De como había gobernadores |
Por muy cierto se averigua de los reyes de este reino
[que] en el tiempo de su señorío y reinado tuvieron en
todas las cabeceras de las provincias como eran Vilcas, Xauxa,
Bombon, Caxamalca, Guancabamba, Tomebamba, Latacunga,1
Quito, Carangui; y por la otra parte del Cuzco, hacia el Mediodía,
Hatuncana, Hatuncolla, Ayavire, Chuquiabo, Chucuito, Paria y otros que
van hasta Chile sus delegados; porque en estos lugares había
mayores aposentos y más primos que en otros muchos pueblos deste
reino y muchos depósitos; y eran como cabezas de provincias o
de comarcas, porque de tantas a tantas leguas venían los tributos
a una de estas cabeceras y de tantas a tantas iba a otra, habiendo en
esto tanta cuenta que ningún pueblo dejaba de tener conocido
a donde había de acudir. Y en todas estas cabeceras tenían
los reyes templos del sol y casa de fundición y muchos plateros,
que no entendían en todo el tiempo en más que en labrar
ricas piezas de oro o grandes vasijas de plata; y había mucha
gente de guamición y, como dije, mayordomo mayor o delegado que
estaba sobre todos y a quien venía la cuenta de lo que entraba
y el que era obligado a la dar de lo que salía. Y estos tales
gobernadores no podían entremeterse en mandar en la jurisdicción
ajena y que tenía a cargo otro como él; mas en donde él
estaba, si había algún escándalo y alboroto, tenía
poder para castigarlo, y más si era cosa de conjuración
o de levantarse algún tirano o de querer negar la obidiencia
al rey; porque es cierto que toda la fuerza estaba en estos gobernadores.
Y si los Incas no cayeran en ponerlos y en que hubiese los mitimaes,
muchas veces se levantaran los naturales y esimieran de sí el
mando real; pero con tantas gentes de guerra y tanto proveimiento de
mantenimientos no podían, si entre todos, los unos y los otros,
no hubiese trama de traición o levantamiento; lo cual había
pocas veces, porque estos gobernadores que se ponían eran de
gran confianza y todos orejones y que los más dellos tenían
sus chácaras, que son heredades, en la comarca del Cuzco, y sus
casas y parientes; y si alguno no salía bastante para gobernar
lo que tenía a cargo luego le era quitado el mando y puesto otro
en su lugar. *Cuando en tiempo
de paz salían los Incas a visitar su reino, cuentan que iban
por él con gran magestad, sentados en ricas andas, armadas sobre
unos palos lisos, largos, de maderas excelentes, engastonadas en oro
y en argentería; y de las andas salían dos arcos altos
hechos de oro, engastonados en piedras preciosas, y caían unas
mantas algo largas por todas las andas, de tal manera que las cubrían
todas, y si no era queriendo el que iba dentro no podía ser visto,
ni alzaban las mantas sino era cuando entraba y salía; tanta
era su estimación. Y para que le entrase aire y él pudiese
ver el camino había en las mantas hechos algunos agujeros. Por
todas partes de estas andas había riqueza y en algunas estaban
esculpidos el sol y la luna y en otras unas culebras grandes ondadas
y unos como bastones que las atravesaban esto traían por
insinia,2 por armas;
y estas andas las llevaban en hombros de señores los mayores
y más principales del reino y aquel que más con ellas
andaba aquel se tenía por más honrado y por más
favorecido. 1 Bi1cas, Xauxa, Bomboa, Caxamlca, Guanca, Bombacome, Bonba-Cata, Quraga. |