Cap�tulo XVII.
Del ganado bravo y otras sabandijas

NO TUVIERON los indios del Per�, antes de los espa�oles, m�s diferencias de dom�stico ganado que las dos que hemos dicho: paco y huanacu.

De ganado bravo tuvieron m�s, pero usaban de �l como del manso (seg�n dijimos) en las cacer�as que hac�an a sus tiempos.

A una especie de las bravas llaman huanacu, por cuya semejanza llamaron al ganado mayor manso con el mismo nombre, porque es de su tama�o y de la misma forma y lana. La carne es buena, pero no tan buena como la del manso. En fin, en todo se asemejan. Los machos est�n siempre atalayando en los collados altos mientras las hembras pacen en lo bajo y cuando hay gente dan relinchos, a semejanza de los caballos, para advertirlas. Y cuando la gente va hacia ellos huyen, antecogiendo las hembras por delante.

La lana de �stos huanacus es corta y �spera, pero tambi�n la aprovechaban los indios para su vestir.

(Con galgos los corr�an en mis tiempos. Y mataban muchos).

A semejanza del ganado menor, que llaman paco, hay otro ganado bravo que llaman uicu�a. Es animal delicado, de pocas carnes. Tienen mucha lana y muy fina. (De cuyas virtudes medicinales escribe el padre Acosta muchas y muy buenas; lo mismo hace de otros muchos animales y aves que se hallan en las Indias, m�s de su paternidad escribe de todo el nuevo orbe es menester mirar con advertencia lo que en particular dice de las cosas en Per�, a quien me remito en muchas de las que vamos diciendo.)

La uicu�a es m�s alta de cuerpo que una cabra por grande que sea. El color de su lana tira a casta�o muy claro que por otro nombre llaman leonado. Son liger�simas, no hay galgo que las alcance. M�tanlas con arcabuces y con atajarlas, como hac�an en tiempo de los incas. Apaci�ntanse en los desiertos m�s altos, cerca de la nieve. La carne es de comer, aunque no tan buena como la del huanacu. Los indios la estimaban porque eran pobres de carne.

Venados o ciervos los hubo en Per�, aunque mucho menores que los de Espa�a. Los indios les llaman taruca. En tiempo de los reyes incas hab�a tanta cantidad de ellos que se les entraban por los pueblos. Tambi�n hay corzos y gamos.

(De todos estos animales bravos sacan la piedra bezoar, en estos tiempos. En los m�os no se imaginaban tal.)

Hay gatos cervales, que llaman ozcollo. Son de dos o tres diferencias. Hay zorras mucho menores que las de Espa�a: ll�manles �toc.

Otros animalejos hay peque�os, menores que gatos caseros. Los indios les llaman a�as y los espa�oles zorrina. Son tan hediondos que si como hieden olieran, fueran m�s estimados que el �mbar y el almizcle. Andan de noche por los pueblos y no basta que est�n las puertas y ventanas cerradas para que deje de sentirse su hedor aunque est�n lejos cien pasos y m�s. Hay muy pocos, que si hubieran muchos atosigaran al mundo.

Hay conejos caseros y campestres, diferentes los unos de los otros en color y sabor. Ll�manles coy. Tambi�n se diferencian de los de Espa�a. De los caseros han tra�do a Espa�a pero danse poco por ellos. Los indios, como gente pobre de carne, los tienen en mucho y los comen por gran fiesta.

Otra diferencia de conejos hay, que llaman uizcacha. Tienen cola larga como gato. Cr�anse en los desiertos donde haya nieve —y no les vale, que all� van a matarlos.

En tiempos de los reyes incas (muchos a�os despu�s, que a�n yo lo alcanc�) aprovechaban el pelo de la vizcacha y lo hilaban de por s� para variar de colores la ropa fina que tej�an. El color que tiene es pardo claro, color de ceniza. Y �l es de suyo blando y suave. Era cosa muy estimada entre los indios, no se echaba sino en la ropa de los nobles.

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