LA SABIDURÍA DE ISRAEL |
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El padre Garibay, que así ahondó en creaciones
las de griegos y las de nahuas tan distintas, aunque afines
por humanas, quiso acercarnos también a la intuición que
llamó "sabiduría de Israel". Los textos que
escogió y tradujo del hebreo al castellano son igualmente diálogo
del corazón, contraste de luz y tinieblas, divinas palabras y
fe que también es misterio. El mensaje del pueblo escogido, aunque
diferente, no es opuesto a la afirmación del logos griego,
de la diké que es la justicia y de la eufrosine,
el anhelo de gozo pleno. También las flores y los cantos, el
deseo de la amistad, el temor a la muerte, y, por encima de todos los
dioses, la figura de T1oque Nahuaque, Moyocoyani, el Inventor
de sí mismo y dueño del cerca y del junto, hubieran tenido
un sentido para el seguidor de Jahvé. Del libro del Qohélet,
que llamamos Eclesiastés, hizo traducción Garibay y para
nosotros continuó el diálogo universal y de verdad humano.
Así puso él a nuestro alcance, vuelta sentimiento de
su espíritu, la sabiduría de esas tres formas de vivir
y pensar. En nuestra realidad de pueblo mestizo, indígena e
hispánico a la vez, lo náhuatl, lo griego y lo judío
ciertamente son raíz y antecedente. Para no extraviar el camino,
había que volver a los orígenes. Para el común
de los mortales sería tarea imposible querer llegar por sí
solo, con paso firme y sin rodeos, a mundos tan distintos de cultura.
Pero el sabio que escogió para sí la soledad, con el
trabajo de una vida hizo posible un nuevo acercamiento. En su obra
tenemos, a la medida nuestra, el mensaje de tantas voces. Repensar
el antiguo verbo fue su verdad, comunicarlo fue su poesía. 6 Sabiduría de Israel..., op. cit., pp. 53-54. |