La invasi�n estadunidense


En medio de profundas disensiones nacionales, agravadas por la amenaza de una guerra contra los Estados Unidos, el gobierno de Esparza reprob� un plan monarquista de Paredes y Arrillaga y demand�, aunque infructuosamente, la obediencia a los principios republicanos. La situaci�n de M�xico era terrible; la crisis interna se agudizaba d�a con d�a. Estaba el problema de la separaci�n de Yucat�n; las incursiones de los indios b�rbaros, azuzados por los estadunidenses, en los estados norte�os y la ocupaci�n del territorio nacional. Por si fuera poco, el erario estaba exhausto. Para sortear la crisis, Zacatecas propon�a restablecer el gobierno republicano, representativo y popular as� como las milicias c�vicas para defender el territorio.

El plan monarquista de Paredes fracas� por el triunfo de un nuevo golpe militar (4 de agosto de 1846), asestado por Mariano Salas y G�mez Far�as para convocar a un Congreso Nacional de acuerdo con la Constituci�n de 1824. La mayor�a de los departamentos se sumaron al plan —Zacatecas entre ellos—; comenz� la sustituci�n de las instituciones creadas durante el centralismo por las federales, al tiempo que el pa�s se preparaba para la guerra organizando contingentes militares que carec�an de provisiones suficientes para ganar en un enfrentamiento.

Con las tropas estadunidenses dentro del territorio, a principios de 1847 se discut�a la reorganizaci�n del pa�s, sobre todo en el �mbito militar. Nuevamente surgieron divergencias entre el gobierno nacional y el estatal; �ste se opon�a a que sus fuerzas salieran del territorio zacatecano porque quedar�a indefenso y la econom�a se paralizar�a, aunque finalmente accedi� a la salida de 200 hombres a San Luis Potos� para combatir a los estadunidenses. Esta falta de coordinaci�n entre las fuerzas militares del pa�s se sum� a la escasez de provisiones y a la superioridad del ej�rcito estadunidense, lo cual traer�a consecuencias desastrosas a M�xico.

Durante los primeros meses de 1847, mientras continuaban los des�rdenes pol�ticos en la capital del pa�s, los estadunidenses avanzaban; en mayo ya ten�an ocupada Chihuahua y amenazaban avanzar sobre Durango. Las sucesivas derrotas del ej�rcito mexicano obligaron a los estados de Jalisco, M�xico, Quer�taro, Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato, San Luis Potos�, Michoac�n y Tamaulipas a formar una coalici�n para la defensa de M�xico y de sus instituciones federales; de ella saldr�a el ej�rcito que combatir�a primero a los invasores, luego a los conservadores y finalmente a las tropas imperiales francesas.

Entre el 14 y el 17 de julio, el ej�rcito invasor lleg� a Mazapil, al norte de Zacatecas; consciente de sus limitaciones militares, el ayuntamiento de esta localidad decidi� negociar y exigir respeto a la poblaci�n para evitar un enfrentamiento. Los da�os materiales que sufri� Mazapil se redujeron a recibir un pago injusto por la venta de provisiones a las tropas estadunidenses. Mientras tanto, Luis de la Rosa, diputado por el estado al Congreso Nacional, realizaba gestiones para que los Tratados de Paz de Guadalupe Hidalgo fueran aprobados luego de una rigurosa reflexi�n sobre su contenido e implicaciones.

Concluida la guerra con los Estados Unidos, la participaci�n de Zacatecas en los asuntos nacionales disminuy� notablemente, pues hab�a que afrontar problemas internos, entre ellos las continuas incursiones de los indios b�rbaros, principalmente comanches y cahiguas, que asolaban poblaciones enteras, particularmente durante el invierno. Todav�a a inicios de 1853, el comandante militar se�alaba que las rebeliones contra el gobierno eran un asunto menor en comparaci�n con los ataques de los indios.


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