Francisco de Ibarra y el Reino de la Nueva Vizcaya


En los a�os en que los espa�oles de la provincia de Culiac�n a duras penas lograban sobrevivir, desde el centro de la Nueva Espa�a hab�a surgido otro movimiento de expansi�n hacia el norte. El motivo fue que en Zacatecas se hab�an descubierto muy ricos yacimientos de plata (1546), por lo que pronto se pobl� esa ciudad y un amplio territorio entre ella, M�xico y Guadalajara. Un rico vizca�no llamado Diego de Ibarra, quien hizo su fortuna en Zacatecas con las minas y la ganader�a, reclut� un considerable ej�rcito, bien armado, lo puso bajo el mando de su sobrino el joven Francisco de Ibarra y lo envi� hacia el norte en 1554 con la misi�n de explorar la tierra, descubrir minas, fundar villas y evangelizar a los indios. Durante ocho a�os el joven capit�n recorri� los territorios que hoy forman el estado de Durango y logr� consolidar su poblamiento, por lo que fue nombrado gobernador de ese nuevo dominio espa�ol al que pusieron por nombre Reino de la Nueva Vizcaya y tuvo por capital la villa de Durango. Este reino naci� al amparo del grupo pol�tico que dominaba en la Nueva Espa�a y fue creado, entre otros objetivos, para cercar a la Nueva Galicia por el oriente e impedir su expansi�n. Los dos grandes adversarios, Hern�n Cort�s y Nu�o de Guzm�n, ya hab�an desaparecido del ambiente pol�tico, pero sus respectivos sucesores alimentaron por mucho tiempo la rivalidad entre la Nueva Espa�a y la Nueva Galicia.

En el a�o de 1564, el ahora gobernador Francisco de Ibarra, con 100 soldados espa�oles e indios auxiliares, cruz� la sierra de Topia y descendi� a la provincia de Culiac�n. De la villa de San Miguel parti� hacia el norte sin que los indios cahitas opusieran resistencia, lleg� al sitio donde estuvo la villa de San Jer�nimo de los Corazones con �nimo de castigar a los indios que mataron espa�oles, pero se abstuvo de hacerlo cuando se enter� de que la causa de la destrucci�n de la villa hab�an sido los propios soldados que V�zquez de Coronado dejara como pobladores, quienes hab�an matado ind�genas y violado a sus mujeres. Francisco de Ibarra volvi� al sur y al llegar al R�o Fuerte fund� la villa de San Juan Bautista de Carapoa en alg�n punto que desconocemos. Creó, al menos de nombre, la provincia de Sinaloa, nombr� a Pedro Ochoa Garrapa como alcalde mayor y reparti� generosas encomiendas de indios mayos y yaquis a los soldados que quedaron como pobladores. Despu�s volvi� a la provincia de Culiac�n para reforzar su ej�rcito y emprender la reconquista de Chametla. La fundaci�n de la provincia de Sinaloa y de la villa de San Juan Bautista de Carapoa ten�a por objetivo implantar el dominio espa�ol sobre los cahitas y anexar su territorio al Reino de la Nueva Vizcaya; sin embargo, los encomenderos no pudieron obligarlos a pagar tributo ni a prestar servicios personales a los espa�oles, y en cambio lograron irritar a los indios por lo que, ante la amenaza de alg�n hecho violento, los pobladores prefirieron volver a Culiac�n.

Francisco de Ibarra tuvo mejor fortuna en la reconquista de Chametla que en la provincia de Sinaloa, pues consigui� vencer a los indios xiximes y descubri� importantes minas de plata en Copala, P�nuco, Maloya y San Marcial. En 1565, fund� la villa de San Sebasti�n (hoy Concordia) para que fuera cabecera de la provincia, que ahora se llamar�a San Sebasti�n y ser�a parte del Reino de la Nueva Vizcaya. El poblamiento de San Sebasti�n fue m�s duradero porque el gobernador hizo inversiones para trabajar las minas, lo que atrajo a pobladores espa�oles de otros lugares. El principal problema de �stos en la provincia de San Sebasti�n fue la falta de trabajadores ind�genas. Francisco de Ibarra muri� en el mineral de P�nuco, en 1575, a la edad de 36 a�os.

La expedici�n de Francisco de Ibarra tuvo consecuencias en la delimitaci�n pol�tica de los territorios del noroeste, ya que qued� establecido que la provincia de Sinaloa, limitada al sur por el R�o Mocorito y sin l�mites por el norte, pertenec�a al Reino de la Nueva Vizcaya; la provincia de San Sebasti�n tambi�n fue incorporada al reino. Ibarra tambi�n logr� poner otro l�mite, por el norte, a la expansi�n de la Nueva Galicia, y dej� a la provincia de Culiac�n separada por tierra del reino al que pertenec�a, aunque la Audiencia de Guadalajara reclam� por mucho tiempo la posesi�n de Chametla por haber sido conquista de Nu�o de Guzm�n.


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