10. ALIMENTOS QUE SON TABÚ

Como sería de esperar, las supersticiones del salvaje se arraciman tupidamente alrededor del tema alimenticio. Se abstienen de comer muchos animales y plantas, muy saludables en sí, mas por una u otra razón imaginan ser peligrosos o mortales para el que los come. Son demasiado numerosos y familiares los ejemplos de tales abstenciones para citarlas. Pero si el hombre vulgar, por miedos supersticiosos, es disuadido de comer diferentes alimentos, las restricciones de esta clase que se imponen a las personas sagradas o consideradas tabú, tales como reyes y sacerdotes, son todavía más numerosas y exigentes. Hace poco hemos recordado que el Flamen Dialis tenía prohibido comer y hasta nombrar varias plantas y animales y que la lista de carnes de los reyes egipcios quedaba limitada a la ternera y al ganso. En la Antigüedad, muchos sacerdotes y reyes de pueblos bárbaros se abstenían totalmente de la carne como alimento. Los Gangas o "sacerdotes fetiches" de la Costa de Loango tienen prohibido comer y ni siquiera ver una larga serie de animales y peces; la consecuencia de ello es que su dieta de carne es extremadamente limitada; con frecuencia viven sólo de hierbas y raíces, aunque pueden beber sangre fresca. El heredero del trono de Loango tiene prohibido desde su infancia comer puerco; desde su más temprana niñez tiene vedado comer en compañía nuez de cola. En la pubertad, un sacerdote le enseña a no comer más aves que las que él mismo mate y cocine, y así un número de tabúes que van aumentando al compás de los años. En Fernando Poo, al rey, después de su entronización, le estaba prohibido comer taro (Arum acaule), antílope, ciervo y puercoespín, que eran alimentos corrientes de la gente. El jefe supremo de los massai no puede comer más que miel, leche e hígados de cabra asados, pues si participa de cualquier otra comida perderá su virtud de adivino y de confeccionador de encantamientos.