Demás de los pescados cuya morada
son las aguas, hay algunas cosas que juntamente se sirven y viven en
el agua y en tierra como son muchas iguanas, las cuales son como lagartos
de España en la hechura y grandeza y en el color, aunque no son
tan verdes; éstas ponen huevos en mucha cantidad y andan siempre
cerca de la mar y de donde hay aguas, indiferentemente se guarecen en
el agua y en la tierra, por lo cual las comen los españoles en
tiempos de ayuno y la hallan muy singular comida y sana. Hay de éstas
tantas, que ayudan a todos por la cuaresma; péscanlas los indios
con lazos, encaramadas en los árboles y en agujeros de ellos,
y es cosa increíble lo que sufren el hambre, que acaece estar
vivas, después de tomadas, veinte y treinta días sin comer
bocado y sin enflaquecer; y he oído que hay experiencia hecha,
que si les frotan las barrigas con arena engordan mucho. El estiércol
de éstas es admirable medicina para curar nubes de los ojos,
puesto fresco en ellas.
Hay tortugas a maravilla grandes, que las hay muy mayores que grandes
rodelas y son de buen comer y tienen harto qué; ponen los huevos
tan grandes como de gallina, y ponen ciento cincuenta y doscientos,
haciendo en la arena, fuera del agua, un gran hoyo y cubriéndolos
después con la arena y allí salen las tortuguillas. Hay
otras diferencias de tortugas en la tierra, por los montes secos y en
las lagunas.
Un pescado vi en las costas, algunas veces, que por ser de concha todo,
lo dejé para poner aquí. Es pues, del grandor de una tortuga
pequeña y cubierto por arriba de una concha delicada, redonda,
de hermosa hechura y verde muy claro; tiene una cola de lo mismo de
la concha, muy delgada, que parece punzón y larga como un jeme;
por debajo tiene muchos pies y todo lleno de menudos huevos que no tiene
qué comer de él sino huevos y cómenlos muchos los
indios; llámanle en su lengua mex.
Hay muy fieros lagartos, los cuales aunque andan en el agua, salen
y están mucho en tierra, y comen en tierra o [con] la cabeza
fuera del agua porque carecen de agallas y no pueden mascar dentro del
agua. Es animal pesado y no se aparta mucho del agua y tiene furioso
ímpetu en el acometer a algo, o en la huida. Es muy tragón,
que cuentan de él cosas extrañas; y lo que yo sé
es que uno nos mató, cerca de un monasterio, a un indio, bañándose
en una laguna; y fue luego de allí a un rato un religioso con
los indios a matarle a él y para matarle tomaron un perro no
muy grande y metiéronle un fuerte palo por la boca hasta el sieso,
hecho así, con sus puntas, y atáronle por las tripas del
perro una muy recia soga y echando en la laguna el perro salió
luego el lagarto y lo tomó en los dientes y se lo tragó;
y tragado tiró la gente que con el fraile iba y lo sacaron con
gran trabajo y dificultad atravesándosele el palo en el cuerpo;
abriéronle y halláronle la mitad del hombre en el buche
a más del perrito. Estos lagartos engendran como los animales,
y ponen huevos, y para ponerlos hacen grandes hoyos en la arena, muy
cerca del agua, y ponen trescientos huevos y más, grandes más
que de aves, y déjanlos allí hasta el tiempo que les ha
Naturaleza enseñado que han de salir y entonces ándanse
por allí aguardando y salen los lagartillos de esta manera: salen
del huevo tan grandes como un palmo y están aguardando la ola
de la mar que bate cerca de ellos, y así como la sienten, saltan
de su lugar al agua y todos los que no alcanzan quedan muertos en la
arena que como son tan tiernos y ella está muy caliente del sol,
abrásanse y mueren luego. Los que alcanzan el agua escapan todos
y comienzan luego a andar por allí, hasta que acudiendo los padres
los siguen; de esta manera escapan muy pocos aunque ponen tantos huevos,
no sin divina providencia que quiere sea más lo que nos aprovecha
que lo que nos daña y podría tanto perjudicar, como estas
bestias, si todas saliesen a la luz.
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