7.Entre la ficci�n y la realidad

7. Entre la ficci�n y la realidad


Con antecedentes que se remontan de manera particular al siglo XIX, la literatura en Tabasco cont� con varios representantes. Las narraciones literarias que tuvieron como escenario el territorio tabasque�o muestran peculiaridades que las distinguen de las producidas en otros lugares del pa�s. "En estas tierras las cosas suceden de otro modo", la literatura se mueve entre la indomable naturaleza del sureste, la pasi�n amorosa y la envolvente pol�tica. Son escasos los ejemplos de novelas intimistas porque el paisaje tabasque�o propici� historias abiertas y orientadas por las posiciones pol�ticas. Quiz� ello explica en parte por qu� muchas permanecen en el olvido, sin haber alcanzado el estatus que pretend�an.

Salvo la novela Perico, de Arcadio Zentella (1895), este tipo de literatura prevaleci� m�s en el periodo revolucionario. En la cr�nica novelada Paludismo, de Bernardino Mena Brito, la relaci�n entre la naturaleza voluptuosa de Tabasco y el hombre consiste en descender a los infiernos dantescos. La obra ofrece el punto de vista sincero de un personaje que cree en la trascendencia de sus acciones, pero es hostilizado por la naturaleza y por hombres movidos por su af�n de poder. La novela es el relato alucinante de los inicios de la Revoluci�n en Tabasco, de los primeros reclutamientos cuando, en 1913, luego del asesinato de Madero, los revolucionarios se agruparon en torno a la figura de Carranza. En el caso de Tabasco se escenifica la adhesi�n a las tropas de Carlos Greene, quien puso a disposici�n de los revolucionarios su finca de San Pedro para el resguardo de armas y municiones.

Con su relato Un ni�o en la Revoluci�n mexicana, Andr�s Iduarte se sit�a lejos de la epopeya heroica, con pretensiones m�s modestas pero con mayor �xito en cuanto a sus alcances. El narrador s�lo quiere expresar su punto de vista, el testimonio de lo que vio o le contaron; relatar sus vivencias infantiles; hablar acerca de su familia, de la sociedad y de la irrupci�n del movimiento revolucionario en San Juan Bautista, Tabasco, la capital "m�s tropical de M�xico", la que m�s se parece a esos panoramas exuberantes que han mostrado al mundo Jos� Eustasio Rivera y R�mulo Gallegos. En Tabasco, donde se desprecia la muerte y privan varios conceptos sobre el honor, el autor conoci� la lealtad y aprendi� que "en las luchas pol�ticas lo sentimental impera sobre lo doctrinario". Iduarte hace una cr�nica novelada que ve el lado bueno, por as� decirlo, de una sociedad que finc� su organizaci�n en los valores m�s preciados de la �poca porfirista, como lo hizo, por ejemplo, la familia Foucher, a la cual pertenec�a la madre del narrador durante la Francia posrevolucionaria.

Ante el avance amenazador de los batallones revolucionarios, no queda m�s que la huida, por la noche, sin poderse llevar ni los juguetes ni el piano. Luego vino la larga traves�a sobre el r�o Grijalva hasta llegar a Campeche, para pasar despu�s a Veracruz, y de ah�, por ferrocarril, al Distrito Federal, donde los expulsados por la Revoluci�n se refugiaron en las colonias Roma y San Rafael.

Como el mismo autor rememor� en El mundo sonriente, no obstante el odio de las familias porfiristas contra Obreg�n, Calles y Garrido Canabal, ese sentimiento fue punto de uni�n de los trasterrados tabasque�os en la colonia Roma, que se "[...] convirti� en una prolongaci�n de nuestra provincia cordial y apasionada cuando arreci� la lucha contra el gobierno del licenciado Tom�s Garrido Canabal", a quien ese grupo llam� Dimas, el Rojo.

La narrativa tabasque�a, que tiene como escenario la exuberancia, el verdor y el agua, desemboca inevitablemente en las novelas del periodo dominado por Garrido, cuyos radicalismos y excesos ti�eron de rojo el territorio tabasque�o, el color de la venganza, de la pol�tica y de la muerte.

Por su parte, en su relato Los abrasados. Novela tropical (1937), Alfonso Taracena retrata al l�der m�ximo que gobierna Tabasco, sin mencionar nunca su nombre. Se trata de una narraci�n que busca descubrir las relaciones que se establecen entre los caudillos nacionales m�s poderosos y los caciques locales, quienes llegan a cometer los cr�menes m�s sangrientos en su af�n de poder y de riqueza. La intenci�n obvia es desmitificar al caudillo de su estado natal, quien hizo del terror y la intolerancia los valores dominantes en su �poca.

M�s que novela, Los abrasados es una biograf�a velada, simplona y llena de lugares comunes. En los rasgos difundidos por las se�oritas decentes, Garrido era inmortalizado como un "comecuras", un cacique sin fuerza (sic) y sin honestidad para llevar adelante un proyecto de superaci�n en la entidad.

El fascinante paisaje de Tabasco y la pol�mica figura de Tom�s Garrido Canabal no se circunscribieron exclusivamente a la narrativa de los tabasque�os. Varios escritores extranjeros han visitado M�xico en distintos momentos de su historia, y despu�s de ello han dejado excelentes pasajes a la literatura internacional. Entre los que se interesaron en particular por Tabasco destacan dos: el ingl�s Graham Greene, que dej� sin duda la huella m�s visible con su novela El poder y la gloria (1940), y el franc�s Emmanuel Robles, con su relato Las navajas (1957)

Greene, anglicano de nacimiento, se convirti� al catolicismo en 1926, justo el a�o en que el padre Agust�n Pro desembarc� en Veracruz, para encontrarse con la muerte dos a�os despu�s. En 1938, sus editores le encargaron que visitara M�xico, y de esa visita surgi� su cr�nica de viaje Caminos sin ley (1938), donde, adem�s de mostrar un M�xico convulsionado por la expropiaci�n petrolera y por los preparativos de la rebeli�n del general Saturnino Cedillo, se encuentra la semilla de su posterior novela.

Greene sorte� varios obst�culos antes de emprender su viaje a Tabasco, hasta que logr� hacerlo por mar desde Veracruz hasta Frontera durante 41 horas. "Para saber qu� calor puede hacer en el mundo, ten�a que esperar hasta Villahermosa", a donde lleg� despu�s de otras 12 horas de viaje, para encontrarse con "el estado puritano, pantanoso, aislado, de Garrido Canabal. Garrido —as� dec�an— hab�a destruido todas las iglesias; hab�a organizado una milicia de Camisas Rojas, y hasta les hab�a hecho cruzar la frontera de Chiapas, persiguiendo iglesias y sacerdotes".

Esa tierra, donde un gobernador con fama de intolerante impuso una terrible persecuci�n religiosa, prohibi� el consumo de alcohol, cambi� la mentalidad de los ni�os y form� el grupo de los Camisas Rojas, ser� el escenario ideal para relatar la fuga y b�squeda del �ltimo sacerdote, para mostrar la utilizaci�n del pecado por la Gracia.

Seg�n la narrativa ubicada en Tabasco durante el periodo de Garrido, o se mor�a v�ctima de la polic�a o del paludismo, enfermedad siempre presente y con la que se desencadena la �ltima novela con ese escenario.

Las navajas, de Emmanuel Robles, tiene varias semejanzas con la novela de Greene; ambos relatos dan vida a personajes atormentados en parte por un medio que se vuelve incontrolable y que produce serios trastornos, y en parte por sus propias ideas. Tienen el trasfondo de la persecuci�n religiosa, la aplicaci�n de severas medidas antialc�holicas y ambas desembocaron en sendos proyectos cinematogr�ficos. Las pel�culas El fugitivo, dirigida por John Ford, est� basada en la obra de Greene; y Cela s�appelle L�aurore, de Luis Bu�uel, surge del relato de Robles.

El espacio hist�rico en las novelas que tienen como escenario Tabasco cubre un amplio periodo que va desde el porfiriato hasta los a�os treinta, cuando Tom�s Garrido Canabal gobern� la entidad hasta su partida, en 1935. La atenci�n a su particular forma de actuar no se limit� a esos a�os, pues su fama con su innegable dosis de ficci�n, se extendi� m�s all� de esa fecha, atrayendo la mirada de novelistas y hasta de cineastas. Escritores, pol�ticos, educadores y artistas dejaron huella de su paso por la exuberancia del territorio tabasque�o. Marcado por la enorme abundancia de sus recursos naturales, por el paludismo, por la persecuci�n de distinto signo, por el amor y por la pasi�n del poder, Tabasco mostr� la existencia de un M�xico diferente y poco frecuentado.


Índice generalAnteriorÍndice de capítuloSiguiente