Responder a esta pregunta no es f�cil porque no hubo registros de poblaci�n entre los ind�genas prehisp�nicos del territorio. Para la �poca colonial disponemos de algunos documentos que contienen informaci�n sobre el n�mero de habitantes que hab�a en algunas regiones. De estos documentos los m�s importantes son los registros parroquiales de bautismos, matrimonios y defunciones; hay otros como los padrones levantados por las autoridades civiles para el cobro del tributo y de otros impuestos, informes que hac�an los obispos en el curso de sus visitas pastorales, relaciones escritas por misioneros e informes hechos con motivo de alg�n suceso excepcional como las grandes epidemias que azotaban a la poblaci�n y causaban muchas defunciones.
La informaci�n de estos documentos es fragmentaria; se refiere a territorios
limitados y con frecuencia carece de continuidad; sin embargo, a partir de estos
datos los dem�grafos pueden obtener cifras de poblaci�n incluso para �pocas
pasadas. La demograf�a es una ciencia muy avanzada que estudia las variaciones
en el tama�o de la poblaci�n de las sociedades. Los dem�grafos han elaborado
formas de c�lculo estad�stico que les permiten inferir datos generales a partir
de la informaci�n fragmentaria de las fuentes.
UADRO II.1.
Poblaci�n ind�gena estimada para el a�o 1530.UENTE:
Peter Gerhard, La frontera norte de Nueva Espa�a, p.
310. T�ngase en cuenta que la poblaci�n cahita est� calculada para los ind�genas que ocupaban el territorio entre los r�os Mocorito y Mayo, es decir, incluyendo parte de lo que hoy es el estado de Sonora, y que no se proporciona informaci�n sobre los ind�genas acaxees, xiximes, guasaves y achires. El n�mero de cahitas que aparece en el cuadro sobrepasa la cifra real, tal vez en una tercera parte, pero es preferible dejar la cifra como fue calculada, ya que no afecta mucho las comparaciones que pretendemos hacer. Por otra parte, la falta de datos sobre acarees, xiximes, guasaves y achires no altera significativamente el total porque estos ind�genas fueron pocos en comparaci�n con los tahues, totorames y cahitas. En efecto, los territorios que habitaban, que eran las alturas de la sierra o las marismas de la costa, no permit�an el desarrollo de una poblaci�n numerosa por falta de espacio adecuado para la sobrevivencia en aquel tiempo.