Para impedir totalmente una acci�n es necesaria una fuerza id�ntica a la de su causa. Para desviarla, basta una minucia.
No quer�a seducir, pero seduc�a. Es muy triste que en su empe�o por disminuir el mal los hombres procreen tantas novedades; aparentemente se conoce mejor la fuerza que la materia en que se aplica.
Hasta qu� punto las cosas dependen de las apariencias es algo que se puede ver al tomar caf� en copas de vino (una bebida noble), al sentarse a la mesa y cortar la carne con tijeras o, como lo apreci� en una ocasi�n, al untar mantequilla con una vieja, aunque muy limpia, navaja de afeitar.
Se dir�a que todos los inventos se deben a una especie de casualidad, incluso aquellos que se cree haber realizado con gran empe�o. Al clasificar las invenciones, los principales saltos innovativos, m�s que una obra de voluntad, parecen un impulso del coraz�n [...] Aqu� viene algo que he dicho en otra parte; no se deber�a decir "yo pienso": uno piensa como el cielo relampaguea.
Con demasiada frecuencia la "noble sencillez" en las obras de la naturaleza tiene su origen en la noble ignorancia de quien las contempla.
Creer que actuamos con libertad cuando en realidad somos m�quinas, �no ser� tambi�n una forma de raz�n? Nos resulta imposible advertir los or�genes. Percibimos lo ocurrido, no c�mo ocurre. En cuanto creemos que hacemos algo, ya lo hemos hecho.
El 4 de julio de 1765, un d�a a veces despejado y a veces nublado, estaba leyendo en la cama, acomodado de tal forma en que pudiera distinguir las letras con nitidez. De pronto, la mano que sosten�a el libro se movi� imperceptiblemente y esto hizo que recibiera menos luz. Entonces pens� que una nube espesa deb�a estar pasando frente al sol y todo me pareci� m�s oscuro, por m�s que la alcoba no hubiera perdido nada de luz. Con frecuencia sacamos nuestras conclusiones de esta forma; buscamos en la lejan�a causas que muchas veces est�n junto a nosotros.
Los prejuicios son, por as� decirlo, los instintos artificiales del hombre: gracias a ellos llega, sin ning�n esfuerzo, a decisiones que le costar�a gran trabajo ponderar.
Las sensaciones fuertes, de las que tanto se precian algunos, generalmente no son m�s que una disminuci�n del entendimiento [...]
As� como un sordomudo aprende a hablar y a leer, as� podemos hacer cosas cuyo alcance ignoramos y cumplir intenciones desconocidas. Aquel hombre habla por un sentido del que carece.
Para la materia inanimada la atracci�n parece ser lo mismo que el amor propio para la viva.
Debe investigarse si acaso es posible hacer algo sin tener en mente el inter�s propio.
Quien imita sin reconocer las causas de su imitaci�n se derrumba en cuanto es abandonado por la mano que lo gu�a.
Con el estudio sucede lo mismo que con la jardiner�a: quien define no es el que planta ni el que riega, sino el Dios que hace florecer las plantas. Me explico. Mientras actuamos, seg�n nosotros "de manera consciente" hacemos muchas cosas inconscientes. Nuestras facultades son semejantes a los rayos del sol y al clima, pues no dependen de nosotros. Cuando escribo, lo mejor siempre proviene de un sitio inexplicable.
Mi proyecto ten�a m�s bilis que fundamentos. Qued� exhausto antes de realizarlo.