Era tan grande el reino del Perú, que mandaban los Incas
lo ya muchas veces dicho desde Chile hasta Quito, y aún del río
de Maule hasta el de Angasmayo; y si estando el rey en el un cabo de
estos hobiera de ser informado de lo que pasaba en el otro con quien
anduviera por jornadas, aunque fueran grandes, fuera una cosa muy larga;
porque, a cabo de haber andado mill leguas, ya sería sin tiempo
lo que se había de proveer, si conviniera, o remediar otros negocios
de gobernación. En fin, por esto e por en todo acertar a gobernar
las provincias, los Incas inventaron las postas, que fue lo mejor que
se pudo pensar ni imaginar; y esto a sólo Inca Yupanqui se debe,
hijo que fue de Viracocha Inca, padre de Tupac Inca, según dél
publican los cantares de los indios y afirman los orejones. No sólo
1o de las postas inventó Inca Yupanqui, que otras cosas grandes
hizo, como iremos relatando. Y así, desde el tiempo de su reinado,
por todos los caminos reales fueron hechas de media legua a media legua,
poco más o menos, casas pequeñas bien cubiertas de paja
e madera, y entre las sierras estaban hechas por las laderas y peñascos
de tal manera que fueron los caminos llenos de estas casas pequeñas
de trecho a trecho, como es dicho de suso. Y mandóse que en cada
una dellas estuviesen dos indios con bastimentos y que estos indios
fuesen puestos por los pueblos comarcanos y que no estuviesen estantes
sino, de tiempo a tiempo, que fuesen unos y viniesen otros. Y tal orden
hobo en esto, que no fue menester más de mandarlo para nunca
dejarlo de hacer mientras los Incas reinaron.
Por cada provincia se tenía cuidado de poblar las postas que
caían en sus términos y lo mismo hacían en los
desiertos campos y sierras de nieve los que estaban más cerca
del camino. Y como fuese necesario dar aviso en el Cuzco o en otra parte
a los reyes de alguna cosa que hobiese sucedido o que conviniese a su
servicio, salían de Quito o de Tomebamba o de Chile o de Caranqui
o de otra parte cualquiera de todo el reino, así de los llanos
como de las sierras, y con demasiada presteza andaban al trote sin parar
aquella media legua; porque los indios que allí ponían
y mandaban estar, de creer es que serían ligeros y los más
sueltos de todos. Y como llegaba junto a la otra posta comenzaba a apellidar
al que está en ella y a le decir: "Parte luego y ve a tal
parte y avisa desto y esto que ha acaecido, o desto y esto que tal gobernador
hace saber al Inca". Y así, como el que está lo ha
oído, parte con mayor priesa y entra, el que viene, a descansar
en la casilla y a comer y beber de lo que siempre en ella está,
y el que va corriendo hace lo mesmo.
De tal manera se hacía esto que en breve tiempo sabían
a trescientas leguas, y quinientas y ochocientas y más y menos,
lo que había pasado o lo que convenía proveer y ordenar.
Y con tanto secreto usaban de sus oficios éstos que residían
en las postas, que por ruego ni amenaza jamás contaban lo que
iban a avisar, aunque el aviso hobiese ya pasado adelante. Y por tales
caminos, así de sierras ásperas como de montañas
bravas, como de promontorios de nieves y secadales de pedregales llenos
de abrojos y de espinas de mill naturas, van estos caminos, que se puede
tener por cierto y averiguado que en caballos ligeros ni mulas no pudiera
ir la nueva con más velocidad que estos correos de pie; porque
ellos son muy sueltos, y andaba más uno de ellos en un día
que anduviera en tres un correo a caballo o a mula; y no digo siempre
un indio, sino como y de la orden quellos tenían, que era andar
uno media legua y otro otra media legua. Y es de saber que nunca por
tormenta ni por cosa que sucediese había de estar posta ninguna
despoblada, sino en ella los indios que digo, los cuales antes que de
allí se fuesen, eran venidos otros a quedar en su lugar.
Y por esta manera eran avisados los señores de todo lo que pasaba
en todo su reino y señorío y proveían lo que más
les parescía convenir a su servicio. En ninguna parte del mundo
no se lee que se haya hallado tal invención, aunque sé
que, desbaratado Xerxes el Grande, fue la nueva así, por hombres
de pie, en tiempo breve. Y cierto fue esto de las postas muy importante
en el Perú y que se ve bien por ello cuán buena fue la
gobernación de los señores dél. Y hoy día
están en muchas partes de las sierras, junto a los caminos reales,
algunas casas déstas en donde estaban las postas y por ellas
vemos ser verdad lo que se dice. Y aún también he visto
yo algunos topos, que son, como atrás dije, a manera de mojones
de términos, salvo que éstos de acá son grandes
y mejor hechos, y era por donde contaban sus leguas y tiene cada uno
legua y media de Castilla.
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