4. pensamiento de la Ilustraci�n


Corresponde a la sesi�n de GA 3.4 EL PENSAMIENTO DE LA ILUSTRACI�N

En la segunda mitad del siglo XVIII se public� en Francia la Enciclopedia. Esta obra coordinada por Denis Diderot reun�a en 28 vol�menes, en forma ordenada y sistematizada, todo el conocimiento cient�fico de aquella �poca. La Enciclopedia representaba el triunfo de la confianza en la raz�n como el camino para llegar al conocimiento cient�fico.

Para que esto ocurriera, en los siglos anteriores se desarroll� una serie de acontecimientos que culmin� con la �poca conocida como la Ilustraci�n.

El fil�sofo alem�n Emmanuel Kant defini� a finales del siglo XVIII a la Ilustraci�n como el resurgir del hombre de su minor�a de edad. Seg�n Kant, para que el hombre saliera del estado de ignorancia en el que se encontraba, parecida al grado de conocimiento que posee un ni�o peque�o, deb�a desarrollar su capacidad de razonamiento para llegar al conocimiento verdadero de las cosas.

El inter�s por el conocimiento verdadero o cient�fico de las cosas apoyado en el desarrollo del pensamiento racional del hombre, produjo en los siglos XVI y XVII una corriente filos�fica llamada Racionalismo. En el campo del conocimiento de las ciencias naturales, el matem�tico y astr�nomo Nicol�s Cop�rnico (1473-1543) en su obra Revoluciones de los cuerpos celestes, propon�a "Un sistema del universo con un sol estacionario, en lugar de una Tierra est�tica".

El f�sico matem�tico y astr�nomo Galileo Galilei (1564-1642) afirmaba que para conocer el universo "no deb�an comprender(lo) a base de teor�as, sino mediante la observaci�n".

En el campo del conocimiento social, el fil�sofo, matem�tico y f�sico Ren� Descartes (1596-1650) fue m�s all� al crear una serie de reglas revolucionarias de raciocinio que, seg�n �l, pod�an usarse para resolver cualquier problema complejo.

Descartes propone en su m�todo llamado cartesiano, el seguimiento riguroso de cuatro reglas, expuestas en su obra Discurso del m�todo, escrita en 1637, que son las siguientes:

El primero de estos preceptos, (consiste) en no recibir como verdadero lo que con toda evidencia no reconociese como tal, evitando cuidadosamente la precipitaci�n y los prejuicios, y no aceptando como cierto sino lo presente a mi esp�ritu de manera tan clara y distinta que acerca de su certeza no pudiera caber la menor duda.
El segundo, (consiste en) dividir cada una de las dificultades con que tropieza la inteligencia al investigar la verdad, en tantas partes como (sea) necesario para resolverlas.
El tercero, ordenar los conocimientos, empezando siempre por los m�s sencillos, elev�ndome por grados hasta llegar a los m�s compuestos, y suponiendo un orden en aquellos que no lo ten�an por naturaleza.
Y el �ltimo (...), ,hacer enumeraciones tan completas y generales, que me dieran la seguridad de no haber incurrido en ninguna omisi�n.

Por su parte, el f�sico y matem�tico Isaac Newton (1642-1727), public� su obra titulada Principios matem�ticos de la filosof�a natural; en ella, Newton recoge las aportaciones de sus antecesores en el campo cient�fico, ya que "estos Principios (...) dan raz�n de todos los movimientos de los planetas, cometas, la luna y el mar".

Las ideas racionalistas de Descartes y los descubrimientos cient�ficos de Newton revolucionaron el pensamiento de aquella �poca y tuvieron mayor influencia en los intelectuales del siglo XVIII.

El pensamiento religioso, como una forma de entender el universo, que hab�a imperado hasta aquella �poca, Si bien no fue abandonado totalmente, se resquebraj� debido a la confianza en la raz�n y a la b�squeda del conocimiento basado en la investigaci�n y no en las creencias.

Este resquebrajamiento fue el resultado de que los ilustrados aceptaran que Dios hab�a creado el universo, pero consideraban que la religi�n no era adecuada para explicar ese universo; en cambio cre�an que la ciencia era la �nica que pod�a proporcionar ese conocimiento a los hombres a trav�s de los sentidos, es decir, por medio de la experiencia.

Los fil�sofos ilustrados del siglo XVIII expresaron diferentes ideas. En torno a la religi�n, Denis Diderot (1713-1784) afirm� que:

Una religi�n verdadera, que interesa a todos los hombres en todas las �pocas y en todos los lugares, debi� ser eterna, universal y evidente; ninguna posee esos tres caracteres. Todas, por consiguiente, han sido demostradas como falsas por partida triple.

En el aspecto pol�tico, Montesquieu (1689-1755), autor de la obra El esp�ritu de las leyes, propuso como alternativa a la forma de gobierno absolutista, un Estado que se dividiera en tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Voltaire (1694-1778) defendi� la libertad de expresi�n mediante el ejercicio de la libertad de prensa y la libertad individual.

El problema que combat�an fundamentalmente los ilustrados era la profunda ignorancia en que se encontraba inmersa la poblaci�n europea de aquella �poca. Pero, �d�nde resid�an las causas de esa ignorancia?

Juan Jacobo Rousseau (1712-1778), en su obra el Contrato Social, dice:

En tanto que un pueblo esta obligado a obedecer y obedece, hace bien; tan pronto como puede sacudir el yugo, y lo sacude, hace mejor a�n...

En otra obra escrita por Rousseau, titulada Discurso de los or�genes de la desigualdad, se afirma que:

En un estado social m�s sencillo, hab�a una relativa igualdad entre los hombres, y v�nculos afectivos m�s fuertes, pero como no hab�a modo de volver a ese estado, se deb�an buscar caminos para elevarse a otro superior.

Por lo tanto, hab�a que encontrar caminos para lograr la libertad del individuo y poder acceder a ese anhelado estado de organizaci�n social.

El orden social existente, afirmaban los pensadores ilustrados, era resultado de un acto racional de los hombres en el que hab�an decidido regular, bajo una misma organizaci�n, sus vidas; es decir, los hombres acordaron racionalmente organizarse en sociedad.

Junto con esta idea surgi�, entre otras, una importante teor�a o explicaci�n del origen y funci�n de la sociedad, conocida posteriormente como teor�a del contrato social o contractualismo.

Un importante defensor de la teor�a contractualista fue el fil�sofo Juan Jacobo Rousseau, quien public� en 1762 la obra titulada Contrato social; en ella se encuentran plasmados los elementos b�sicos en el desarrollo de la sociedad.

El primero es el llamado estado de naturaleza; Rousseau afirmaba que ese estado era el periodo hist�rico en el que los hombres viven para s� mismos y obtienen su sustento de lo que provee la naturaleza; en ese momento la humanidad vive en paz y hasta cierto punto en armon�a.

Cuando aparece la propiedad privada, esta paz se quebranta y los seres humanos acuerdan formar un organismo de control superior a los individuos considerados por separado, es decir, un gobierno.

Para constituir este gobierno, los hombres celebran un contrato donde cada uno acepta ceder una parte de su libertad. A este contrato se le llama pacto o contrato social.

Seg�n Rousseau, este pacto da origen a la sociedad organizada, donde la convivencia se regula y dirige por un gobierno; y surge la comunidad pol�tica donde (se supone) el gobierno deber�a velar por los intereses de todos.

Las ideas pol�ticas surgidas del contrato social, privilegiaban la importancia de la raz�n humana en la organizaci�n de la sociedad, sentando las bases de la convivencia social de las rep�blicas modernas. Las ideas de la Ilustraci�n tomaban forma y se aplicaban en beneficio de la sociedad.


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