Que partido Cuculcán, acordaron los señores,
para que la república durase, que el mando principal lo tuviese
la casa de los Cocomes por ser la más antigua y más
rica y por ser el que la regía entonces hombre de más
valor; y que hecho esto ordenaron que pues en el cercado no había
sino templos y casas para los señores y gran sacerdote, que se
hiciesen casas fuera de la cerca donde cada uno de ellos pusiese alguna
gente de servicio y donde los de sus pueblos acudiesen cuando viniesen
a la ciudad con negocios; y que en estas casas puso cada uno su mayordomo,
el cual traía por señal una vara gorda y corta y que le
llamaban Caluac y que este mayordomo tenía cuenta de los
pueblos y de quiénes los regían y que ellos se enviaban
aviso de lo que era menester en casa del señor, como aves, maíz,
miel, sal, pesca, caza, ropas y otras cosas y que el Caluac acudía
siempre a la casa del señor y veía lo que era menester
en ella y lo proveía luego, porque su casa era como oficina de
su señor.
Que acostumbraban buscar en los pueblos [a] los mancos y ciegos y les
daban lo necesario.
Que los señores proveían [a los pueblos] de gobernadores
y si les eran adeptos confirmaban en sus hijos los oficios; y que les
encomendaban el buen tratamiento de la gente menuda y la paz del pueblo
y el ocuparse en trabajar para que se sustentasen ellos y los señores.
Que todos los señores tenían cuenta con respetar, visitar
y alegrar a Cocom acompañándole y festejándole
y acudiendo a él con los negocios arduos, y que entre sí
vivían muy en paz y en mucho pasatiempo como ellos lo usan, en
bailes, convites y caza.
Que los de Yucatán fueron tan curiosos en las cosas de la religión
como en las del gobierno y que tenían un gran sacerdote que llamaron
Ah Kin May, y por nombre Ahau Can May, que quiere decir
el [gran] sacerdote May, que era muy reverenciado de los señores,
el cual tenía repartimiento de indios y que además de
las ofrendas, los señores le hacían presentes y que todos
los sacerdotes de los pueblos le contribuían; y que a éste
le sucedían en la dignidad sus hijos o parientes más cercanos,
y que en esto estaba la llave de sus ciencias, y que en éstas
trataban lo más, y que daban consejo a los señores y respuestas
a sus preguntas, y que [las] cosas de los sacrificios pocas veces las
trataban si no [era] en fiestas muy principales o en negocios muy importantes;
y que éstos proveían de sacerdotes a los pueblos cuando
faltaban, examinándolos en sus ciencias y ceremonias y que les
encargaban de las cosas de sus oficios y el buen ejemplo del pueblo,
y proveían de sus libros; [además] atendían al
servicio de los templos y a enseñar sus ciencias y escribir libros
de ellas.
Que enseñaban a los hijos de los otros sacerdotes y a los hijos
segundos de los señores que les llevaban para esto desde niños,
si veían que se inclinaban a este oficio.
Que las ciencias que enseñaban eran la cuenta de los años,
meses y días, las fiestas y ceremonias, la administración
de sus sacramentos, los días y tiempos fatales, sus maneras de
adivinar, remedios para los males, las antigüedades, leer y escribir
con sus letras y caracteres en los cuales escribían con figuras
que representaban las escrituras:
Que escribían sus libros en una hoja larga doblada con pliegues
que se venía a cerrar toda entre dos tablas que hacían
muy galanas, y que escribían de una parte y de otra a columnas,
según eran los pliegues; y que este papel lo hacían de
las raíces de un árbol y que le daban un lustre blanco
en que se podía escribir bien, y que algunos señores principales
sabían de estas ciencias por curiosidad, y que por esto eran
más estimados aunque no las usaban en público.
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