Aciertos y lagunas de dos opiniones


El an�lisis de las posiciones expuestas lleva a concluir, a manera de acercamiento inicial, que ambas contienen aciertos y defectos. En seguida mencionaremos sus logros m�s importantes.

En el grupo de Marie-Areti Hers destacan cuatro aciertos. El primero es considerar toda esta �rea como la conformaci�n de una unidad inscrita en una super�rea cultural —para nosotros Surmesoam�rica—, pero con caracter�sticas propias; es decir, se trata de la unidad en la diversidad tan propia de la civilizaci�n mesoamericana. El segundo es haber estudiado la regi�n estableciendo v�nculos con los tolteca-chichimecas, aun cuando el grupo no haya considerado las relaciones con las regiones del occidente, el noroeste y con Casas Grandes. En este sentido, la delimitaci�n que hacen de las subzonas de la cultura "Chalchihuites" en su parte norte y occidental forma una l�nea indefinida, lo que significa que a�n no es posible fijar un l�mite, pues el �rea pudo haberse extendido m�s all� en ambas direcciones. El tercer acierto, y el m�s sobresaliente, es el intento de asociar la regi�n con los tolteca-chichimecas analizando un protochac-mool, un prototzompantli y un sistema arquitect�nico que luego se encontrar� en Tula y en Chich�n Itz�. Este intento es v�lido, desde luego, aunque sus pruebas no sean suficientes, sobre todo en los dos primeros casos, pero como sugerente investigaci�n cient�fica merece respeto y consideraci�n.

Al grupo encabezado por Hers le falta extender su zona de investigaci�n a Chalchihuites y Tuitl�n, acumular pruebas para seguir fundamentando la relaci�n entre la zona y los tolteca-chichimecas y elaborar un sistema de fechamiento que permita precisar las interrelaciones entre las �reas de lo que consideran la cultura "Chalchihuites" y los v�nculos de �stas con otras zonas de Mesoam�rica.

Es lamentable que, habiendo tantos escritos al respecto, el grupo de Hers no haya puesto atenci�n en el elemento iconogr�fico de Chalchihuites que representa el fin de la peregrinaci�n mexica: el �guila que devora una serpiente, del que existen cinco muestras plasmadas en copas, y una grabada en estuco (figuras 4 y 5).

Sin duda, este elemento iconogr�fico ser�a la base para un estudio que fundamentara los nexos entre la tradici�n Chalchihuites de la cultura de Tuitl�n y el grupo final de chichimecas aculturados que llegaron al valle de M�xico, lo que reforzaría la hip�tesis de Hers de que estamos ante la regi�n matriz del epicl�sico y del poscl�sico del altiplano central de Surmesoam�rica.

El cuarto acierto es la revisi�n que realizaron de las fuentes hist�ricas ind�genas y espa�olas, en oposici�n a quienes consideran falto de seriedad lo que no est� registrado puntillosamente, y llegan a la riesgosa conclusi�n de que los relatos de los c�dices y cr�nicas s�lo son mitos y leyendas.

Los defectos encontrados en los planteamientos del grupo de Hers y en los del grupo de Kelley tienen en com�n los siguientes aspectos: no se demuestra fehacientemente que la subzona que llaman Loma San Gabriel pertenezca a la cultura "Chalchihuites", pues las excavaciones realizadas a�n no permiten ratificar esa hip�tesis. Nosotros preguntamos: �acaso no es justamente en esta subzona donde se ubica el l�mite de la frontera surmesoamericana en esta regi�n? Para sostener que forma parte de esta cultura —en el sentido restringid�simo de cultura material que utilizan— se requiere demostrar la presencia de sus elementos en Loma San Gabriel, tarea que todav�a est� por realizarse. Por otra parte, es m�s probable que la comunicaci�n, por cauces naturales, principalmente fluviales, se haya dado entre Tuitl�n, Altavista y Bola�os Juchipila, que con Loma San Gabriel.

El grupo de Hers investig� tres de las cuatro subzonas —Loma San Gabriel, Chalchihuites y el valle de Malpaso—, y de sus resultados en el �rea Bola�os-Juchipila sac� conclusiones que aplica a las dem�s subzonas, lo cual puede ser discutible, porque Tuitl�n y Loma San Gabriel no han sido suficientemente estudiadas. Este grupo ha tomado en cuenta los conocimientos aportados por el grupo de Kelley sobre Altavista, aunque considera que tienden a las interpretaciones generales. As�, las posturas divergen precisamente en lo que cada grupo llama cultura "Chalchihuites", a la cual asignan territorio, fechas, caracter�sticas y relaciones diferentes. Los dos grupos hacen hincapi� en que no ha sido estudiado Tuitl�n, el centro m�s importante en muchos aspectos, y tanto uno como otro aplican los conocimientos obtenidos en una zona en particular —sea Bola�os-Juchipila, Tuitl�n o Altavista— a toda una regi�n.

Pintura cloisonn� de Altavista, en donde el grupo de Hers, no puso atenci�n en el elemento iconogr�fico de Chalchihuites que representa el fin de la peregrinaci�n mexica: el �guila que devora una serpiente, del que existen cinco muestras plasmadas en copas, y una grabada en estuco, como en �stas im�genes.


Figura 4. Pintura cloisonn� de Altavista

Pintura cloisonn� de Altavista


Figura 5. Pintura cloisonn� de Altavista



índice generalAnterior�ndice de contenidoSiguiente