El adjetivo, obligatoriamente plural, sendos (-as) procede,
según Menéndez Pidal, del acusativo plural del vocablo latino
singulus (-a, -um) es decir de singulos. La i breve
latina de esa voz se convierte en e, desaparece la u postónica
y el grupo ng'l produce primeramente ñ (antiguo seños)
y después nd: sendos. Su significación, de conformidad
con el Diccionario académico, es: 'uno o una para cada cual de dos
o más personas o cosas'. Tiene, por ende, un valor distributivo:
"tú y yo bebimos sendos vasos de vino"
Ignoro de dónde pudo venir tan rara desviación de significado,
pero seguramente no es muy reciente y, obviamente, no exclusiva de México.
Andrés Bello, por ejemplo, que escribe su célebre Gramática
de la lengua castellana destinada al uso de los americanos
en 1847, hacía notar ya que "el adjetivo sendos significa
cada uno ('tenían las cuatro ninfas sendos vasos hechos
a la romana', esto es, cada ninfa un vaso); yerran los que creen que sendos
ha significado jamás 'grandes' o 'fuertes' o 'descomunales'.
De que el empleo impropio de sendos era ya frecuente en el siglo
XIX dan muestras, además del testimonio de Bello, las observaciones
de varios lexicógrafos, entre los cuales puede mencionarse a Félix
Ramos, quien, como ejemplo, transcribe el siguiente curioso versito, atribuido
a un tal Villergas: "Tan sólo por no ir al limbo / me alegro
estar bautizado, / que así me espera la gloria / o los sendos
tizonazos".
Es probable, además, que esta modificación se produjera
también en España, pues el Esbozo de una nueva Gramática
de la lengua española (1973), de la Academia Española,
anota: "por tratarse de una palabra culta y desconectada de un sistema
de numerales distributivos, sendos ha sido empleado algunas veces,
sobre todo en época moderna, como equivalente de repetidos,
descomunales..." Tiene además razón cuando aclara
que el verdadero distributivo español es cada, que procede
de la preposición griega katá, que en efecto sirve
tanto a la lengua escrita cuanto a la hablada para señalar de manera
natural la distribución. A ello puede deberse que sendos,
tanto con su valor etimológico cuanto en su desviación,
se emplee cada vez menos, pues la economía del sistema lingüístico
va eliminando formas no indispensables.
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