense, como la Pascola y la bell�sima Danza del Venado, tambi�n tienen origen prehisp�nico. Asimismo, en los medios rurales del estado subsiste la forma antigua de construir las casas con varas entrelazadas y recubiertas de barro, que se adaptan muy bien al calor del campo sinaloense.

Lo anterior, es s�lo una muestra de c�mo ha perdurado lo prehisp�nico en la cultura de los sinaloenses. El pasado, de distintos modos, se perpet�a en el presente, y no debemos ver tan lejanos a los antepasados prehisp�nicos, que si cinco siglos parecen mucho tiempo, no lo es tanto como para borrar la huella de quienes nos precedieron.


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