Los a�os setenta fueron de profundos cambios para Tabasco, no s�lo por la petrolizaci�n de su econom�a y los efectos que dej�, sino porque al t�rmino de esa d�cada el censo de poblaci�n de 1980 revel� que dos y medio millones de mexicanos mencionaron pertenecer a una sociedad religiosa no cat�lica. El 12 % de la sociedad tabasque�a manifest� pertenecer a alguna iglesia de denominaci�n protestante. Si la sorpresa alcanz� a otros estados del sureste, en Tabasco no ocurri� as�, porque ya en 1960 la proporci�n m�s alta de incr�dulos se encontraba en ese estado, con m�s de 1%, mientras la media nacional era apenas de 0.57%.
Desde luego la historia de la Iglesia cat�lica y de la religiosidad en Tabasco tiene peculiaridades que no comparte con otros lugares de la Rep�blica mexicana. No se realiz� una evangelizaci�n como la del centro del pa�s, y Tabasco no rechaz� a los representantes de iglesias diferentes con la brutalidad manifestada en otras regiones. La sociedad y los pol�ticos tabasque�os fueron m�s tolerantes hacia ellas que con la Iglesia cat�lica y, probablemente, como en ninguna parte, la intenci�n pol�tica liberal de crear una Iglesia cat�lica reformista, leal al gobierno, tuvo una excepcional acogida.
Pero la idea de una Iglesia de Estado s�lo tomar�a cuerpo durante el dif�cil periodo garridista, que se pretendi� plural y termin� siendo autoritario y dr�stico respecto de las preferencias religiosas de sus coterr�neos. Los grupos religiosos no cat�licos fueron los menos afectados durante esa larga noche de la intolerancia, quiz� porque estaban fuertemente insertos en la sociedad, o tal vez porque su pr�dica pareci� m�s moderna y, por lo tanto, vinculada al progreso, al cientificismo, al liberalismo y al racionalismo que dejaron ver los impulsores de los nuevos v�nculos asociativos. Tal vez la percepci�n de los masones del siglo XIX fue importante en la aceptaci�n de los presbiterianos que desde entonces constru�an iglesias por los rumbos de la Chontalpa.
Contrarias al tradicionalismo y a la escol�stica jesu�tica, las sociedades modernas buscaron la alternativa religiosa, incluyendo la esfera educativa y por supuesto la pol�tica como caminos de acceso al universo de la modernidad, y recibieron la influencia tard�a del iluminismo, como la individualidad ciudadana heredada de la Revoluci�n francesa y el democratismo por la v�a de los Estados Unidos, de donde tambi�n llegaba con fuerza el puritanismo.
La reacci�n de la Iglesia cat�lica fue de hostilidad, y c�mo no hab�a de serlo si en M�xico perd�a terreno conforme se expand�a la herencia jacobina de los liberales del XIX, primero, y de los de la Revoluci�n, despu�s. As�, la di�spora de creencias religiosas se reforz� luego de la cruenta lucha entre la Iglesia cat�lica y el Estado entre 1926 y 1929, as� como con el cambio que se desat� a partir de los a�os cuarenta. En un pa�s definido tradicionalmente como cat�lico, apost�lico, romano y guadalupano, s�lo el Tabasco de Garrido Canabal entre otros estados anticlericales extendi� su sombra m�s all� del periodo de los callistas. Las nuevas creencias religiosas crec�an soterradamente. C�mo mostrarse en forma abierta en un ambiente de intolerancia tanto del Estado como de la misma Iglesia cat�lica, aunque esta �ltima instituci�n ha albergado una corriente que, a partir del Concilio Vaticano II y de los documentos de Medell�n y Puebla, ha desarrollado un trabajo intenso en Tabasco con la organizaci�n de las comunidades eclesiales de base:
Cuentan con una nueva y vigorosa evangelizaci�n que tiene presente el compromiso con la realidad de su pueblo necesitado; est�n dispuestos a denunciar injusticias y atropellos a los derechos del pueblo, y buscan una espiritualidad y una teolog�a encarnadas en la historia.
Este sector de la Iglesia cat�lica ha denunciado la existencia de grupos de poder pol�ticos y econ�micos, como se desprende del documento La comunidad eclesial de base dice su palabra, as� como la influencia negativa de la industria petrolera, los desajustes en los costos de la vida, el deterioro e inutilizaci�n de tierras de cultivo y los accidentes, entre otras cuestiones. Ha participado en la organizaci�n de organismos no gubernamentales (ONG) que trabajan en favor de los derechos humanos.
Pueden distinguirse en Tabasco 32 grupos religiosos no cat�licos, agrupados en cuatro tipos:
a) El protestantismo hist�rico, en el cual destacan la iglesia Evang�lica
Nacional Presbiteriana, con 165 congregaciones, y la Baustista con 24.
b) El protestantismo pentecostal, que concentra a las dos quintas partes (38.3%)
de los no cat�licos, y que se agrupan en las iglesias de la Asamblea de Dios,
la de Dios del Evangelio Completo y la Apost�lica de la Fe en Cristo Jes�s.
c) El protestantismo de santificaci�n, con las iglesias adventistas del S�ptimo
D�a, la m�s destacada, que cuenta con 79 congregaciones.
d) El protestantismo disidente cuenta con las denominaciones m�s importantes
de Testigos de Jehov� y la de los Santos de los �ltimos D�as (mormones).
La otra sorpresa, pero vinculada a la peculiar historia de la religiosidad en Tabasco, fue que el l�der del Pacto Ribere�o, Eulogio M�ndez P�rez, era pastor de la Iglesia presbiteriana. Quiz� sin v�nculo con su paisano del mismo apellido, don Gregorio M�ndez, oficiaba en el mismo ritual introducido por �l un siglo atr�s. Pero entonces la correlaci�n entre cat�licos y protestantes se hab�a invertido, porque independientemente del n�mero de feligreses, hab�a en Tabasco 925 templos cat�licos y 1 651 dedicados a denominaciones protestantes.
En julio de 1981 los adventistas del S�ptimo D�a realizaron una convenci�n en el parque "Tom�s Garrido Canabal", y al pie de la escultura que lo representa, de pie y con la mirada decidida, se reunieron cerca de 2 500 personas; desde entonces, ese lugar emblem�tico sigue siendo el centro preferido de sus reuniones. En septiembre del mismo a�o el predicador William Graham logr� reunir en el estadio de beisbol a m�s de 5 000 de sus seguidores; le han seguido Yiye y William Soto Santiago.
Todas esas evidencias coinciden con los datos, porque s�lo entre 1970 y 1980 la poblaci�n protestante en Tabasco aument� de 70 185 personas a 148 757, lo cual significa un crecimiento de 110%, mientras que la poblaci�n cat�lica s�lo aument� 25%. Los municipios de Huimanguillo, C�rdenas, Centro y Comalcalco re�nen el mayor n�mero de templos no cat�licos, entre los cuales destacan 544 de los presbiterianos, 410 de los adventistas del S�ptimo D�a, 214 de pentecostales y 142 del evangelio completo.
Hay quien hace coincidir como Jos� Eduardo Beltr�n esta explosi�n de las iglesias no cat�licas con la secuela del auge petrolero, pero no deja de se�alarse que
El vertiginoso ascenso del protestantismo es la mejor prueba de que estas religiones se han compenetrado de las necesidades y aspiraciones de la poblaci�n; es decir, son funcionales en el contexto tabasque�o. Sin embargo, toda religi�n trae consigo una ideolog�a, la cual condiciona las actitudes de sus practicantes e influye en su comportamiento. De ese modo, el crecimiento del protestantismo en la Chontalpa es un elemento digno de tomarse en cuenta en el aspecto ideol�gico del conflicto entre los campesinos y Pemex, aun cuando las iglesias, como tales, no hayan participado.
No obstante, suponer que esa ideolog�a difundida puede ser una expresi�n de la penetraci�n extranjera es una posici�n muy limitada porque, seg�n Gilberto Gim�nez en Sectas religiosas en el sureste..., existe tambi�n "un transfondo de protesta contra la rigidez estructural de las iglesias". Esta idea concuerda bien con la Iglesia cat�lica, que en general no tuvo una respuesta frente a la nueva percepci�n religiosa, m�s abierta y acorde con los tiempos de la pluralidad social y pol�tica.
Ahora es f�cil encontrar en Tabasco funcionarios p�blicos y profesionistas adscritos a iglesias no cat�licas. Un caso por dem�s paradigm�tico es el de Lenin Falc�n, quien fuera l�der de la secci�n XXVI del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la Rep�blica Mexicana (STPRM) y presidente municipal de Macuspana de 1983 a 1985; apoyado por Fidel Vel�zquez, fue asesinado m�s tarde por el bando contrario, el del grupo m�s poderoso que ha tenido ese sindicato. Pero, por otra parte, entre los sobrevivientes del garridismo se encuentran personas que renegaron del catolicismo, pero no de otra forma de religiosidad; ellos son evangelistas o presbiterianos.
Es curioso que de la intolerancia que predomin� en esa �poca se pasara a la
pluralidad religiosa que vive Tabasco en la actualidad y que, pese a las diferencias,
la identidad como tabasque�os no parece alterada. La �poca de Garrido, con su
persecuci�n religiosa, abri� el camino a las otras iglesias, pero el momento
actual tambi�n es producto de las formas de evangelizaci�n y de la escasa presencia
de la Iglesia cat�lica en la zona. �sta particip� en la conquista de su territorio
abriendo el c�rculo que ahora se cierra y que, en lugar de una sola creencia,
asume m�ltiples pr�dicas cuya importancia no se previ�, como tampoco es previsible
un futuro sin tolerancia y sin pluralidad.