Nuevos intentos de los espa�oles por dominar la provincia de Sinaloa


Hacia el a�o 1564, cuando Francisco de Ibarra recorri� las tierras cahitas, ya se usaba el nombre "Sinaloa" para designar de manera gen�rica a los territorios situados al norte del R�o Mocorito. El mismo Ibarra hab�a fundado la provincia de Sinaloa, pero s�lo exist�a de nombre porque los espa�oles no dominaban a los cahitas. Sin embargo, el inter�s de los gobernantes espa�oles por dominar Sinaloa iba en aumento: la poblaci�n ind�gena era numerosa, y aunque no estaba sometida era una fuente posible de trabajadores para las empresas que los espa�oles establecieran; adem�s, hab�a fundadas esperanzas de encontrar plata en aquellas serran�as. Para dominar un territorio no bastaba con vencer a los indios, tambi�n era necesario que vinieran colonos espa�oles a establecerse, es decir, que crearan empresas para explotar los recursos naturales de la zona.

De lo ocurrido en Sinaloa entre 1565 y 1590 da cuenta el cronista Antonio Ruiz en una amena relaci�n que entonces escribi� y de la cual tomamos la informaci�n de este apartado. Despu�s de que se despobl� la villa de San Juan Bautista de Carapoa, s�lo algunos osados espa�oles permanecieron allende el R�o Mocorito ocupados en el pastoreo de ganado mayor, as� como dos frailes franciscanos del convento de la villa de San Miguel que estaban empe�ados en evangelizar a los cahitas. Pero los indios no quer�an m�s espa�oles en sus tierras y los hostilizaron e incluso mataron a los frailes Pablo de Santa Mar�a y Juan de Herrera. Por este motivo no hubo m�s espa�oles en Sinaloa durante los siguientes 20 a�os.

Hacia 1584, el gobernador de Nueva Vizcaya, Hernando de Baz�n, facult� al capit�n Pedro de Montoya para que poblara Sinaloa hasta el R�o Yaqui. Con una partida de 36 soldados a caballo, Montoya penetr� en Sinaloa hasta el R�o Fuerte, e hizo violentos escarmientos entre los indios que hab�an matado espa�oles. Luego reconstruy� la villa de Carapoa, ahora bajo la advocaci�n de los santos Felipe y Santiago, reparti� encomiendas entre los soldados que se quedar�an a poblar y orden� que trasladaran a sus familias, que hab�an quedado en la villa de San Miguel de Culiac�n. Pero los espa�oles no lograron que los cahitas pagaran tributo. Indios zuaques mataron a Montoya y a 12 soldados; los sobrevivientes abandonaron la villa e iniciaron la retirada hacia Culiac�n.

En 1585, el gobernador De Baz�n se present� en Sinaloa al frente de un considerable ej�rcito de 100 soldados de caballer�a para vengar la muerte de Montoya y asegurar que la provincia se mantuviera poblada. Orden� que los fugitivos de Carapoa quedaran en el R�o Sinaloa mientras �l venc�a a los indios. Hernando de Baz�n avanz� con su ej�rcito hasta el R�o Mayo, donde fue estrepitosamente derrotado por los cahitas, quienes ya hab�an perdido el miedo a las armas de fuego y aprendido t�cticas para neutralizar las ventajas militares de los espa�oles. Fue en ese a�o cuando los pobladores que hab�an dejado Carapoa se asentaron definitivamente en las m�rgenes del R�o Sinaloa, donde fundaron la villa de San Felipe y Santiago de Sinaloa (hoy Sinaloa de Leyva), que fue la cabecera de la provincia.

Fue tambi�n por esas fechas cuando unos exploradores espa�oles encontraron plata de buena ley en la sierra de Ch�nipas, en el curso alto del R�o Fuerte, con lo que se abri� la posibilidad de atraer pobladores espa�oles a Sinaloa. Pero no ocurri� de inmediato, pues en 1590 s�lo hab�a cinco vecinos en la villa de San Felipe y Santiago de Sinaloa: Tom�s de Soberanes, Bartolom� de Mondrag�n, Juan Mart�nez del Castillo, Juan Caballero y Antonio Ruiz, el cronista de la provincia de Sinaloa.


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