7. Liberales y conservadores


Corresponde a la sesi�n de GA 3.7 LIBERALES Y CONSERVADORES

La construcci�n de M�xico como un pa�s s�lido y efectivamente independiente, comenz� desde la consumaci�n de la Independencia en 1821 y se extendi� por casi todo el siglo XIX. No obstante las revoluciones internas, las intervenciones extranjeras y las dificultades econ�micas, el pa�s pudo adoptar, para su organizaci�n pol�tica, la forma de rep�blica representativa y federal, misma que surgi� de la confrontaci�n de dos proyectos pol�ticos sustentados por sendos grupos pol�ticos: el de los conservadores y el de los liberales.

Las pugnas entre esas tendencias pol�ticas tuvieron graves consecuencias para la naci�n. En 1837, M�xico se enfrasc� en el primer conflicto con Francia, la llamada Guerra de los Pasteles, en la que los franceses obtuvieron el pago de una cantidad, producto de sus reclamaciones por las p�rdidas de ciudadanos franceses durante saqueos en la ciudad de M�xico. En el norte del pa�s, en 1836, el territorio de Texas, que pertenec�a a M�xico, se independiz� de �ste y en 1845 pas� a ser parte de los Estados Unidos. En 1847 se produjo una invasi�n por parte de los estadounidenses; tras ella, M�xico perdi� m�s de la mitad de su territorio: Nuevo M�xico y la Alta California, a un costo de quince millones de pesos. Todos estos conflictos tuvieron como fondo la desorganizaci�n del gobierno, producida en buena medida, por la lucha interna de las facciones pol�ticas.

Los grupos de liberales y conservadores estaban conformados, en su mayor�a, por personalidades de las clases altas criollas y por algunos mestizos acaudalados, quienes participaban activamente en la pol�tica del pa�s desde la �poca de la Independencia y compart�an, sin distinci�n de partido, la preocupaci�n por aliviar la dif�cil situaci�n del pa�s.

Los conservadores, volviendo sus ojos al pasado colonial, afirmaban que la prosperidad y el orden hab�an prevalecido mientras el pa�s hab�a estado organizado como una monarqu�a, es decir durante el virreinato y en el ef�mero reinado de Agust�n de Iturbide, en el primer Imperio mexicano. Por ello, culpaban a los liberales de la anarqu�a que reinaba en el pa�s, pues afirmaban que �stos, al adoptar ideolog�as extranjeras - como el liberalismo-, hab�an renunciado a su pasado hisp�nico y colonial arrojando as� a la naci�n al desorden.

Por su parte, los liberales argumentaban que los conservadores, al querer mantener el orden colonial y mon�rquico para conservar los privilegios que en el pasado ten�an, se opon�an al progreso de la naci�n y, as�, resultaban responsables de los m�ltiples problemas que aquejaban al pa�s.

Los conservadores luchaban por la implantaci�n de un sistema mon�rquico en el cual, como deseaba uno de sus m�s fervientes defensores, Lucas Alam�n, se desconociera todo tipo de organizaci�n republicana, representativa y federal y se conservasen los fueros o privilegios de las corporaciones militares y religiosas.

Los liberales deseaban un sistema representativo y republicano en el que la base de la organizaci�n pol�tica fuera la igualdad de los individuos ante la ley, el derecho de cada individuo a la propiedad y la libertad de expresi�n, entre otras garant�as individuales, inspiradas en la Declaraci�n Universal de los Derechos del Hombre, surgidas durante la Revoluci�n francesa. Algunos liberales radicales planteaban la separaci�n de la iglesia cat�lica de los asuntos del gobierno y la libertad de cultos. El proyecto liberal tuvo en el doctor Jos� Mar�a Luis Mora, su m�ximo precursor.

Las luchas que entablaron los liberales contra los conservadores para implantar su propio sistema de gobierno, se libraron en distintos e importantes episodios, entre los que destacan la Revoluci�n de Ayutla, la Guerra de Reforma y la resistencia ante la lntervenci�n francesa.

En la Revoluci�n de Ayutla, un grupo de liberales como Benito Ju�rez, Melchor Ocampo y Ponciano Arriaga, entre otros, lidereados por el viejo luchador insurgente Juan Alvarez, exgobernador de Guerrero, se levantaron en armas contra la dictadura de Santa Anna en 1854, bajo la proclama conocida como Plan de Ayutla. Al triunfo de esta revoluci�n, que fue de car�cter eminentemente popular y que reivindicaba los principios liberales, se convoc� al Congreso Constituyente que se encarg� de redactar la Constituci�n Pol�tica promulgada en 1857.

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Con el triunfo de la Revoluci�n de Ayutla, los liberales ascendieron al poder y plasmaron su pensamiento en las disposiciones contenidas en la constituci�n de 1857, cuya primera p�gina aparece en la ilustraci�n.

La promulgaci�n de esta Constituci�n - que incorporaba el derecho a la propiedad individual, a la libertad de ense�anza, a la expresi�n de las ideas y, en general, a las garant�as individuales - provoc� el descontento de algunos sectores militares y de la jerarqu�a eclesi�stica quienes, adheridos al partido conservador, se rebelaron contra esta Constituci�n, proclamando el Plan de Tacubaya a finales de 1857.

Con este plan se inici� una rebeli�n que arroj� al pa�s a una sangrienta guerra civil llamada Guerra de Reforma, que tuvo una duraci�n de tres a�os. La guerra termin� con la victoria liberal.

De entre los obst�culos para sostener la rep�blica liberal en M�xico, tal vez, el m�s serio fue la lntervenci�n francesa. Una vez establecido el gobierno liberal presidido por Benito Ju�rez y por algunas personalidades del partido liberal, el partido conservador luch� por implantar una monarqu�a en el pa�s, invitando a Maximiliano de Habsburgo a ocupar el trono de lo que pretend�an que fuese el segundo Imperio mexicano, derrocando al gobierno liberal de Ju�rez.

Apoyados por las tropas francesas, los conservadores lograron instaurar en M�xico un gobierno mon�rquico encabezado por Maximiliano y, logrando as� mismo suprimir la Constituci�n de 1857; sin embargo, la lucha del pueblo y de los liberales contra el invasor nunca se detuvo, por el contrario, despu�s de varios a�os de resistencia las fuerzas liberales acabaron con el segundo Imperio mexicano en 1867

Con el triunfo liberal sobre el invasor, la soberan�a del pueblo mexicano, es decir, su capacidad de gobernarse y establecer el tipo de gobierno que mejor le conviniera, fue defendida y conservada en adelante. As� la forma de gobierno republicana en M�xico se instituy� definitivamente, misma que durante el resto del siglo XIX, con sus particulares caracter�sticas, dar�a pie a un nuevo periodo de la vida en M�xico conocido como Porfiriato.


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