La ganader�a


Al iniciarse los a�os sesenta, la ganader�a zacatecana no lograba recuperar los niveles de producci�n e inventarios del siglo anterior. El gobierno de Leobardo Reynoso hab�a apoyado esta actividad de diversas formas: con subsidios entregados directamente a la Uni�n Ganadera Regional, aportando recursos para la celebraci�n de la exposici�n ganadera y contrarrestando los excesos de la Comisi�n M�xico-Americana de lucha contra la fiebre aftosa.

A pesar de la intervenci�n del gobernador para evitar que las reses sanas fueran sacrificadas, la enfermedad y las restricciones a las importaciones de ganado en los Estados Unidos influyeron en la declinaci�n de esta actividad. La cat�strofe econ�mica se evit� gracias a la autorizaci�n del gobierno federal para que el ganado zacatecano se enviara a los rastros de la ciudad de M�xico. Sin embargo, los ganaderos zacatecanos, a diferencia de los de otras entidades del pa�s, no aprovecharon el cierre del mercado externo a la exportaci�n de ganado en pie, para establecer empacadoras que permitieran el env�o de carne procesada al vecino pa�s del norte.

Al asumir la gubernatura, Rodr�guez El�as decidi� que Zacatecas retomara su vocaci�n ganadera. Esta actividad era, desde su punto de vista, la que mejor respond�a a las caracter�sticas ecol�gicas de la entidad. Su programa de recuperaci�n de las zonas ganaderas requer�a del apoyo crediticio para los productores, de la inversi�n p�blica y de la asistencia t�cnica de la Secretar�a de Agricultura y Ganader�a.

La Uni�n Ganadera Regional recibi� con benepl�cito el inter�s del gobernador por impulsar el desarrollo de la actividad y se convirti� en interlocutora privilegiada del gobierno.

Los apoyos gubernamentales no se escatimaron. La exportaci�n de ganado en pie a los Estados Unidos constituy� un incentivo para los productores zacatecanos que el gobierno estatal supo valorar. Lograr el acceso al mercado estadunidense no fue f�cil dado que Zacatecas estaba considerada oficialmente como una zona infestada de garrapata.

La confianza del gobernador en el futuro de la ganader�a se fue afianzando conforme avanzaba su mandato y aparec�an los primeros logros. A �l no le preocup� el hecho de que la entidad se especializara en una sola actividad, ni el riesgo de que las decisiones de la inversi�n (y, por lo tanto, del ritmo de crecimiento econ�mico en la entidad) quedaran en manos de un solo grupo de poder econ�mico.

La evaluaci�n de fin de sexenio mostr�, por el contrario, que ninguno de estos dos aspectos pod�a desestimarse. La ganader�a no avanz� con la firmeza ni la rapidez que se esperaba porque las inversiones destinadas al mejoramiento y creaci�n de abrevaderos, al cultivo de pastizales y a la modernizaci�n de los establos no fueron de la cuant�a requerida. Los ganaderos esgrimieron el argumento de la inseguridad en la tenencia de la tierra, al igual que en la d�cada de los cuarenta, para explicar la insuficiente respuesta a los incentivos provenientes no s�lo de la pol�tica econ�mica federal y estatal sino tambi�n del mercado. Precios y demanda se manten�an al alza tanto en el mercado interno como en el de exportaci�n, tanto para el ganado en pie como el de engorda y las carnes en canal o deshuesadas exportadas a los Estados Unidos.

Las oportunidades de desarrollo de la ganader�a zacatecana fueron lamentablemente desaprovechadas. Los ganaderos se desempe�aron al margen de la l�gica econ�mica guiados por el temor de la p�rdida de las tierras. La pol�tica agraria del gobierno federal y estatal, orientada a dar por terminado el reparto agrario, poco sirvi� para tranquilizar a los ganaderos. Desde su punto de vista, la seguridad pol�tica ofrecida por el gobernador y el presidente D�az Ordaz no eliminaban los riesgos derivados del marco jur�dico en que se desenvolv�an las actividades en el agro.

Al iniciarse la d�cada de los ochenta, el panorama de la ganader�a era desalentador. La deficiente tecnolog�a empleada en esta actividad, sobre todo en lo concerniente al ganado bovino, hac�a que Zacatecas mantuviera una productividad muy por debajo de la existente en otros estados. La exportaci�n de ganado en pie y en canal era pr�cticamente la �nica actividad agropecuaria generadora de divisas. Y, a pesar de ello, la cuota de exportaci�n fijada al estado por estado por la Secretar�a de Comercio no se cumpl�a.

La estrategia seguida en este sector durante el gobierno del profesor Cervantes Corona consisti� en aumentar los cr�ditos p�blicos y privados a la ganader�a, continuar el mejoramiento de razas por medio del canje de sementales e impulsar la creaci�n de establos colectivos y familiares como una forma de mejorar la alimentaci�n familiar y de aumentar la participaci�n del sector ejidal en la producci�n de leche. La ganader�a no mostraba, sin embargo, el dinamismo de otras actividades. De all� que durante la administraci�n de Genaro Borrego se delimitaron subregiones y se definieron estrategias que aprovecharan las potencialidades y vocaciones productivas de cada una de ellas. La convicci�n de que la ampliaci�n de superficies para la agricultura estaba violentando una vocaci�n natural para obtener frutos paup�rrimos dio como resultado la propuesta de devolver esas tierras a la ganader�a. Adem�s, la ganader�a deb�a tecnificarse para elevar su productividad. El futuro de esta actividad qued� nuevamente en manos de los ganaderos.


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