ROMANCE TREINTA

 Cómo el Cid llegó a las cortes
   Por Guadalquivir arriba
cabalgan caminadores,
que, según dicen las gentes,
ellos eran buenos hombres;
ricas aljubas vestidas
y encima sus albornoces,
capas traen aguaderas
a guisa de labradores;
daban cebada de día
y caminaban de noche,
no por miedo de los moros,
mas por los grandes calores.
Por sus jornadas contadas
llegados son a las cortes,
sálelos a recibir
el rey con sus altos hombres
—Viejo que venís, el Cid,
viejo venís y florido.
—No de holgar con las mujeres,
mas de andar en tu servicio;
de pelear con el rey Búcar,
rey que es de gran señorío;
de ganadle las sus tierras,
sus villas y sus castillos;
también le gané yo al rey
su rico escaño tornido.
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