GUERRILLAS: SU UTILIDAD

NOTORIO es que las guerrillas son las que han opuesto una verdadera y tenaz resistencia al enemigo atacando y disminuyendo sus fuerzas y cercenando sus convoyes; pero las guerrillas no pueden organizarse con jovenetes relamidos de las capitales, y corrompidos en sus garitos: se necesitan hombres educados en los campos, robustos, de los que se identifican con los caballos, presentan el cuerpo a un toro, y con el lazo en la mano, entrelazados recíprocamente a gran galope desbaratan en un momento las filas; y los grupos que les siguen causan un terrible destrozo. Poca idea tienen de la milicia los que creen que los triunfos se deben a la muchedumbre de soldados. Vejecio, que siglos ha escribió del arte de la guerra, asienta esta verdad, como canon... "Non In multitudine copiarum, sed in virtute victoria consistit."

Pero el señor Santa Anna, que no ha leído a Vejecio (porque está en latín), ni al autor cuyo rubro es "Arte de economizar la sangre en la guerra", recargó de mucha tropa en el Cerro Gordo, y todo lo aventuró a un lance y se resistió a fortificar los puntos que le advirtieron en tiempo los ingenieros. Desengañémonos, no necesitamos numerosos ejércitos, nos bastan las guerrillas bien arregladas, pero apoyadas en algunos cuerpos de infantería veterana; y para que no se crea falta de razón esta conjetura, recuerdo que en la guerra de once años no hubo más batalla campal que la que dio el señor Matamoros en las inmediaciones de San Agustín del Palmar, y Cerro de las Cruces, junto a México; todas las demás se dieron en guerrillas apoyadas. Por otra parte, el gran descalabro que sufrió Santa Anna en Cerro Gordo, lo desconceptuó notablemente, e inspiró una desconfianza que el tiempo ha confirmado.

Aunque ya se tiene idea de esta batalla, será oportuno referir el modo con que la han contado aun nuestros amigos, en Veracruz, como se lee en El Republicano número 126 bajo este rubro: "El águila americana, abril 22".