CAPÍTULO XXXIV |
1.- AQUÍ SE pone la ceremonia que hacían las mujeres a las recién paridas. En sabiendo que alguna parienta había parido luego todas las vecinas, y amigas y parientas, iban a visitarla para ver la criatura que había nacido; 2.y antes que entrasen en aquella casa, fregábanse las rodillas con ceniza, y también fregaban las rodillas a sus niños, que llevaban consigo, no solamente las rodillas mas todas las coyunturas del cuerpo; decían que con esto remediaban las coyunturas que no se aflojasen. 3. También hacían otra superstición: que cuatro días arreo ardía el fuego en casa de la recién parida, y guardaban estos cuatro días con mucha diligencia que nadie sacase fuera el fuego, porque decían que si sacaban fuego fuera quitaban la buena ventura a la criatura que había nacido. |