El fin del periodo reformista


En el estado de Zacatecas, la principal respuesta a las reformas econ�micas, pol�ticas y sociales emprendidas por el gobierno del general L�zaro C�rdenas estuvo a cargo de los propietarios rurales.

La formalizaci�n del reparto agrario fue lenta, lo que provoc� reacciones diferenciadas y un profundo impacto econ�mico y pol�tico en el estado. Por una parte, alegando la inseguridad en la tenencia de la tierra, los viejos hacendados se negaban a producir, agravando los problemas econ�micos de la entidad. Por la otra, los peque�os propietarios sent�an que su participaci�n en la lucha revolucionaria no era reconocida ni aceptada, y se inclinaban hacia la oposici�n a C�rdenas.

El temor a las consecuencias pol�ticas del radicalismo agrario llev� a los dirigentes estatales a figurar entre los principales operadores de la pol�tica de moderaci�n decidida por el general C�rdenas despu�s de la expropiaci�n petrolera. J. F�lix Ba�uelos fue uno de los primeros gobernadores que celebr� un congreso campesino para evitar, por medio del di�logo, la divisi�n de los zacatecanos.

A pesar de la importancia que tuvo dicho evento, celebrado en 1938, la inconformidad con el rumbo que tomaba la pol�tica nacional se manifest� nuevamente durante la sucesi�n presidencial de 1940. El gobernador zacatecano fue uno de los pocos que se abstuvo de dar su apoyo pol�tico y financiero a la campaña presidencial del general Manuel �vila Camacho, y la liga campesina de Zacatecas se coloc� en minor�a dentro de la Confederaci�n Nacional Campesina (CNC) durante el proceso de selecci�n del candidato del Partido de la Revoluci�n Mexicana (PRM) a la presidencia de la Rep�blica.

La discrepancia se llev� m�s all� de las diferencias que se manifestaron en las filas del partido en el poder en el momento de la selecci�n de su candidato. En Zacatecas, Juan Andrew Almaz�n, el abanderado de la oposici�n, logr� un significativo apoyo de grupos pol�ticos activos en el (PRM) y, de acuerdo con conjeturas, un considerable n�mero de votos en la elecci�n presidencial.

El conflicto provocado por la sucesi�n del jefe del Poder Ejecutivo federal se prolong� a lo largo de la gubernatura del general P�nfilo Natera (1940-1944). Los enfrentamientos y rupturas entre los miembros del PRM se presentaron como una constante en los procesos electorales locales, lo que dificult� el funcionamiento de los mecanismos internos que, a nivel nacional, afianzaron la hegemon�a del partido.

La penosa situaci�n econ�mica provocada por la segunda Guerra Mundial dej� su huella en el gobierno del general Natera. El descontento por la carest�a dio lugar a la protesta de los habitantes de las zonas urbanas y a una huelga de los mineros de Fresnillo que arroj� su saldo desfavorable para los trabajadores.


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