AL CONMEMORARSE el centenario de la célebre Generación del 98, FONDO 2000 se honra en incorporar a su nómina de autores algunas de las firmas más destacadas de aquellas pléyade, como Valle-Inclán, Baroja, Unamuno y, a través de las presentes páginas —en un ejemplo de su vasta e invaluable prosa— Azorín .

José Martínez Ruiz, conocido como Azorín, nació en Monóvar en 1873, sus finas maneras de escritor, aunadas a su aguda costumbre de observador, pronto lo situaron como una suerte de tesorero del archivo literario español. Autor prolífico, Azorín, publicó más de veinte libros más una larga lista de artículos en donde supo combinar las pasiones e inquietudes de su generación con los paisajes y tradiciones de la España vieja. Según Juan Ramón Jiménez, "su literatura resulta una taquigrafía sentimental, pasada directamente por sus ojos al signo más que a la palabra escrita". Signos, imágenes, páramos imaginados conforman los discretos silencios que emanan de las letras de Azorín. "Es posible que el señor Martínez Ruiz sea tímido —escribió su interlocutor y amigo, Alfonso Reyes— pero ese pequeño filósofo que él ha inventado, ese Azorín que de hijo suyo ha pasado, poco a poco y por un eclipse psicológico, a confundirse con él y a servirle de vestidura externa, ése ha dicho sobre la vida y el arte españoles, sino las cosas más audaces, las más personales."

En estas páginas el lector encontrará un conglomerado de consejos, insinuaciones y recomendaciones que Azorín da a los políticos, a fin de que se puedan convertir en lo que para él debería ser un político ideal. Ecos de Gracián, Maquiavelo y Saavedra Fajardo se escuchan en estos consejos no exentos de picardía y nobleza, tolerancia y disimulo. A cien años de haber surgido la generación que lo acompañó en letras, tertulias e ideas, y a treinta años de su fallecimiento en Madrid, Azorín se multiplica en la lectura de su fina prosa, en la claridad intemporal de sus ideas y en su confirmada condición de maestro de nuestra lengua.

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