El lenguaje y otras manchas de tinta

Tal vez sea �sta la descripci�n de una mancha de tinta.

Cuando un libro choca con una cabeza y suena a hueco, �se debe s�lo al libro?

La met�fora es mucho m�s inteligente que su autor, y eso sucede con muchas cosas. Todo tiene su profundidad. Quien tiene ojos ve todo en todo.

Los libros griegos y latinos se han introducido como los sementales �rabes en Inglaterra. Podemos proporcionar el �rbol geneal�gico de ciertos libros como los ingleses de sus caballos.

En un art�culo: El sacrificio de los primog�nitos a�n es recomendable, en el caso de los versos.

En nuestros poetas de moda es demasiado evidente que la palabra genera la idea. En Milton y Shakespeare el pensamiento siempre crea la idea.

Se dir�a que nuestros idiomas ha enloquecido. Cuando queremos una idea, nos ofrecen una palabra; cuando exigimos una palabra, nos brindan una raya y donde esperamos una raya, hay una obscenidad.

Del berrido del ni�o surgi� el idioma como de la hoja de parra un vestido de gala franc�s.

Un discurso no tiene que estar impreso. Hubo buenos oradores en tiempos en los que presumiblemente se escrib�a mal, y algo que se puede leer bien no tiene que ser escuchado; son dos cosas muy distintas. Una pintura no debe estar bajo el microscopio. Nuestros dramaturgos deber�an tomarlo en cuenta.

Miles de personas pueden ver el sinsentido de una frase sin tener la capacidad de refutarla formalmente.

Esto debe servirme de advertencia. Como aquel gran escritor franc�s, de ahora en adelante no dar� nada a la imprenta sin que antes lo lea mi cocinera.

En cierta obra un hombre c�lebre preferir�a leer lo que tach� que lo que dej�.

Al pr�logo se le podr�a llamar pararrayos.

Ah� se aplica a la perfecci�n lo que Butler dice de un mal cr�titco: si no encuentra un error, lo comete.

El pensamiento a�n tiene demasiado espacio libre al expresarse. He se�alado con el mango de un bast�n lo que deb�a haber se�alado con la punta de una aguja.

A un pr�logo se le podr�a llamar "matamoscas" y a una dedicatoria "bolsa de limosnero".

Se dir�a que el se�or S., que entr� a la fama por el portal de la historia, quisiera escapar de ella por la portezuela de la poes�a.

Los periodistas han construidos una capillita de madera que llaman el Templo de la Fama, donde todo el d�a clavan y desclavan retratos, con tal esc�ndalo que nadie escucha sus propias palabras.

Sin duda la primera s�tira fue hecha por venganza. Utilizarla para el mejoramiento del pr�jimo, contra los vicios y no contra los viciosos, es ya un pensamiento domesticado, enfriado, deglutido.

Al escribir mant�n la confianza en ti mismo, un orgullo noble y la certeza de que los dem�s no son mejores que t�; ellos evitan tus errores y en cambio cometen otros que t� has evitado.

Pido a todos los cielos que al menos me impidan escribir un libro de los libros.

Los jardines deben ser universidades y los �rboles libros [...]

Como han observado algunos filos�fos, le debemos muchos errores al mal empleo de las palabras. Acaso a ese mismo mal empleo le debemos los axiomas.

Con poco ingenio se puede escribir de tal forma que otro necesite mucho para entenderlo.

Alguno de nuestros ancestros debe haber le�do un libro prohibido.

Yo y me. Yo me siento —se trata de dos objetos—. Nuestra falsa filosof�a permea el lenguaje entero; por as� decirlo, no podemos razonar sin razonar mal. No se toma en cuenta que el lenguaje es una filosof�a (al margen de lo que se diga). Quienquiera que hable alem�n es un filos�fo popular; nuestra filosof�a universitaria est� hecha con las limitaciones del lenguaje. Toda nuestra filosof�a no es sino una rectificaci�n de los usos del lenguaje, esto es, la rectificaci�n de una filosof�a (la m�s com�n). La filosof�a com�n s�lo tiene la ventaja de contar con declinaciones y conjugaciones. As�, ense�amos la verdadera filosof�a en el lenguaje de la falsa. De nada sirve explicar las palabras, pues con explicaciones de palabras no altero los pronombres ni su declinaci�n.

�No es curioso que una traducci�n literal casi siempre sea mala? Sin embargo, todo se puede traducir bien; as� se aprecia qu� tanto se entiende el idioma, es decir, qu� tanto se conoce al pueblo que lo habla.

Un buen personaje para una comedia o una novela: alguien con tal sentimiento de culpa que entiende todo con excesiva sutileza, interpret�ndolo en su contra.

Las cartas de un hombre inteligente siempre incluyen el car�cter de sus destinatarios. Esto se puede mostrar espl�ndidamente en una novela epistolar.

La escritura es excelente para despertar el sistema que dormita en cada hombre; cualquiera que haya escrito habr� notado que al escribir siempre se despierta algo que hasta entonces conoc�amos de un modo impreciso y que sin embargo yac�a en nosotros.

No estar�a mal un libro de primeros auxilios para escritores.

La filosof�a popular com�n no es otra cosa que el cuerpo de la kantiana.

Lo menos que se puede decir del se�or Kant es que no ha sido muy amigable con sus lectores, pues ha escrito su obra de tal modo que debe ser estudiada como una obra de la naturaleza [...] Los temas del libro del se�or Kant son sin duda muy interesantes, pero no cualquiera puede saberlo de inmediato.

Las rese�as literarias son una especie de enfermedad infantil que afecta en mayor o menor grado a los libros reci�n nacidos. Hay ejemplos de algunos muy robustos que sucumben a la enfermedad y de otros d�biles que la superan. Algunos ni siquiera la contraen. Con frecuencia se busca inocularlos con pr�logos, dedicatorias zalameras o aun con los juicios del autor, pero esto no siempre ayuda.

Uno de esos esclavos negros en las plantaciones de la literatura.

Pasaron a la cripta familiar de mis pecados juvenilas, la de los malos libros.

Est� bien que los j�venes enfermen de poes�a en ciertos a�os, pero, por el amor de Dios, hay que impedir que la contagien.

Podemos estar seguros de que en ning�n buen poema el primer verso se escribi� al principio.

Nuestros poemas se crean a veces desde el coraz�n, a veces desde el o�do, a veces desde la conveniencia [...] Sin embargo, lo importante es que cada poema s�lo tenga un origen.

�Qu� barullo tendr�amos en el mundo si transform�ramos todos los nombres en definiciones!

Se diga lo que se diga, la filosof�a es el arte de la distinci�n. El campesino usa todas las frases de la filosof�a abstracta, pero encubiertas, escondidas, entrelazadas, "latentes", como dir�an el f�sico y el qu�mico. El fil�sofo nos brinda las frases puras.

En la naturaleza no hay palabras, solamente iniciales. Al releer las nuevas "palabras" descubrimos que no son sino iniciales de otras.

El primer libro que habr�a que prohibir en el mundo ser�a un cat�logo de libros prohibidos.

Siempre es preferible darle el tiro de gracia a un escritor que perdonarle la vida en una rese�a.

Es fascinante escuchar a una mujer extranjera que comete faltas en nuestro idioma con sus hermosos labios. A un hombre, no.

Decir mucho en pocas palabras no significa hacer primero un ensayo y luego acortar los p�rrafos, sino reflexionar sobre el asunto y expresar lo mejor de la reflexi�n, de tal modo que el lector inteligente distinga que algo se ha suprimido; significa, en realidad, dar a entender, con un m�nimo de palabras, que se ha pensado mucho.

Mientras m�s racionalmente se aprende a diferenciar un idioma, m�s dif�cil resulta hablarlo. El habla diestra depende mucho del instinto y no se puede alcanzar con la raz�n. Se dice que ciertas cosas deben aprenderse en la juventud; esto tambi�n se aplica a los hombres que cultivan su raz�n en detrimento de todas sus otras facultades.

Si pens�ramos m�s por nuestra cuenta, tendr�amos muchos m�s libros malos y muchos m�s libros buenos.

Os entrego este librito, no como un lente para ver a los dem�s, sino como un espejo.

Un error que el mal escritor y el escritor meramente ingenioso tienen en com�n consiste en que m�s que iluminar su tema, lo usan para mostrarse a s� mismos. Uno conoce al escritor y nada m�s que al escritor. Aunque en ocasiones resulte muy dif�cil suprimir un p�rrafo ingenioso, hay que hacerlo si no es sustancial. Esta crucifixi�n hace que poco a poco el ingenio se acostumbre a las riendas que debe colocarle la raz�n [...]

Siempre prefiero al hombre que escribe como se puede poner de moda, al que escribe como est� de moda.

Valdr�a la pena escribir una vida por duplicado o triplicado; primero como la escribir�a el amigo afectuoso en exceso, luego como lo har�a el enemigo y finalmente seg�n la verdad misma.

Las fuerzas el�sticas de los cuerpos son, por as� decirlo, los traductores con los que nos hablan.

Hay que hablar ah� donde los hombres puedan escuchar sin pensar, y hay que callar en cuanto la gente piense lo mismo que nosotros. As� es el libro de viajes de Sterne. Casi todos los libros s�lo contienen dos puntos singulares entre los que no hay otra cosa que los razonamientos m�s comunes, una l�nea gruesa donde hubiera bastado una punteada.

Hab�a desbordado su biblioteca como se desborda un chaleco. Las bibliotecas pueden ser demasiado estrechas o demasiado amplias para la mente.

Quien tenga dos pantalones, que venda uno y compre este libro.

Si alguien escribe mal, qu� m�s da, hay que dejarlo escribir. Transformarse en buey a�n no es suicidarse.

Aquello tuvo el efecto que por lo general tienen los buenos libros. Hizo m�s tontos a los tontos, m�s listos a los listos y los miles restantes quedaron ilesos.

No hagas un libro con temas que en realidad cabr�an en un art�culo de revista, ni un p�rrafo con dos palabras. Lo que un imb�cil dice en un libro ser�a tolerable si lo pudiera expresar en tres palabras.

En realidad fui a Inglaterra para aprender a escribir en alem�n.

El �nico defecto de los escritores realmente buenos es que casi siempre ocasionan que haya muchos malos o regulares.

�Ojal� hubiera un tribunal de apelaci�n para casos del gusto o de la cr�tica!

Alguien que ni siquiera distingue entre la lectura pasiva y la activa.

Uno se resiste a hacer un cucurucho para la pimienta con una p�gina en blanco. Si est� impresa, uno la usa con agrado.

Una expresi�n bien lograda es ya un buen pensamiento, pues es casi imposible expresarse bien sin mostrar lo expresado desde un lado favorable.

Nada le place tanto a Apolo como el sacrificio de un cr�tico literario engre�do.

Quiz� ser�a bueno que en las demostraciones metaf�sicas de la existencia de Dios nunca se usaran palabras, o que s�lo se usaran cuando ya no hubiera dudas.

Dudo que en Alemania hombre sensato alguno se preocupe por el juicio de un peri�dico, quiero decir, que condene un libro porque el peri�dico lo condene o lo aprecie porque el peri�dico lo elogie, pues esto contradice por completo la noci�n de hombre sensato.

Leer equivale a tomar prestado; inventar, a saldar cuentas.

Cuando se empieza a ver todo en todo, la manera de expresarse suele volverse m�s oscura. Se empieza a hablar con lengua de �ngel [...]

Es una fortuna que el vac�o de ideas no tenga las mismas consecuencias que el vac�o de aire; de lo contrario, las cabezas que se aventuran en libros que no entienden quedar�an comprimidas.

Si usamos una palabra vieja, generalmente transita por el canal de significado abierto por el abecedario. Una met�fora crea un nuevo canal y lo recorre de punta. Utilidad de las met�foras.

Con indolencia no se escriben s�tiras contra la indolencia. Justo en esto radica la naturaleza de la s�tira: no se da�a a s� misma. Imitamos las s�tiras de los franceses e ingleses sin advertir que debemos lidiar con otros defectos.

Las siluetas son abstraciones; su descripci�n, una simple silueta.

Darle el �ltimo toque a una obra, es decir, quemarla.

Los versos, como los cangrejos, s�lo se dan en los meses que no llevan r.

Si ni siquiera por la ropa se pudiera reconocer a los sexos y hubiera que adivinarlos, surgir�a un nuevo mundo amoroso que merecer�a ser tratado en una novela con gran sabidur�a.

Cuando alguien usa libreas o uniformes por elecci�n propia, la ropa ya no es cobertura, sino jerogl�fico.

En una cabeza donde las palabras no est�n ordenadas hay una forma completamente distinta de pensar, otro jus naturae, otras belles lettres, otra manera de llevar la casa; uno se vuelve extranjero en su propia patria y en el mundo. Por eso deseo aconsejar a los j�venes que arreglen con cuidado todas las nuevas palabras y las coloquen en sus respectivas clases, como si fueran minerales, para que puedan encontrarlas cuando les pregunten por ellas o cuando las necesiten ellos mismos. Esto se llama "econom�a de las palabras" y es tan provechosa para la raz�n como la econom�a monetaria para el bolsillo.

La exageraci�n es un error tanto de los artistas como de los escritores biso�os. Un sentimiento presentado con una moderaci�n que no deje un regusto a avaricia s�lo produce aut�ntico placer. Apenas se rebasan sus l�mites cabe preguntarse "�y por qu� no avanzar m�s?" Hay una clase de exageraci�n en la que todo est� permitido, y por eso es tan apropiada para las mentes superficiales. [...] Una exageraci�n que conserve siempre una intenci�n oculta es tan dif�cil de lograr y gusta tanto como una idea sublime. As� es como est� escrito Hudibras; en sus versos impera una exageraci�n uniforme y sostenida [...]

Un libro es como un espejo: si un mono se asoma a �l no puede ver reflejado a un ap�stol. Carecemos de palabras para hablar con los tontos de sabidur�a. Ya es sabio quien entiende a un sabio.

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