Peces de Yucatán

No hay sólo pescado en la laguna pero es tanta la abundancia que en la costa hay, que casi no curan los indios de lo de la laguna, si no son los que no tiene aparejos de redes, que éstos suelen, con la flecha, como hay poca agua, matar muchos pescados; los demás hacen sus muy grandes pesquerías de que comen y venden pescado a toda la tierra.

Acostúmbranlo salar y asar y secar al sol sin sal, y tienen su cuenta cuál de estos beneficios ha menester cada género de pescado, y lo asado se conserva [varios] días, que se lleva a veinte y treinta leguas a vender, y para comerlo tómanlo a guisar, y es sabroso y sano.

Los pescados que matan y hay en aquella costa son lisas muy excelentes y muy gordas; truchas, ni más ni menos en el color y pecas y sabor, y son más gordas y sabrosas de comer, y llámanse en la lengua uzcay; robalos muy buenos; sardinas, y con ellas acuden lenguados, sierras, caballos, mojarras e infinitas diversidades de otros pescados pequeños; hay muy buenos pulpos en la costa de Campeche; tres o cuatro castas de tollos muy buenos y sanos, y especialmente unos a maravilla sanos y en las cabezas diferentísimos de los otros que las tienen redondas y muy llanas que espanta, y por la parte de dentro [tienen] la boca y en las orillas de lo redondo, los ojos: llámanse estos alipechpol. Matan unos pescados muy grandes que parecen mantas y [los] conservan a trozos en sal; muere a las orillas de la redonda, y es muy buena cosa [mas] no sé si es este pescado [la] raya.

Hay muchos manatís en la costa entre Campeche y la Desconocida, de los cuales, allende del mucho pescado o carne que tienen, hacen mucha manteca y [es] excelente para guisar de comer; de estos manatís se cuentan cosas de maravillar: en especial cuenta el autor de la Historia General de las Indias que crió en la Isla Española un señor indio uno en un lago, tan doméstico, que venía a la orilla del agua en llamándolo por su nombre que le habían puesto, y que era "Matu". Lo que yo de ellos digo [es] que son tan grandes que se saca de ellos mucha más carne que de un buen becerro grande, y mucha manteca; engendran como los animales y tienen para ello sus miembros como hombre y mujer, y la hembra pare siempre dos y no más ni menos, y no pone huevos como los otros pescados; tienen dos alas como brazos fuertes con que nadan, el rostro tiene harta semejanza al buey y sácanle fuera del agua a pacer yerba a las orillas, y los suelen picar los murciélagos en una jeta redonda y llana que tienen, que les da vuelta al rostro, y mueren de ello porque son muy sanguíneos a maravilla y de cualquiera herida se desangran como el agua. La carne es buena, especialmente fresca; con mostaza, es casi como buena vaca. Mátanlos los indios con arpones de esta manera: búscanlos en los esteros y partes bajas (que no es pescado que sabe andar hondo) y llevan sus arpones atados en sus sogas con boyas al cabo; hallados, los arponean y suéltanles las sogas y las boyas y ellos con el dolor de las heridas huyen a una y otra parte por lo bajo y de poca agua, que jamás van a lo hondo de la mar ni saben, y como son tan grandes van turbando el cieno y tan sanguíneos [que se] van desangrando; y así con la señal del cieno los siguen en sus barquillos los indios y después los hallan con sus boyas y [los] sacan. Es pescado de mucha recreación y provecho, porque son todos carne y manteca.

Hay otro pescado en esta costa al cual llaman ba, y es ancho y redondo y bueno de comer, pero muy peligroso de matar o de topar con él: porque tampoco sabe andar en lo hondo y es amigo de andar en el cieno donde los indios lo matan con el arco y flecha; y si se descuidan andando con él o pisándolo en el agua, acude luego con la cola que la tiene larga y delgada y hiere con una sierra que tiene, tan fieramente, que no se puede sacar de donde la mete sin hacer muy mayor la herida, porque tiene los dientes al revés, de la manera que aquí está pintada.* De estas sierritas usaban los indios para cortar sus carnes en los sacrificios del demonio, y era oficio del sacerdote tenerlas, y así tenían muchas: son muy lindas porque son un hueso muy blanco y curioso hecho sierra así de aguda y delicada, que corta como cuchillo.

Hay un pescadillo pequeño tan ponzoñoso que nadie que lo come escapa de morir hinchado, todo muy en breve, y burla a algunos hartas veces, aunque es conocido en que es algo tardío en morir fuera del agua y se hincha mucho todo él. Hay muy gentiles ostiones en el río de Champotón y hay muchos tiburones en toda la costa.


*Tampoco existe la pintura en la Copia.