El trabajo art�stico e intelectual

Queda s�lo por considerar la vocaci�n art�stica e intelectual de los miembros del Ateneo, cuesti�n b�sica si se parte del hecho de que la asociaci�n se form� para divulgar precisamente la creaci�n art�stica e intelectual. Si bien algunos de sus miembros se abstuvieron de manifestar su creatividad en ese sentido, fueron los menos, como el ingeniero Evaristo Araiza o el licenciado Enrique Jim�nez Dom�nguez.

Si se insiste en el recuento, desde luego que los aspectos literarios predoniman sobre cualquier otro, aunque en calidad, las artes minoritarias, como la m�sica, tuvieron entre los del Ateneo a un Manuel M. Ponce y a dos concertistas, entre quienes se halla una de las dos mujeres de la asociaci�n: Alba Herrera y Ogaz�n. La pintura tuvo a cuatro excelentes representantes y a un dibujante notable. Fue �ste Jorge Enciso y los otros, �ngel Z�rraga, Saturnino Herr�n, Diego Rivera y Francisco de la Torre.

La literatura, pues, tuvo en el Ateneo a exponentes de g�neros muy diversos, siendo el ensayo el m�s cultivado, aunque en vertientes muy distintas, ya que se cultiv� el sociol�gico, el jur�dico, el filos�fico, para llegar a la historiograf�a, que encontr� a nueve representantes muy distinguidos. El periodismo pol�tico tiene valor de ensayo en los atene�stas. Pi�nsese, si no, en Vasconcelos, en G�mez Robelo, Gonz�lez Mart�nez, Mart�n Luis Guzm�n y en tantos otros que de manera m�s o menos permanente o aun circunstancial, se dedicaron al comentario de los sucesos de inter�s nacional.

Los hubo constructores a trav�s del ensayo, como Pani y Gonz�lez Roa. Caso y Vasconcelos son los fil�sofos por antonomasia, aunque tambi�n Teja Zabre se permiti� teorizar sobre la historia.

En suma, la prosa ensay�stica fue lo m�s frecuentado por el Ateneo. Dos de sus representantes m�s connotados, Reyes y Henr�quez Ure�a, insistieron m�s en ese g�nero que en cualquier otro.

La poes�a, si no es lo mayoritario, s� cont� con representantes de muy alta calidad, que incluso son hitos en la historia literaria, como el doctor Gonz�lez Mart�nez. Hay alta calidad po�tica en muchos, pi�nsese en D�valos, L�pez, Rebolledo, Arg�elles Bringas, Mar�a Enriqueta; casi todos, por cierto, la vieja guardia modernista del Ateneo, Urbina incluido. Hubo tambi�n poetas de afici�n, m�s que de profesi�n, como ser�a el caso del doctor Alarc�n y, entre los pol�grafos, Vasconcelos, que intent�, aunque no muy felizmente, la poes�a.

El cuento y la novela son dos g�neros minonitarios, aunque algunos de sus cultivadores sobresalieron de manera inconmensurable, como Torri o Guzm�n. El cuento atrajo especialmente a varios atene�stas, que lograron expresiones notables.

El drama, en cambio, tuvo autores m�s casuales que frecuentes: Ifigenia cruel y Prometeo vencedor manifiestan la "afici�n de Grecia" de Reyes y Vasconcelos. Garc�a Naranjo dej� por ah� El vendedor de mu�ecas. El teatro, en definitiva, no fue un g�nero muy tomado en cuenta.

Los pol�ticos, para volver a ellos, hicieron que la oratoria, a la que entonces se le conced�a calidad literaria, alcanzara expresiones excelentes.

Corre, as�, la fama de Jes�s Urueta, como hombre de "verbo divino", pero no estuvo solo. Ciertamente, hoy s�lo se puede apreciar la oratoria de aquellos cultivadores en textos que impiden captar la totalidad, o sea la actuaci�n, la inflexi�n de la voz y la gesticulaci�n. En ese sentido destacan Garc�a Naranjo y Jos� Mar�a Lozano, sobre todos, pero tambi�n Caso, Cabrera y Vasconcelos, quien dice varias veces no ser orador, tal vez con raz�n, y sin embargo sus discursos son notables.

En suma, el Ateneo es grupo, asociaci�n y generaci�n de escritores. Tal vez la �ltima de aut�nticos pol�grafos mexicanos. �sa es una de sus caracter�sticas y van en consonancia con el enciclopedismo de que hicieron gala y con el af�n did�ctico que siempre les acompa�� en la mayor parte de su creatividad.

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