5. Las expresiones culturales

5. Las expresiones culturales


Si Tabasco es una tierra prol�fica en r�os, pantanos y selvas, lo ha sido tambi�n en publicaciones peri�dicas. La palabra ha sido tan exuberante como el verde y azul de su paisaje. Francisco J. Santamar�a contabiliza m�s de 400 diarios, semanarios y revistas de todo g�nero: literario, pol�tico, hist�rico, comercial, etc., en el transcurso de un siglo: desde la publicaci�n El Argos, en 1825, hasta Tabasco Nuevo, en 1935. En la primera se emple� el sistema de Gutenberg en Tabasco, y la segunda se produjo fuera de la entidad; para ser m�s precisos, en el Distrito Federal. Este periodo se caracteriz� por la aceptaci�n formal del estado a sumarse a la Federaci�n hasta integrarse realmente a los vaivenes de la pol�tica nacional cuando lleg� a su fin el periodo dominado por Tom�s Garrido Canabal.

Los tiempos de esas publicaciones fueron marcados por los momentos estelares de la pol�tica. La Bohemia Tabasque�a, cuya primera �poca se inici� el 23 de octubre de 1898, en tanto que la segunda dur� de 1903 a 1904, fue la m�s depurada, por sus intenciones abiertamente literarias. Reuni� a poetas y narradores como Carlos Ramos, su fundador, Andr�s Calc�neo D�az, Arcadio Zentella (hijo), Felipe A. Margalli, Lorenzo Calzada, Salom�n Taracena y Fernando Duke de Estrada (Ferdu De Essan). "Esta publicaci�n —dec�a la presentaci�n—, exclusivamente literaria, trae el contingente con que un grupo de j�venes tabasque�os contribuye a las labores del pensamiento [...]. As� pues, La bohemia Tabasque�a no es otra cosa que un �lbum, una galer�a en donde cada nuevo artista depositar� sus trabajos con el �nico objeto de dar una muestra de vida regional en el vigoroso movimiento literario de la presente �poca hist�rica".

Sin el reconocimiento for�neo que alcanzaron entonces sus antecesores Arcadio Zentella, S�nchez M�rmol y Manuel Mestre Ghigliazza, fue Andr�s Calc�neo D�az quien logr� una mayor impresi�n con sus escritos, precisamente por su mestizaje entre la literatura y la pol�tica. Calc�neo ser�a la primera v�ctima del Comit� de Salubridad P�blica que, luego del asesinato de Francisco I. Madero, lo enjuici� y conden� por su participaci�n pol�tica y por dedicarle a �ste uno de sus versos: "Fue tu labor insigne cristiana y justiciera:/ por ti los mercaderes huyeron del santuario;/ y, negado y vendido, moriste en un calvario, de frente a lo futuro, so�ando en tu Quimera".

La Revista Tabasco, publicada tambi�n en San Juan Bautista en 1906, fue fundada por Manuel Mestre Ghigliazza, impulsor y creador de otras revistas. Aunque su nombre se hab�a utilizado en diferentes ocasiones, la etapa en que circul� era importante, porque imperaba la cr�tica contra la dictadura; eso la convirti� en una revista de franca oposici�n a Porfirio D�az y, en la entidad, al gobierno de Abraham Bandala. La Revista Tabasco dio origen al primer litigio pol�tico en contra de un grupo "revolucionario". En balde, varios obreros firmaron una hoja suelta con el t�tulo de Alerta, distribuida el 25 de marzo de 1906; pero la imprenta fue cerrada y hubo orden de aprehensi�n contra Andr�s Calc�neo D�az y Andr�s Gonz�lez. Mestre fue a dar a la c�rcel, como le ocurri� en otras ocasiones.

Con la aparici�n de Tabasco Gr�fico el 11 de enero de 1914, la pol�tica est� ya m�s claramente orientada; cuando menos en ese estado, porque Victoriano Huerta sigue en el poder, pero las indefiniciones internas han cesado y los acontecimientos futuros no habr�n de cancelar una publicaci�n que sobrevive hasta el 7 de julio de 1917. Dirigido por Justo A. Santa Anna, muy destacado por su promoci�n de las letras, Surgi� con el objetivo de sintetizar "toda el alma art�stica tabasque�a", con la participaci�n de Bernardo del �guila, C�sar Pellicer, Manuel Antonio Romero, Alfonso Taracena y Ernesto Trujillo.

Combinaba versos con prosa, informaci�n art�stica con reportajes sobre las funciones en el teatro Merino, con espect�culos de bataclanas, entre las que destac� Mar�a Conesa, y sobre el teatro de altura que hac�a do�a Virginia F�bregas. Sus reportajes pol�ticos consist�an en mencionar la presencia de alg�n funcionario o pol�tico en las tertulias de las mejores familias de la sociedad tabasque�a. Dif�cil de olvidar resulta la fotograf�a en la cual se da cuenta de la asistencia a un baile del general Francisco J. M�gica, ya como enviado de don Venustiano Carranza. Aparec�a en un jard�n, rodeado de se�oritas con ligeros vestidos de gasa blanca, apoyado en un enorme jarr�n chino. Los mismos redactores hacen una s�ntesis de lo que fue su revista:

En general, durante el porfiriato la cultura en Tabasco estuvo marcada por la creaci�n del Instituto Ju�rez el 1� de enero de 1879, semillero desde el cual ser�an reivindicados los pensadores que dejaron huella en el pasado, como C�rdenas, Ruiz de la Pe�a y Alpuche. Como formador de nuevas generaciones, en cuyas ideas los alumnos podr�an contemplar "Nuestro siglo, la �poca en que vivimos est� presenciando la animada, la deslumbradora contienda renovada bajo nuevas formas por el materialismo y el espiritualismo".

Las narraciones literarias que tuvieron como escenario el territorio tabasque�o muestran particularidades que las distinguen de aquellas que se ubican en otros lugares del pa�s. "En estas tierras las cosas pasan de otro modo", la literatura se mueve entre la indomable naturaleza del sureste y la pasi�n amorosa o pol�tica. Son escasos los ejemplos de novelas intimistas; el paisaje tabasque�o propici� m�s bien historias abiertas, orientadas casi siempre a la propaganda pol�tica. Quiz� por eso la mayor�a de las novelas permanecen ocultas por olvido, o porque no alcanzaron el estatus que pretend�an y se limitaron a dar a conocer una posici�n, un mero testimonio del partido que sus autores tomaron, con su respectivo sesgo ideol�gico.

Poetas y narradores poblar�n el territorio tabasque�o como para demostrar que sus hombres y mujeres dif�cilmente pueden sustraerse a sus encantos y a las pasiones que despierta. Manuel S�nchez M�rmol abrir� el camino de la novela a los nativos de Tabasco con El misionero de la cruz (1860), que se ubica m�s bien en Yucat�n, a cuyo destino ha estado hist�ricamente unido ese estado. Durante un siglo se escribir�n una cincuentena de novelas, entre hist�ricas, costumbristas, patri�ticas y rom�nticas. Sin embargo, dos periodos han atra�do particularmente la atenci�n de los escritores: el revolucionario y el garridista. Este �ltimo ha servido incluso de motivo para la creaci�n de un par de buenas novelas escritas por extranjeros.

Entre las novelas del siglo XIX destaca, si se mide por su repercusi�n nacional, la novela Perico (1885), que se propuso crear una literatura con sabor local; los episodios que la conforman hab�an aparecido ya en el semanario La idea, con el nombre de En esta tierra (Esbozos de la brocha). En M�xico fue considerada una de las primeras novelas realistas, aunque con pincelazos rom�nticos; pero Perico es ante todo "una verdadera tragedia campesina", dec�a S�nchez M�rmol, y tiene un ineludible car�cter de denuncia del porfiriato. Esta obra fue publicada en la capital del estado: San Juan Bautista, (hoy Villahermosa) y no en la ciudad de M�xico, tal vez para burlar la censura del r�gimen.

Como El Periquillo Sarniento, Perico es la aventura de un don nadie que se hace hombre burlando las condiciones sociales y pol�ticas de un orden que est� por extinguirse. En este sentido, es uno de los relatos que presienten la Revoluci�n. Se simpatiza con el personaje, y el lector respira tranquilo cuando, �al fin!, aqu�l logra cruzar el r�o Mezcalapa y se interna en la jurisdicci�n de Chiapas, fuera del alcance de sus perseguidores. Aqu� la naturaleza aparece como aliada, pero lo positivo o favorable de esa relaci�n s�lo aparecer� en esta novela.


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