IV. LAS ARTES Y LOSMÉTODOS DE PESCA
LA PESCA
, ejercida desde los albores de la humanidad como una de las actividades fundamentales para conseguir alimento, fue llevada a cabo por métodos rudimentarios como los arpones fabricados con ramas de árboles; troncos; anzuelos, ramas que se atravesaban en zonas poco profundas, etc., los cuales evolucionaron hasta llegar a la actualidad, en que la pesca se realiza utilizando una serie de materiales perfeccionados, como la red, elemento de pesca que está ligado a la historia de la civilización de todos los pueblos, incluso de aquellos que no han tenido relación alguna entre sí.A los instrumentos y procedimientos que se utilizan para capturar a los organismos que pueblan las aguas del planeta, ya sean marinas, salobres o dulces, se les llama, en conjunto, artes y métodos de pesca, aunque por lo general se acostumbra diferenciar, de manera más específica, a la pesca con redes, denominada genéricamente "artes", de la que se lleva a cabo por medio de anzuelos y otros aparatos especiales, llamados "aparejos".
El invento y uso de las redes como artes de pesca tuvo importancia fundamental en el desarrollo de la industria pesquera. Una red no es sino un tejido de malla que se utiliza en diversas formas para interceptar el paso de los peces y otros animales acuáticos, ya sea esperándolos o bien yendo a buscarlos sacándolos de sus lugares de protección; su diseño, así como los procedimientos de empleo de la red, han experimentado una serie de innovaciones y mejoras que la hacen cada día más efectiva.
Actualmente, las modalidades de las "redes pesqueras" son numerosas: unas operan en la superficie, algunas a media agua y otras en el fondo; sin embargo, todas ellas tienen en común una serie de elementos fundamentales, como los paños, la armadura exterior, los extremos laterales y los cabos.
Los paños constituyen el cuerpo de la red y están integrados por mallas de formas y tamaños diversos según las clases de redes o el lugar que ocupan en el arte. Se elaboran generalmente con cáñamo, hilo nailon y otros tipos de fibras anudados en los cruces, aunque en algunos casos se construyen sin nudos, con lo que se reduce tanto la cantidad de material necesario para la elaboración de la red, como su peso y su visibilidad en el agua, haciéndola más efectiva.
La armadura exterior encuadra los paños de malla y está formada por los cabos superiores e inferiores, denominados en conjunto "relingas". En cualquier tipo de red, ya sea fija, de deriva o de arrastre, existe un tramo del arte que queda más cerca de la superficie, llamado "relinga superior", y de ella cuelga el resto de la red la cual se mantiene en esta posición mediante diversos tipos de flotadores que pueden ser de corcho, bolas de vidrio o de plástico; la relinga opuesta, es decir, la más cercana al fondo, va siempre lastrada con plomos o cadenas para mantener la red extendida y abierta, y recibe el nombre de "relinga inferior" o "relinga de plomos".
Los extremos laterales de la red cierran con las relingas el marco que la sostiene y mantiene abierta durante la operación; pueden ser de apertura de luz de malla más cerrada, a las que se llama "alas"; de madera, como en las redes camaroneras, que se denominan "tablas o puertas"; o de tubos metálicos o "calones", y permiten la fijación de los cabos de tracción de las redes.
Los cabos son una parte de cadena y otra de cable de nailon, y sirven a las redes para la tracción y fondeo, cierre y otras operaciones que aseguran la captura de los organismos; asimismo, los cabos se utilizan para cobrar la red y subir la captura al barco, enrollándose la porción metálica en el güinche.
En un principio, las redes fueron construidas con materiales derivados de fibras vegetales, como el cáñamo, el esparto, el abacá, el henequén, el sisal, el algodón o la seda, tendiendo siempre a ser menos densas o pesadas que el agua, ya que esto facilita la tracción de la red.
Modernamente se han ido cambiando las fibras vegetales por diversas clases de fibras sintéticas, como el nailon y el perlón, así como por polietilenos y acrílicos, que presentan indudables ventajas por ser menos pesadas, admitir coloraciones determinadas, ser muy resistentes y no pudrirse.
Figura 11. Partes integrantes de una red.
Las fibras con que están constituidas las redes deben ser tratadas periódicamente con diversos tintes y sustancias curtientes, como el tanino, alquitrán y sales de cobre, con el fin de darles mayor resistencia y duración.
Actualmente la diversidad de modelos de redes es extraordinaria y se puede asegurar que cada día se diseña una nueva, pero todas responden en general, a un reducido número de tipos básicos. Estos tipos fundamentales se pueden agrupar en: redes fijas, redes de cerco, redes de copo y redes de arrastre.
Las redes fijas son aquellas que se colocan en un lugar determinado de la costa para interceptar el paso de los peces u otros animales marinos. Suelen ser redes de contorno más o menos rectangular que cuelgan verticales en el agua a partir de la relinga superior o de corchos, y llevan en la inferior lastre abundante para quedar ancladas en el lugar. La fijación al fondo se realiza con "boyas", "anclas" o "muertos" de diversa índole, y la trayectoria que se escoge al jalarlas puede variar dependiendo de las condiciones del lugar en donde van a operar.
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Figura 12. Ejemplo de redes fijas. Langostera y trasmallo.
Entre los principales tipos de artes fijas están las paraderas, las cazonales, las langosteras, la red moruna, los trasmallos y las almadrabas.
Las paraderas son redes rectangulares, a veces de mucha longitud, que pueden llegar a kilómetros; se calan en las lagunas litorales para capturar a las especies que entran a terminar su desarrollo, como es el caso de muchos peces del tipo de las lisas. La red puede por sí sola interceptar el paso de los peces capturándolos, pero generalmente éstas llevan redes secundarias que, una vez detenidos los organismos por la red principal o paradera, son las que efectúan la captura, gracias a que tienen malla más cerrada y que están diseñadas en forma de círculos, haciendo una buena trampa.
Las cazonales son redes fijas que miden generalmente 500 metros de longitud y de 4 a 5 metros de altura, con mallas de 20 centímetros de diámetro; se calan fijas y verticales sobre el fondo para la captura de tiburones juveniles, llamados cazones, que viven cerca de las costas en las bahías, donde la hembra adulta tiene a sus crías. Estas redes se cobran durante la madrugada para evitar que los tiburones adultos ataquen y destrocen la red.
Las redes langosteras son redes fijas, utilizadas en las zonas rocosas cercanas a la costa para la captura de la langosta; consisten en paños de un metro de altura por 100 de longitud, con malla de unos 10 centímetros, que se calan rodeando a las rocas durante la tarde para aprovechar las migraciones nocturnas de los animales cuando salen de sus escondites en busca de alimento; se cobran en la madrugada, pudiéndose capturar varios ejemplares por cada uno de los paños de la red.
La llamada red moruna está diseñada especialmente para la captura de langostinos en las lagunas litorales, y consiste en un lienzo de red calado verticalmente en línea recta; en cada extremo va otra red de las mismas características, calada también verticalmente pero con sus extremos encorvados en forma de caracol para facilitar la captura de estos crustáceos.
Los trasmallos o agalleras son redes fijas muy características que se calan verticalmente y se fijan en áreas que son el paso de las especies que se intenta capturar. Están construidas por tres redes de diferentes tamaños de malla, sujetas a una relinga superior de flotadores. En esta red el pez puede pasar su cuerpo pero se enredará con las agallas y podrá ser fácilmente capturado. Las redes agalleras pueden operarse a la deriva, dejando que las arrastre la corriente pero tomando la precaución de que no sean trasladadas a las rutas de navegación. Esta red se emplea para la pesca de multitud de especies, como la sierra, el robalo y el esmedrega.
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Figura 13. Almadraba
Las almadrabas representan un arte complicado tanto por su extensión, a veces de muchos kilómetros, como por la serie de partes y compartimentos que las forman. Están constituidas por unas largas redes verticales que parten de la costa y se adentran en el mar, las "raberas"; la más próxima a la tierra es la "rabera de tierra" o de "dentro" y la más alejada es la "rabera de fuera"; además presentan un cuadro o "matadero", subdividido en diversos compartimentos que se intercalan entre ambas raberas, adonde son conducidos los peces para su captura.
El calado o fijación al fondo de una almadraba es una labor complicada, dada la enorme extensión de estas redes, que tienen que estar firmes al fondo para evitar que puedan moverse sus diversas partes, ya que en muchas ocasiones, en plena pesca, son sometidas a esfuerzos considerables producidos por la dinámica del mar y la actividad propia de la captura, cuando en su interior se acumulan enormes cantidades de peces con grandes pesos; por eso hay que hacer estudios de las corrientes y calcular el empuje de los posibles peces que atrapa.
La almadraba va sostenida por una especie de esqueleto de cables de acero trenzado, firmes al fondo por medio de innumerables anclas o muertos, algunos de los cuales sobrepasan los 800 kilogramos, y están suspendidos en la parte superior por un número variable de boyas, frecuentemente barriles de madera o botellas de vidrio. Cuando se cala la almadraba, se comienza por el fondeo de las anclas, cuya posición se señala por los correspondientes flotadores y por el tendido de los cables que tienen que soportar los paños de la red.
Hasta la fecha, existen unos 100 tipos de almadrabas, las cuales, según su tamaño, pueden ser trabajadas desde por tres hasta por 50 pescadores. De acuerdo con sus características y dimensiones, así como por el nivel al que se fijan en el mar, seleccionan las especies determinando la captura; hay almadrabas para guachinango, robalo, sierra, atún, jurel y hasta camarón. En Japón actualmente se encuentran instaladas más de 3 000 almadrabas similares a las que se emplean desde hace tiempo en España e Italia.
Todas las almadrabas funcionan bajo el mismo principio: aprovechar la conducta que presentan los peces frente a cualquier objeto que intercepte su camino. Al encontrarse con un obstáculo, los peces huyen instintivamente hacia las aguas mas profundas y siguen la red guía, en cuyo final existe una espaciosa entrada en forma de embudo que da acceso a un corralón que es el cuadro; los organismos, al sentirse cercados, toman velocidad y comienzan a dar vueltas activamente en el fondo de la red hasta encontrar otra entrada, en forma también de embudo, ascendente primero y descendente después, que los lleva al "matadero", copo final de la red vertical, cuyo piso está libre y funciona como bodega o vivero.
Cuando los peces han sido capturados, los pescadores juntan sus lanchas a la red, generalmente en la madrugada y en el atardecer, e inician el cobro o despesque del matadero, concentrando a la captura en él, y por medio de cucharas o a mano, suben los peces a la lancha que lleva una caja especial con agua o con hielo para transportarlos a la costa.
Las ventajas principales de la almadraba son: puede funcionar durante las 24 horas del día sin vigilancia; no es necesario detectar y perseguir a los cardúmenes; es posible conocer el volumen de la captura antes de extraer el pescado de la trampa, lo cual permite preparar la cantidad de hielo y los transportadores para moverla adecuadamente, sin gastar energía excesiva; el esfuerzo para cobrar la red es mínimo.
La duración del arte puede ser entre 8 y 10 años; su operación es sumamente económica, ya que por su cercanía a la costa, el producto obtenido posee gran calidad, debido a que hasta el momento en que se recoge la captura se encuentra nadando dentro del copo, y es cuchareada aún viva y pasada a las bodegas de hielo.
En el trabajo de este arte se necesitan dos equipos; uno de los cuales está operando y el otro se tiene de repuesto, para que cada tres meses se cambie y se limpie de organismos, como balanos, algas y moluscos, que se le adhieren, y además se deja secar para que conserve su eficacia.
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Figura 14. Despesque de la almadraba. San Blas, Nayarit.
Entre los distintos tipos de almadrabas se encuentran trampas fijas tanto para esteros y lagunas como para bahías. Algunas de ellas, en vez de red guía o raberas, están dotadas con luces para peces que son atraídos debido a una reacción llamada fototactismo positivo, lo que los hace entrar fácilmente a la trampa. Cuando se trata de almadrabas pequeñas para lagunas y esteros, el matadero debe estar bajo una sombra, que puede ser producida por hojas de palma. También, para hacer más eficiente el arte, se llena con sardina molida para poder atraer peces chicos.
En México existen zonas apropiadas para instalar almadrabas fijas. Las costas orientales de Baja California Sur son ricas en cardúmenes de peces y la geografía submarina y las corrientes permiten la instalación de artes de pesca fijas. Lo mismo sucede en Guaymas y Mazatlán, que poseen buenos lugares para almadrabas. En las costas de Guerrero, Jalisco y Oaxaca se presentan magníficas condiciones para este tipo de redes.
En el golfo de México, en la laguna de Tamiahua, abundan la lisa y el robalo y la pesca de estas especies podrá multiplicarse mediante la almadraba. En 1967, en las costas de Veracruz se instaló la primera almadraba mexicana frente a Mocambo, para aprovechar la corrida de la sierra. En el mar Caribe, a pesar de las fuertes corrientes, hay lugares apropiados para la instalación de almadrabas fijas, sobre todo en la plataforma continental que bordea a las islas.
El segundo programa de almadrabas en México se desarrolla en Nayarit a cargo de la Escuela de Ingeniería Pesquera de la Universidad Autónoma de Nayarit, que desde 1972 opera una almadraba en la bahía de Matanchén, cercana a San Blas, la cual, además de incrementar las capturas de diferentes especies de escama, permite la capacitación de los alumnos en este tipo de artes de pesca.
Las artes y redes fijas son de gran utilidad para el desarrollo de la pesca mundial, ya que una vez instaladas son de fácil manejo, requieren un mínimo de mantenimiento, tienen magnífica productividad, se operan a la vista de la costa, y en muchas de ellas el producto se puede recoger vivo, en el momento en que se desee.
Redes de cerco y redes de copo
Las redes de cerco se utilizan para la captura de peces cuya costumbre es nadar formando densos cardúmenes o bancos de peces, ya sea en la superficie o a media agua, es decir, pelágicas, como las anchovetas, las sardinas, los atunes, el bonito, la caballa y el jurel. En un principio, estas especies (y en algunos lugares todavía) fueron capturadas mediante artes de enmalle, sardinales y trasmallos; sin embargo, las artes verdaderamente eficaces para esta clase de pesca son las redes de cerco, por las que se han ido sustituyendo.
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Figura 15. Red de cerco.
Un arte de cerco se reduce a un gran paño de red de forma rectangular, cuyas dimensiones varían entre 250 y 1000 metros de longitud y alrededor de 40 de profundidad. En la parte superior de la red se dispone de un número adecuado de flotadores que la mantienen en posición vertical, cuando se utiliza. En la parte inferior lleva una serie de plomos que ayudan al mantenimiento vertical, contando además con un conjunto de anillos por los que pasa un cabo resistente llamado "jareta", que se encarga de cerrar la red y por esto se le conoce con el nombre de "red de cerco de jareta".
Cuando la embarcación llega a un lugar en donde se localizó, por diversos métodos, al cardumen, se inicia el calado de la red, tirando al agua uno de sus extremos cuyos cabos quedan a bordo del bote auxiliar, que describe un círculo rodeando a la mayoría de los organismos.
Una vez terminada esta operación, los pescadores tiran de cada uno de los extremos de la jareta, consiguiéndose de este modo cerrar la parte inferior de la red y así formar un copo en donde queda atrapado el cardumen; después, se va cobrando el arte por uno o varios extremos, ayudándose por medio de güinches, hasta que los animales capturados quedan en un espacio mínimo; los peces se suben a bordo con un gancho o mediante la aspiración con poderosas bombas.
Antiguamente, y en algunos países donde la pesca ha evolucionado poco, la recuperación del arte de cerco era una operación penosa y requería de la colaboración de un gran número de pescadores; en la actualidad, la utilización de las técnicas denominadas "halado-mecánico" permite simplificar el procedimiento y reducir en mucho la mano de obra y el tiempo de operación.
La pesca de cerco hace indispensable que los organismos que se quiere capturar estén formando grandes asociaciones, pues si éstos se hallan dispersos, la pesca de cerco no es posible. Para conseguir localizar la mayor concentración de peces se recurre a varios sistemas, como la utilización de ecosondas especiales de proyección horizontal capaces de detectar la presencia de bancos en un radio de algunas millas alrededor del barco.
A pesar del desarrollo que han tenido estos métodos de localización de las especies pelágicas, ésta se sigue realizando a simple vista, observando el brillo o burbujeo que producen los peces cerca de la superficie, operación conocida como "ardora". En la época actual, en la localización de los bancos se utilizan también avionetas y otros medios, como colocar en el barco aparatos ultrasónicos, los cuales emiten sonidos especiales que son captados por los delfines, que generalmente nadan en el cardumen, por lo que al saltar fuera del agua alertan al capitán del barco cerquero.
También son importantes los métodos para concentrar a las poblaciones de peces, tomando en cuenta los estímulos que provoca el uso de la luz, que reúne, por una respuesta positiva hacia ella, a los diminutos componentes del plancton, principal alimento de estos peces pelágicos y que por lo tanto los va a concentrar, facilitando su captura. Otro estimulante que se ha considerado idóneo para lograr estas concentraciones es la "raba", hueva del bacalao o de las merluzas.
El interés por las pesquerías de cerco ha ido aumentando, trayendo como consecuencia una serie de cambios importantes. Sin duda, las mayores capturas mundiales, en el momento actual, se llevan a cabo mediante este tipo de redes de cerco y una de las más importantes es la destinada a la del arenque, que se efectúa tanto en el Atlántico norte como en el Pacífico septentrional.
Otra gran pesquería de cerco la forma la captura de la anchoveta en el litoral peruano, que ha llegado en algunos años a la fabulosa cifra de 12 millones de toneladas, capturadas por barcos cerqueros llamados "bolicheras", y que se destinan a producir la famosa harina de pescado peruana, que es la base de la alimentación para la cría de aves y de cerdos en muchos países del mundo. En la zona colindante con el cabo Blanco, en el noroeste africano, existen importantísimas pesquerías de "alacha", cuya explotación para transformación en subproducto se lleva a cabo especialmente por medio de artes de cerco.
Otra pesquería importante que utiliza este tipo de arte de pesca cerquero es la de la sardina, tanto la europea, sardina propiamente dicha, como las especies más abundantes y de mayor tamaño que frecuentan las costas de América y California, o las de África del sur y Japón. Se pueden citar las importantes pesquerías de Menhaden en la costa sudoriental de los Estados Unidos explotadas para la obtención de harinas y aceites, las cuales han llegado a tan alto grado de desarrollo que incluso disponen de helicópteros para la localización de los cardúmenes.
Sin embargo, la pesquería de cerco que ha tenido una mayor evolución en los últimos años ha sido la del atún, cuyas principales poblaciones se localizan en el océano Pacífico oriental entre las costas de California y las del Perú, o en las del Atlántico frente al norte de África. Los barcos que intervenían en esta pesquería, hasta 1966, utilizaron las cañas y la carnada viva, pero a partir de ese año fueron adaptados para emplear la red de cerco.
Los nuevos barcos atuneros se construyeron con las características necesarias para operar estas redes de cerco que sobrepasan los mil metros de longitud, como los lujosos Tuna cliper de la flota estadounidense, que tienen de puerto base a San Diego, California y que principalmente capturan atún aleta amarilla, el de mayor aceptación en el mercado internacional. México es otro de los países que han incrementado su flota atunera de cerco, contando con barcos de los mejor equipados del mundo, y por lo tanto, muy eficientes; se considera que la flota atunera mexicana es la primera de América Latina y la segunda del continente.
Existen otras especies que, por la conducta que presentan, no siempre se capturan con redes de cerco, como las caballas y los jureles, que por su costumbre de permanecer una parte del año en la superficie y otra en el fondo, se pescan alternativamente con artes de cerco y de arrastre. En la parte norte del océano Pacífico, los salmones se capturan en ciertas ocasiones mediante artes de cerco especialmente preparadas.
Las modernas tendencias del arte de cerco tratan de realizar la maniobra del modo más fácil y rápido, evitando, al mismo tiempo, la huida de cierta cantidad de peces a través de la parte inferior de la red antes de que se cierre con la jareta; por ello, algunos diseños recientes de éstas llevan un segundo faldón por debajo del piso principal de la red, asegurando, así, su efectividad. De cualquier modo, las redes de cerco no son cien por ciento efectivas, ya que su diseño prevé que se pueda escapar un número de peces que asegure la conservación de la especie; de no ser así, los diferentes métodos y artes que cada día evolucionan más ya habrían terminado con las poblaciones de organismos capturables de los océanos.
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Figura 16. Atuneros mexicanos.
En su origen, el arte de cerco puede considerarse derivado, al igual que el de arrastre, de los pequeños chinchorros playeros; su evolución pasó por redes del tipo llamado "camión", que se utiliza en el Mediterráneo, o del "boliche" y "lámparo", que se usan en Italia; estas redes no tocan el fondo, se mantienen flotantes y, al contrario de lo que ocurre con la de arrastre, presentan la relinga inferior prolongada por delante de la superior.
A través de varias transformaciones sucesivas, estas dos últimas redes acabaron por convertirse en un arte que rodea totalmente el cardumen, con una zona de tela más reforzada donde se concentran los organismos, ya sea situada en el centro del arte y recibiendo el nombre de "traiña", o en un extremo, llamándosela "mampara". Estos dos últimos tipos de redes necesitan ser caladas de una manera distinta, ya que es diferente la maniobra para el cobro del arte; en el primer caso se realiza jalando por ambos extremos, y en el segundo, por uno solo.
Después de estos cambios de la red de cerco, se han diseñado multitud de tipos; dentro de ellos, las diversas modalidades pueden agruparse en dos fundamentales: las que solamente cercan al cardumen, que posteriormente es recogido por diferentes procedimientos, como el empleo de copos adicionales (a lo que se llama "enmallado"), o por medio de una red de cuchara; y las que después de cerrar su fondo por medio de la jareta, transformándolas momentáneamente en red de copo, se suben totalmente con la captura; entre estos tipos se pueden diferenciar las "llampugueras", las "pantasanas" y las de "cerco de jareta".
Con las llampugueras capturan en España las llampugas, peces que se concentran abajo y alrededor de objetos flotantes, y que abundan en las islas Baleares. Es una red larga de unos 200 metros de longitud, cuya altura crece a partir de los calones o extremos hacia el centro, al mismo tiempo que la malla se hace más cerrada.
La captura se realiza de madrugada o al atardecer, lanzando al agua el extremo de la red con una boya; rápidamente se rodea a los peces y posteriormente se recoge este extremo comenzando a meter la red a bordo. Las llampugas, aunque se ven cercadas, no se hunden para escapar y el cerco se estrecha, quedando los peces en la porción central del arte; inmediatamente, el barco se dirige a localizar nuevos peces y repite la operación.
La pantasana es una variedad de red de cerco sin jareta que es utilizada para capturar lisas, las cuales son localizadas primero y después se procede a su cerco; esta red llega hasta el fondo, aunque no arrastra por él, e impide que las lisas escapen por debajo de la relinga de plomos. Una vez cercados los peces, los pescadores agitan violentamente el agua con los remos o lanzan piedras, para que las lisas, asustadas, tiendan a escapar y se enmallen.
Como estos peces tienen la costumbre de saltar fuera del agua para escapar por encima de la relinga de corcho, se utiliza una red complementaria, la "saltada", que consiste en un trasmallo que se cala horizontalmente suspendido por cañas, rodeando por completo a la red de cerco. De este modo, si los animales con su salto consiguen salvar la primera red, caen sobre la saltada y se enmallan en ella.
Otro tipo de red de cerco es la de jareta, que es rectangular y se cierra por el fondo una vez rodeados los animales. Un ejemplo de ella son los sardinales, cuyos paños están reforzados en la línea de unión con las relingas por piezas de malla más cerradas y fuertes. Cada red está integrada por tres o cuatro pasos que, en conjunto, dan una longitud que no suele sobrepasar de los 300 a 500 metros, aunque en las redes atuneras pueden llegar a los 1 000 metros, con una altura entre los 80 y 100 metros.
La relinga de corchos es normal; en cambio, la de plomos lleva una serie de anillos metálicos por donde pasa el cable, o jareta, que permite el cierre del fondo de la red. De cada uno de los extremos de la red parten unos cabos de un centenar de metros de longitud, que sirven para maniobrar la red desde los barcos y así cobrar la captura.
Existen algunas variantes de este tipo de red; la más frecuente es la denominada "tarrafa", ésta difiere solamente en sus mayores dimensiones, puesto que la longitud de la red llega a sobrepasar el kilómetro; la altura, en cambio, es mucho menor, no llega a los 80 metros. Es un arte voluminoso y pesado que alcanza hasta las 10 o 12 toneladas, por lo que los barcos que las usan necesitan tener capacidad para un mayor tonelaje.
México cuenta con una moderna flota de barcos cerqueros, básicos en el desarrollo pesquero del país, para aprovechar los recursos de la nueva zona económica exclusiva de 200 millas, como el atún aleta amarilla, especie de alta capacidad migratoria que se tiene que perseguir y cercar. Estos barcos, que desplazan hasta 1 000 toneladas, se han adquirido en España, Polonia y, en menor escala, en los Estados Unidos, habiéndose construido los más pequeños, de 150 toneladas, en los astilleros del Pacífico y de Veracruz.
Además de la flota atunera se cuenta con barcos cerqueros de menor tamaño que están dedicados a la captura de la anchoveta en la costa occidental de la península de Baja California y de sardina en el golfo de California.
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Figura 17. Grúas doblando las redes.
La construcción de las redes cerqueras de mayor tamaño ha alcanzado en México un gran avance en los últimos años; las compañías dedicadas a la pesca de anchoveta las tienen que manejar en tierra utilizando grúas, ya que por sus dimensiones es imposible el manejo manual de estas artes. Todos estos barcos cerqueros están equipados con aparatos hidroacústicos modernos que permiten la mejor operación del arte de cerco.
El paso que se ha seguido dentro de la evolución de las artes de pesca es el de dar a la parte final de la red de cerco forma de bolsa, para facilitar la concentración de la pesca en ella. De esta forma se llega a la construcción de las artes o redes de copo, en las que lo fundamental es el copo; el resto de la red es la parte accesoria, encargada exclusivamente de cortar el paso a los organismos y conducirlos hacia él, para que se concentren y puedan ser capturados.
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Figura 18. Red de capo.
Existen multitud de variantes en las redes de copo, pero todas ellas están construidas principalmente por tres sectores principales: el "copo" o fondo de la red, donde se ha de acumular la pesca, sin que se pueda seleccionar a los organismos capturados; las "alas" o porciones laterales de la red, por las que se realiza la tracción; y por último, el "casarete", porción de paño en forma de cono truncado que une las alas con el copo dando resistencia a la red. Según el modelo, cada una de estas partes se subdivide en otras, que se diferencian por su forma y sobre todo por las dimensiones de las mallas con que están construidas.
Estas redes se mantienen abiertas gracias a la acción de la relinga superior que lleva corchos o bolas de vidrio, metálicas o de otros materiales, y por el peso de los lastres de plomo y cadenas en su relinga inferior.
Las artes de copo se agrupan, atendiendo a la forma de tracción que se emplea durante la maniobra, en dos tipos diferentes: aquéllas en que el cabo se cobra desde tierra, arte de copo con cabo de tierra; y en las que la maniobra se realiza desde embarcaciones, arte de copo remolcada, pudiendo operar, según se lastre, en la superficie, a media agua o en el fondo, dependiendo de las especies que capture.
El desarrollo de la industria pesquera se incrementó con la incorporación de las redes de cerco y de copo, innovaciones que fueron utilizadas primero en los países nórdicos por estar situados cerca de las zonas en donde los cardúmenes son muy grandes, lo que permite el mejor uso de este tipo de artes. Después se sumaron poco a poco otros países a este escenario del mundo moderno de la pesca.
El arte de arrastre fue utilizado, en un principio, para la pesca de los organismos que viven en el fondo o demersales; sin embargo, además de este uso, en los últimos años se ha ensayado, con mucho éxito, para capturar en la profundidad media los densos cardúmenes de peces pelágicos que ahí se localizan y que se escapaban de las redes de cerco, especialmente las caballas, el jurel, y la alacha. Los resultados han sido tan espectaculares que su utilización progresa con rapidez.
Las pesquerías con red de arrastre a media agua deben considerarse las más importantes entre las practicadas en la actualidad y a ellas ha colaborado de manera importante la evolución industrial de la pesca moderna.
Su empleo es especialmente notable en las plataformas continentales amplias; sin embargo, se usa con éxito para la pesca en diferentes niveles de profundidad del talud continental, y se ha llegado, con este tipo de arte, a la explotación de las zonas situadas hasta la cercanía de los mil metros.
Es necesario remolcar o arrastrar las redes de arrastre con una velocidad calculada, para hacer más eficiente su forma de embudo cónico y lograr que los organismos se concentren en su extremo posterior, es decir, en el llamado "copo" o "bolso".
Existen dos tipos básicos de redes de arrastre: aquéllas en que el cabo se jala desde tierra, redes de arrastre con cabo a tierra, y en las que la tracción se realiza desde una embarcación, o redes de arrastre remolcadas.
Las que se remolcan desde tierra son redes de arrastre con modificaciones en el número y tipo de partes que la forman; presentan variaciones fundamentales en el copo, como la "jabega" en donde es más reducido; en los "boliches", en que es muy cónico, y en los "chinchorros playeros", en que es rectangular.
El chinchorro playero es una de las redes más utilizadas en la pesca costera mundial; los pescadores inician su calado en la madrugada, generalmente a las 4 de la mañana: dejan un cabo en tierra y con una lancha extienden la red; regresan a la playa con el otro; después, participan de 10 a 20 pescadores, y la cobran jalándola ayudados por un cabo que se fijan en la cintura. Cuando la red está próxima a la orilla, un pescador se mete al mar y junta las dos alas para formar el copo en la parte media de la red que, con sus plomos, ha venido arrastrando todo el fondo y capturando sierras, robalos, mantarrayas, lenguados y otras especies tanto de fondo como de media agua. Una vez cobrado el arte se selecciona la captura y se conserva la que tiene valor en el mercado.
Las artes de arrastre remolcadas en un principio se operaban con dos barcos, uno de cada lado de la red, para mantenerla abierta, por lo que este procedimiento se denomina "pesca de arrastre en pareja". Posteriormente, para ahorrar un barco en la tracción, se empleó uno solo, colocando unas tablas especiales reforzadas con guarniciones metálicas, llamadas "puertas" o "tablas", que mantienen abierta la boca de la red.
Este procedimiento se conoce con diferente nombre: en España se le llama "pesca de bou" o "de la vaca"; en Estados Unidos traw, y en México "troleo"; el nombre más generalizado es el de "arrastre".
Los barcos que operan este tipo de redes de arrastre con puertas llevan a proa la caseta para el mando, la cocina, el comedor y los camarotes para la tripulación; la cubierta central está reservada al güinche para efectuar la maniobra de pesca: a popa tienen la cubierta libre para realizar el procesado de las especies capturadas, y queda debajo la bodega. El güinche consta de dos grandes tambores laterales o carretes, con capacidad, cada uno, para miles de metros de cable de acero de 22 milímetros de diámetro, según la profundidad a que trabajen; por fuera de ellos, en el mismo eje, van dos aparatos que sirven para todas las maniobras de mar y fijar los cabos.
En la región posterior de las bandas de babor y estribor de los barcos que arrastran por popa, como los dedicados a la captura de bacalao o de merluza, se localizan los "pescantes" o "potencias", que son estructuras de fierro con forma de ángulo invertido y un sistema de poleas, en donde se colocan los cables que manejan las puertas para poderlas bajar al agua. La popa termina en un plano inclinado llamado "rampa de popa", por donde se lanza el arte hacia el agua; en algunos barcos, antes de esta rampa se encuentra un tambor para cobrar la red, lo cual reduce hasta en una hora el tiempo de trabajo para subir la captura.
Estos barcos que realizan la pesca de arrastre, en su cuarto de mando, además de los aparatos para la navegación están equipados con las ecosondas, tanto de fondo como de red, que son aparatos de uso constante y esencial para las faenas de pesca.
Los arrastreros dedicados a la captura del camarón llevan por delante del güinche una "pluma-trípode", formada por un palo vertical fijo y dos laterales móviles, denominados "tangones", que durante la maniobra hacen un ángulo de 45° con el fijo y de cada uno de ellos cuelga un equipo para su arrastre, es decir, pende una red con sus dos tablas que se manejan con un cable de acero especial.
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Figura 19. Red de arrastre.
La red de arrastre consta de las siguientes partes: la "boca", el "cielo", el "vientre", las "alas", el "copo" y el "saco"; está construida con fibras sintéticas o plástico, generalmente con malla de 8 a 10 centímetros de lado, iguales en toda la red salvo en el copo, que es de doble hilo y de él cuelgan generalmente unos flecos de colores que sirven para ahuyentar a los depredadores.
El cielo es el paño superior de la red, y está fijo al borde anterior por la relinga superior, que es un cable de alma de alambre que lleva los flotadores que ayudan a mantener abierta la boca de la red.
El vientre es el paño inferior y está sostenido por la relinga inferior o "burlón", que es un cable de acero de más o menos 50 metros de longitud forrado con cabo de nailon y formado por tres trozos: uno central de 10 metros y dos laterales de 20 metros cada uno, de diferentes dimensiones según el tamaño de la red, pero conservando las proporciones. Cuando se hace necesario el tramo central, o toda la relinga, se le arrolla una cadena de hierro para dar peso y hacer más efectivo el arrastre.
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Figura 20. Barco arrastrero.
Los extremos laterales o alas se sujetan a los calones, pesados tubos de hierro que llevan tanto en el extremo inferior como en el superior una cabezuela de hierro cerrada con un tapón de madera. Cada calón lleva dos cables que se unen por delante de él por medio de un grillete giratorio, quedando un solo cable que llega al güinche del barco.
El cuerpo cónico de la red se prolonga hacia adelante por las alas y detrás por el copo, terminando en el saco; este cuerpo lleva tres cabos que pasan por anillos colocados alrededor de la red para cerrarla en ciertas zonas y poder dividir la captura, para facilitar el cobro del arte, vaciándose los sacos sucesivos que se forman al ajustar estos cabos. Como el saco de la red arrastra constantemente sobre el fondo, lleva protegida la cara inferior con paños de red vieja o con una piel de res que se renueva cada cierto tiempo.
Los "cabos de arrastre" son de acero, de diámetro y longitud variables según la profundidad de pesca; miden generalmente 18 milímetros de grosor y 100 metros, o más, de largo; llevan marcas que indican las diferentes longitudes del cable: la primera está a 40 metros, sirve para anunciar la próxima llegada de las puertas; otras señalan los 100 metros, los 150, los 200 y los 300 metros, con el fin de llevar los equipos a la misma distancia.
Las puertas se fijan en cada cable, lo que establece cierto ángulo para que el agua produzca un efecto semejante al del aire sobre un cometa, proceso que tiende a separarlas y, por tanto, a abrir la boca de la red. La "puerta" está construida por un tablero rectangular con pesadas guarniciones de fierro que en la parte de abajo se ensanchan formando el "patín", el cual facilita su deslizamiento en el fondo. En su cara inferior lleva dos barras de fierro cruzadas donde se fija el cable de arrastre por medio de una cadena; en la exterior tiene una pieza de hierro donde se amarra la malla de la red, además de un pequeño gancho de fierro denominado "aparejillo", que sirve para izar la tabla y subirla al barco.
En el momento de iniciarse la maniobra, la red se pone en la rampa de popa, colocándola en las puertas colgadas de los pescantes por medio de cadenas y el cable enrollado en los tambores del güinche; cuando el capitán de pesca ordena: "¡arte al agua!", se "larga" la red tirando primero el copo y por último la boca; las puertas se sueltan de la cadena y quedan sostenidas únicamente por el cable; cuando dice: "¡al agua!", se deja libre el cable y las puertas se sumergen; simultáneamente, el barco avanza a toda máquina y, a la vez que se ajustan los cables, las puertas empiezan a separarse y abren la red. Se sigue liberando cable, dejando pasar las marcas hasta alcanzar la profundidad de arrastre que se desea, y se reduce la velocidad del barco ajustándose la máquina en el llamado régimen de arrastre.
Al finalizar el tiempo calculado para la operación de pesca, se procede a "cobrar" el arte: primero, se cierran los anillos para evitar que la captura se escape; casi se detiene la máquina del barco y se enrollan los cables del güinche hasta sacar las puertas del agua, asegurándolas en los pescantes con la cadena; se sueltan los extremos de la red y se suben las dos relingas a cubierta; a mano se cobran las alas, se doblan en la borda y con el cable auxiliar se sube el copo para abrir las bolsas, de modo que la captura cae en la cubierta, y se inicia la faena para procesar la captura. Aunque las maniobras de pesca son las mismas para ambas bandas, es común hacerlo sólo por estribor.
Cuando se realiza la pesca de arrastre en pareja, el güinche de pesca tiene un solo tambor que enrolla alrededor de 3 000 metros de cable; a proa el barco lleva un par de rodillos metálicos destinados a la maniobra del arte, para poder dirigir el cable bien hacia la banda de babor o para la de estribor y así regular la abertura de la boca de la red.
La red tiene características semejantes a la de arrastre con puertas y la única diferencia es que sale un cable de cada barco y como éstos navegan separados una milla durante la operación, es innecesario el empleo de las puertas. Cuando se cobra el arte, los barcos se aproximan lo más posible y uno de ellos realiza la maniobra completa para obtener la captura.
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Figura 21. Redes de arraste gemelas.
En México, la captura del camarón se realiza con la red arrastrera de tablas tradicional; esta actividad pesquera ha sido por muchos años la más importante, por lo que se ha desarrollado una tecnología propia y una gran experiencia. La capacidad de las tripulaciones, así como el diseño de barcos, redes de arrastre, malacates, etc., han logrado constantes avances, obteniéndose un progreso mayor que el de otros países, incluso que Estados Unidos. En los últimos años apareció en el Pacífico una ingeniosa modificación, verdaderamente revolucionaria, en el sistema de redes de arrastre.
Este avance tecnológico es el uso de las "redes de arrastre gemelas"; el cual consiste en sustituir la red simple de tablas por dos redes que se unen a cada tangón y van sujetas a dos tablas convencionales que llevan en el centro un patín de acero sotenido por un cable adicional.
El barco camaronero, sin modificaciones sustanciales, jala entonces dos redes de 20 metros de boca, en lugar de una de 35 por equipo, esto presenta notables ventajas, como mayor capacidad de captura, ya que en un arrastre o "troleo" de 3 horas capturan un 40% más y, en algunos casos, el incremento alcanza el 100%; además, la maniobra de pesca resulta más sencilla a pesar de que se manejan cuatro redes en lugar de dos. Esto hace que en tiempos iguales se puedan realizar proporcionalmente más lances; asimismo, el patín central permite un mejor deslizamiento del equipo sobre el fondo y el costo es menor.
Uno de los problemas en la captura del camarón con las redes de arrastre lo representa la captura de otras especies llamadas "fauna de acompañamiento", que generalmente es desechada por los pescadores. Si se toma en cuenta que, en promedio, por cada kilo de camarón se capturan 6 kilos de otras especies y que la captura mundial de este recurso es de 1.5 millones de toneladas, se desperdician 9 millones de toneladas de otras especies de esa pesca incidental, y en el mejor de los casos se industrializan como harina.
Una solución acertada para tratar de evitar capturar la fauna de acompañamiento ha sido el diseño de una red de arrastre que selecciona la captura del camarón y lo separa durante la maniobra de las otras especies, a través de paneles de malla o redes falsas dentro del aparejo.
Dichos paneles se colocan estratégicamente en redes de arrastre convencionales, para utilizar el flujo natural del agua que pasa por la red, y de esta manera forzar el desplazamiento de los camarones a través de dichos aditamentos hacia la bolsa de la red. En cambio, los peces son conducidos por los mismos paneles hacia el escape, lo que les permite salir del aparejo; esto da como resultado que el 70% de los peces sean eliminados de la captura; además, se incorporó en la relinga inferior un sistema eléctrico que al producir choques hace saltar al camarón sobre los paneles y asegura su entrada al copo.
Otras investigaciones importantes para mejorar los métodos con redes de arrastre son las realizadas en Escocia, los cuales llevaron al diseño de una nueva red de arrastre que lo mismo funciona en el fondo que a media agua sin necesidad de cambiar los aparejos Este descubrimiento permitió capturar los peces que habitan junto al fondo con la doble ventaja de ahorro de tiempo y elevación considerable de los rendimientos.
Las grandes pesquerías mundiales con redes de arrastre han sido las más significativas en la pesca industrial, como las importantes pesquerías de arrastre para bacalao en los bancos de Terranova, Groenlandia y Labrador; las del Mar del Norte para peces planos; la pesquería de la merluza en las costas europeas y americanas; las pesquerías de crustáceos en las costas de la India y el golfo Pérsico, y las importantísimas pesquerías del camarón en el PacÍfico mexicano y en el golfo de México, por lo que en muchos países se están incrementando.
Sin embargo, este crecimiento de la pesca de arrastre hace necesario el adecuado control del esfuerzo pesquero para aprovechar racionalmente los recursos que se capturan con este tipo de artes de pesca, y sobre todo no alterar los fondos marinos sobre los que trabajan las redes.
Las líneas, los palangres y otros métodos
Se ha asegurado que el primer sistema que el hombre utilizó para obtener su alimento a partir de las especies acuáticas fueron los arpones, que fabricó con ramas de árbol a las que les hacía una punta, con la que atravesaba el pez para poder sacarlo; sin embargo, cuando se dio cuenta del reto de poder capturar otros peces que nadaban muy rápido lejos del alcance de su arpón, para sostenerlos; desde entonces, la evolución de estas artes de pesca, que en conjunto han sido denominadas "aparejos", ha permitido que algunos países, como Japón, tengan una alimentación dominada por los productos del mar.
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Figura 22. Estructura de un anzuelo y diferentes tipos de anzuelos.
Los anzuelos son considerados los aparejos más antiguos usados para la pesca, construidos con los más diversos materiales de que el hombre ha podido disponer, como ramas de árbol, espinas de algunos vegetales, huesos de animales, trozos de concha de molusco, dientes, etcétera; y posteriormente, cuando descubrió los metales empezó a utilizarlos por la facilidad de confeccionar su arte con la forma que necesitaba para la captura de las diferentes especies. En la actualidad se construyen de acero en sus diversas aleaciones inoxidables.
La forma del anzuelo, aunque con ligeras variaciones, generalmente presenta un modelo básico: lleva un anillo u "ojo" que Sirve para anudar el sedal, cable, "cabo" o "cordelilla", de donde se cuelga; se continúa con un vástago o caña más o menos largo y recto, luego sigue una curvatura de media circunferencia o "corva , cuyo extremo se prolonga en línea recta, pero más corta que la caña, constituyendo el "arpón o agalla"; terminan en media punta de flecha formando la "punta" o "lengüeta". Entre la caña y el arpón existe una distancia o abertura denominada seno" o "abra", la cual varía de acuerdo con el tamaño del pez que se piense capturar, y adopta la forma de un signo de interrogación o una letra "J".
Se ha calculado que actualmente existen más de 1000 modelos diferentes de anzuelos, que se numeran en orden inverso a su tamaño y así, cuando es necesario adquirirlos, se solicitan por su número. Los de 01, 0,1 y 2 son los más grandes, mientras que los de los números 3 y 4 son los más pequeños.
Los anzuelos pueden ser usados aisladamente o en grupos; en este último caso se trata de las "poteras", donde varios anzuelos están unidos por sus "cañas"; pueden reunirse de cuatro en adelante en el caso de la pesca de peces, o pueden ser un número considerable de anzuelos, sin puntas de flechas, como los que son utilizados para la captura de calamares.
Los primeros tipos de anzuelos consistían en un gancho metálico sujeto por un simple cabo o hilo, al que actualmente se llama "sedal"; entre los cambios que éste ha tenido es que el hilo cada vez se hace lo más invisible posible, lo que se ha logrado con el descubrimiento de las fibras sintéticas como el nailon.
Cuando se trata de anzuelos grandes destinados a la captura de especies voluminosas, frecuentemente voraces, y cuando no importa que el cabo donde se fija el anzuelo sea visible, se emplean cables de acero trenzado, como cadenas, para poder resistir el jalón.
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Figura 23. Lienzas y cañas.
Cuando se quiere lanzar el anzuelo a distancia, ya sea para alcanzar mayores profundidades o porque la maniobra se hace desde la costa, se utilizan las cañas. La afición a la pesca con este tipo de arte ha dado lugar a que en la actualidad existan innumerables modelos y tipos de cañas, resultado de la imaginación humana, donde se reúnen los más eficaces procedimientos para poder lanzar y recoger sedales y lienzas de gran flexibilidad, peso mínimo y gran resistencia lo cual permite que se doblen al máximo sin llegar a la ruptura.
Como ya se mencionó, los anzuelos pueden usarse en forma aislada o en grupos llamados generalmente poteras, unidos por sus ejes longitudinales; pueden ser tres o cuatro para la pesca de peces con lienza; un par cuando son curricanes, y un gran número de ellos cuando son poteras destinadas a la captura de cefalópodos como el pulpo.
Los curricanes son anzuelos provistos de señuelos especiales, como trapos de colores, hojas de maíz, peces artificiales de metal, madera pintada o cucharillas de metal que son arrastradas, y giran a diversas velocidades, por las embarcaciones. Los anzuelos pueden ser uno o, como sucede más frecuentemente, un par de ellos unidos.
Con este arte de pesca se capturan atunes, bonitos, albacoras y peces espada; también es éste el método clásico empleado en la pesca deportiva, en la que cada embarcación arrastra por popa uno o dos curricanes; mientras que en el caso de la pesca comercial, las embarcaciones van dotadas de un mayor número de curricanes, que se instalan en ambas bandas. Este arte es lanzado con la embarcación en marcha; los anzuelos, con sus correspondientes señuelos, van saltando en la superficie del agua, y por tanto llaman la atención de los peces que, atraídos por ellos, los muerden.
Los palangres son otro tipo de arte que utiliza el anzuelo; sirven principalmente para la pesca de especies grandes como el tiburón. Consisten en una línea larga que puede alcanzar hasta 1 000 metros de longitud, con los correspondientes anzuelos amarrados, de trecho en trecho y muy numerosos para cada palangre. La línea puede colgar de una boya, pero también de líneas transversales suspendidas, a su vez, por boyas. Rara vez se colocan o "calan" en la superficie; generalmente se hace a media agua, y a veces los anzuelos llegan hasta el fondo. Existen palangres para los más diversos géneros de peces, pero se trata casi siempre de especies de gran tamaño, como los tiburones, los peces espada, los congrios y las merluzas.
Los palangres destinados a la captura de los peces espada son muy utilizados por los japoneses en el Pacífico y por los españoles en el estrecho de Gibraltar, y presentan algunas modalidades curiosas. En la línea horizontal, en el lugar donde cuelga la lienza vertical con el anzuelo, llevan unas láminas de corcho suficientemente grandes que ayudan a la suspensión de la correspondiente línea, soportando, a su vez, un farol en donde se coloca aceite o petróleo, ya que se utilizan de noche. Al calar los palangres se encienden dichos faroles. Los barcos se alejan y esperan, con las luces a la vista; cuando un pez espada pica el anzuelo, al tratar de escapar tira de la línea y el corcho se sumerge; entonces el farol se apaga avisando a los pescadores que pueden ir a retirar la pieza capturada.
Los técnicos pesqueros japoneses han introducido una serie de modificaciones en los palangres: presentan la línea principal de varios kilómetros de largo que cuelga de varias boyas, de tal manera que el conjunto del palangre muestra unas curvas en las que los anzuelos quedan colgados, formando las llamadas "canastas". Como es natural, la maniobra del cebado de la gran cantidad de anzuelos, el lanzado al mar del palangre y su recuperación, ha hecho necesario el desarrollo de la mecanización total de estas operaciones, que se llevan a cabo con gran rapidez.
En varias regiones del mundo, tales como Australia, Sudáfrica, Centroamérica y México, así como Filipinas, la captura de los tiburones ha alcanzado niveles muy altos. Las artes empleadas en esta pesquería han sido variadas, como el arpón o fisga; que consiste en una varilla de acero de metro y medio de longitud con su punta en forma de "V", que es la que penetra en el animal, y cuyo extremo contrario va amarrado a un cabo de longitud variable.
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Figura 24. Carricanes y palangres.
Actualmente, la fisga es poco usada y se ha cambiado por el "palangre tiburonero" también llamado "cimbra" por los pescadores y el cual consta de una línea principal de longitud variable, denominada "línea madre", construida con un cabo que puede ser de henequén, nailon o polipropileno, de 6 a 13 milímetros de diámetro, según el tipo de material que se emplee. Colgando de la línea madre y con separación de siete metros entre sí, está el "reinal" o línea secundaria, que es un tramo de cabo delgado, generalmente del mismo material, sólo que con menor diámetro: de 6 a 8 milímetros; en su extremo se coloca un destorcedor y a éste se amarra una cadena o un alambre acerado y trenzado, de donde se sujeta un anzuelo de 10 a 11 centímetros de longitud.
La línea madre lleva varías canastas, señaladas cada una por boyas y cabos de seguridad, entre cada dos boyas se cuelgan hasta 40 anzuelos. En cada extremo, la línea madre lleva un flotador llamado "orinque" que se fija al fondo por un "grampin", que es una especie de anda con una bandera de visibilidad; este flotador ha sido sustituido por tambores de 200 litros, con gran ventaja para soportar el fuerte tirón que produce al engancharse un animal en el anzuelo; la carnada es variable y pueden ser trozos de tonina, barrilete, jurel y morenas.
Al jalar el tiburón el anzuelo, las boyas se hundirán una tras otra; al aflojar vuelven a salir a la superficie y la cadena con sus eslabones se coloca nuevamente en su sitio en el fondo; así, con este juego y sin forzar al equipo es posible cansar al animal en poco tiempo, con lo que resulta más fácil que permanezca en el anzuelo sin poder escapar y que sea subido a la embarcación.
Los palangres también son utilizados para capturar al pulpo gigante que se localiza en las aguas frías del norte del Pacífico, desde la región septentrional de California hasta Alaska y, hacia el oeste, en Corea, Japón y la Federación Rusa. Este colosal molusco, que puede rebasar los cincuenta kilogramos de peso, es la base de una importante pesquería en varios países de su área de distribución, sobre todo en Japón, donde se han desarrollado ingeniosas técnicas de captura.
Uno de los métodos más usados por los japoneses es el empleo de los palangres sumergidos, en los cuales la línea principal se mantiene tensa horizontalmente por medio de pesas y flotadores, y de ella cuelgan líneas más cortas, de unos 60 centímetros de longitud, con ganchos en los extremos, que se colocan a intervalos de 30 centímetros, los cuales quedan suspendidos a 10 centímetros del fondo El palangre se ceba con carnada adecuada o se colocan señuelos, como tiras de plástico de color rojo o amarillo que se mueven con la corriente, colocadas a unos 15 centímetros por encima de los ganchos; cuando un pulpo, que se desplaza por el fondo, advierte el cebo o señuelo, se lanza hacia él y antes de alcanzarlo queda atrapado por el gancho.
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Figura 25. Modificaciones de arpones.
Otras artes de pesca que generalmente se utilizan para la captura de especies que viven cerca de la costa o en las lagunas litorales son los "arpones", las "fisgas", los "tridentes", las "fitoras", las "trampas" o "nasas" y los "tapos".
El arpón está formado por un mango de madera y una punta de fierro en forma de flecha para que se pueda clavar con facilidad en el cuerpo del animal; va unido a un largo cabo, el cual se amarra a la embarcación para que no se lo lleve el organismo.
En la actualidad se han hecho diversas modificaciones y perfeccionamientos al arpón, sobre todo en la pesca de los cetáceos como las ballenas: son arrojados por cañones especiales, siendo el arpón de mayor tamaño, con la punta de granada, con el fin de que su efecto sea mortífero y que exploten al hacer contacto con el blanco.
Las fisgas, los tridentes y las fitoras son modificaciones de los arpones y se caracterizan por presentar dos, tres o muchas puntas, respectivamente, y siempre son arrojados sobre las presas.
Las trampas o nasas, son artes de pesca que tienen muchas formas, tamaños y modelos de construcción; constan básicamente de un armazón o "esqueleto" y del revestimiento. El armazón puede ser fabricado con gran diversidad de materiales, como bejuco, bambú, madera, tela de alambre galvanizado y plástico, que forman el cuerpo de la trampa; presenta como entrada de la misma un embudo por donde se introducen los organismos y les impide regresar; se emplea para capturar principalmente langostas y otros crustáceos.
La "carnada" o "cebo" de este arte desempeña un papel importante en el rendimiento de la trampa y su función es producir estímulos olfatorios o visuales necesarios para atraer a los animales que se desea capturar. Las características de las trampas y de la carnada se determinan por las propiedades de cada zona de pesca y de las especies que se quiera atrapar.
Los tapos son artes de pesca utilizadas desde hace mucho tiempo. Permiten la captura de organismos de ciertas especies, como el camarón, aprovechando que en su comportamiento, los juveniles que se desarrollan dentro de una laguna litoral al llegar al estado adulto tienden a regresar al mar; se les detiene en el tapo y se capturan con red de cuchara o atarraya.
El tapo generalmente es una atravesada que se construye con ramas y troncos, con lugares para la concentración de los organismos, llamados trampas o chiqueros, que pueden ser redondos o en ángulo y llevan un foco para estimular su entrada. También, en algunos lugares, como en las lagunas litorales de Sinaloa, han sido construidos de cemento, lo que los hace más eficientes.
Con esta variedad de procedimientos de captura, generalmente de gran eficiencia, los pescadores han logrado alcanzar buenos niveles de producción y sus experiencias son tomadas en cuenta por los tecnólogos de captura para hacer modificaciones y diseñar nuevos métodos y artes de pesca.
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