El tigre es animal que, seg�n los antiguos escribieron, es el m�s veloc�simo de los animales terrestres; y tiguer en griego quiere decir saeta; y as�, por la velocidad del r�o Tigris se le dio este nombre. Los primeros espa�oles que vieron estos tigres en Tierra-Firme llamaron as� a estos animales, los cuales son seg�n y de la manera del que en esta ciudad de Toledo dio a vuestra majestad el almirante don Diego Col�n, que le trajeron de Nuevo Espa�a. Tiene la hechura de la cabeza como le�n o onza, pero gruesa, y ella y todo el cuerpo y brazos pintado de manchas negras y juntas unas con otras, perfiladas de color o concierto de pintura; en el lomo y a par de �l mayores estas manchas, y disminuy�ndose hacia el vientre y brazos y cabeza; �ste que aqu� se trajo era peque�o y nuevo, y a mi parecer podr�a ser de tres a�os; pero haylos muy mayores en Tierra-Firme, y yo le he visto m�s alto bien que tres palmos y de m�s de cinco de luengo; y son muy doblados y recios de brazo y piernas, y muy armados de dientes y colmillos y u�as, y en tanta manera fiero, que a mi parecer ning�n l�on real de los muy grandes no es tan fiero ni tan fuerte. De aquestos animales hay muchos en la Tierra-Firme, y se comen muchos indios, y son muy da�osos; pero yo me determino si son tigres llamamos en las Indias. Verdad es que, seg�n las maravillas del mundo y los extremos que las criaturas, m�s en unas partes que en otras, tienen, seg�n las diversidades de las provincias y constelaciones donde se cr�an, ya vemos que las plantas que son nocivas en unas partes, son sanas y provechosas en otras, y las aves que en una provincia son de buen sabor, en otras partes no curan de ellas ni las comen: los hombres, que en una parte son negros, en otras provincias son blanqu�simos, y los unos y los otros son hombres: ya podr�a ser que los tigres asimismo fuesen en una parte ligeros, como escriben, y que en la India de vuestra majestad, de donde aqu� se habla, fuesen torpes y pesados. Animosos son los hombres y de mucho atrevimiento en algunos reinos, y t�midos y cobardes naturalmente en otros. Todas estas cosas, y otras muchas que se podr�an decir a este prop�sito, son f�ciles de probar y muy dignas de creer de todos aquellos que han le�do o andado por el mundo, a quien la propia vista habr� ense�ado la experiencia de lo que es dicho. Notorio es que la yuca, de que hacen pan en la isla Espa�ola, que matan con el zumo de ella, y que no se osa comer en fruta; pero en Tierra-Firme no tiene tal propiedad; que yo la he comido muchas veces, y es muy buena fruta. Los murci�lagos en Espa�a aunque piquen no matan ni son ponzo�osos, pero en Tierra-Firme muchos hombres murieron de picaduras de ellos, como en su lugar se dir�. E as� de aquesta forma se podr�an decir tantas cosas, que no nos bastase tiempo para leerlas. Mi fin es decir que este animal podr�a ser tigre, y no de la ligereza de los tigres de quien Plino y otros autores hablan. Aquestos de Tierra-Firme se matan muchas veces f�cilmente por los ballesteros en esta manera: as� como el ballestero ha conocimiento y sabe d�nde anda alg�n tigre de �stos, vale a buscar con su ballesta y con un can peque�o ventor o sabueso (y no con perro de presa, porque al perro que con �l se aferra le mata luego, porque es animal muy armado y de grand�sima fuerza); el cual perro ventor, as� como da de �l y lo halla, anda alrededor ladr�ndole y pellizcando y huyendo; y tanto le molesta, que le hace subir y encaramar en el primero �rbol que por all� est�, y el dicho tigre, de importunado del dicho ventor, se sube a lo alto y se est� all�, y el perro al pie del �rbol ladr�ndole, y �l rega�ando mostrando los dientes; llega el ballestero, y desde a doce o quince pasos le tira con un rall�n y le da por los pecho, y echa a huir, y el dicho tigre queda con su trabajo y herido mordiendo la tierra y �rboles, y desde a espacio de dos o tres hora o otro d�a el montero torna all�, y con el perro luego le halla donde est� muerto. El a�o de 1522 a�os yo y otros regidores de la ciudad de Santa mar�a del Antigua del Darien hicimos en nuestro cabildo y ayuntamiento una ordenanza, en la cual prometimos cuatro o cinco pesos de oro al que matase cualquiera tigre de �stos, y por este precio se mataron muchos de ellos en breve tiempo, de la manera que es dicho, y concepos asimismo. Para mi opini�n, ni tengo ni dejo de tener por tigres estos tales animales, o por panteras o otro de aquellos que se escriben del n�mero de los que se notan de piel maculada, o por ventura otro nuevo animal que asimismo la tiene y no est� en el n�mero de los que est�n escritos; porque de muchos animales que hay en aquellas partes, y entre ellos aquestos que yo aqu� pondr�, o los m�s de ellos, ning�n escrito supo de los antiguos, como quiera que est�n en parte y tierra que hasta nuestros tiempos era inc�gnita, y de quien ninguna menci�n hac�a la Cosmograf�a del Tolomeo ni otra, hasta que el almirante don Crist�bal Col�n nos la ense��; cosa por cierto m�s digna y sin comparaci�n haza�osa y grande que no fue dar Ercoles* entrada al mar Mediterr�neo en el Oc�ano, pues los griegos hasta �l nunca le supieron ; y de aqu� viene aquella f�bula que dice que los montes Calpe y �vila (que son los que en el estrecho de Gribraltar, el uno en Espa�a y el otro en �frica, est�n enfrente el uno del otro) eran juntos, y que el Ercoles que los abri�, dio por all� la entrada al mar Oc�ano y puso sus columnas en C�liz y Sevilla, que vuestra majestad trae por divisa, con aquellas su letra de Plus ultra; palabras en verdad dignas de tan grand�simo y universal emperador, y no convenientes a otro pr�ncipe alguno; pues en partes tan extra�as y tantos millares de leguas adelante de donde Ercoles y todos los pr�ncipes universos han llegado, las ha puesto vuestra sacra cat�lica majestad. As� que, pues que Ercoles fue el que aquello poco naveg�, y por eso dicen los poetas que dio la puerta al Oc�ano, etc., por cierto, Se�or, aunque a Col�n se hiciera una estatua de oro, no pensaran los antiguos que le pagaban si en su tiempo �l fuera.
Tornando a la materia comenzada, digo que de la manera y facci�n de este animal, pues vuestra majestad le ha visto, y al presente est� vivo en esta ciudad de Toledo, no hay qu� se diga de �l m�s de lo dicho; pero este leonero de vuestra majestad, que ha tomado cargo de le amansar, pod�a entender en otra cosa que m�s �til y provechoso le fuese para su vida, porque este tigre es nuevo, y cada d�a ser� m�s recio y fiero y se le dobrar� la malicia. A este animal llaman los indios ochi, en especial en Tierra-Firme, en la provincia que el Cat�lico rey don Fernando mand� llamar Castilla del Oro. Despu�s de esto escrito muchos d�as, sucedi� que este tigre de que de suso se hizo menci�n, quiso matar al que ten�a cargo de �l, el cual lo hab�a ya sacado de la jaula, y muy dom�stico le ten�a y atado con muy delgada cuerda, y tan familiar, que yo estaba espantado de verle, pero no desconfiado que esta amistad hab�a de durar poco; en fin, que un d�a hubiera de matar al que ten�a cargo de �l; y desde a poco tiempo se muri� el dicho tigre o le ayudaron a morir, porque en la verdad estos animales no son para entre gentes, seg�n son feroces y de su propia natura indomables.