Reerección del departamento

Reerección del departamento


Pero las circunstancias no se tornarían propicias sino hasta octubre de 1852, cuando los generales López Uraga y Yáñez proclamaron en Guadalajara el llamado Plan del Hospicio, en el que se desconocía al presidente Mariano Arista, quien había tomado posesión en enero de 1851, y se llamaba en su lugar al inefable general Santa Anna, cuyos eminentes y numerosos servicios lo hacían acreedor de la gratitud nacional.

En Aguascalientes se vio en este episodio la oportunidad de reconquistar la independencia; más que la regeneración de la patria o la defensa de principios abstractos, los aguascalentenses querían en esos momentos liberarse para siempre de la tutela zacatecana. Ello explica que cuando adoptaron el Plan del Hospicio hayan dedicado tan poco espacio a consideraciones políticas de carácter general, para recordar en cambio sus carencias y el hecho de que estaban sometidos a un odioso "pupilaje".

Arista renunció a la presidencia el 6 de enero de 1853 y a principios de marzo llegó al país la noticia de que el general Santa Anna, desde su exilio en Colombia, había aceptado "sacrificarse" de nueva cuenta por la patria. Los conservadores, patrocinadores de esta que a la postre sería su última empresa, le fijaron condiciones, entre otras la supresión de todo lo que oliera a sistema federal y la reorganización del territorio nacional.

Santa Anna llegó a la ciudad de México el 20 de abril y ese mismo día asumió la presidencia. Aparte de restablecer la censura y de desterrar a Arista, la medida más importante que tomó fue la de nombrar a Lucas Alamán jefe de su gabinete. Alamán estaba destinado a convertirse en el ideólogo y el alma de ese gobierno, pero su sorpresiva muerte, ocurrida el 2 de junio de 1853, alteró por completo el escenario político del país y le permitió a Santa Anna gobernar sin más norte que sus caprichos. Se restableció la Compañía de Jesús, se suprimieron diversas leyes de carácter liberal, se expidieron disposiciones fiscales ridículas y extravagantes, se dispuso que los "conspiradores" fuesen juzgados sumariamente y, en el clímax de esa comedia de equívocos, se restableció la Orden de Guadalupe, que había sido creada por Iturbide con el propósito de agrupar a la "nobleza" mexicana.

En lo que respecta a Aguascalientes, Santa Anna resolvió respetar los deseos de sus vecinos y asegurar la autonomía de ese antiguo departamento, que tan buenos servicios le había prestado cuando tuvo que batir a la milicia cívica de Zacatecas. Por eso, aunque las Bases para la Administración de la República, que se dieron a conocer en abril de 1853, señalaban que las ciudades, pueblos y distritos que se hubieran separado de los estados a que pertenecían "volverán a su antiguo ser y demarcación", también se indicaba en ellas que esta disposición no sería observada por el partido de Aguascalientes. De esta manera, a nadie sorprendió el decreto de 10 de diciembre de 1853, mediante el cual se le daba la calidad de departamento al antiguo distrito de Aguascalientes, siendo su territorio "el mismo que tuvo a consecuencia de lo dispuesto por las leyes de 30 de diciembre de 1836 y 30 de junio de 1838".

Mapa que indica la Geografía político-administrativa de la reforma, que marca los límites estatales y  los de partidos. Santa Anna respetó los deseos de sus vecinos y aseguró la autonomía de ese antiguo departamento, por ello las bases para la Administración de la República en 1853, señalaban que las ciudades, pueblos y distritos que se hubieran separado de los estados a los que pertenecían, volverían a su antiguo ser y demarcación.

Mapa 3. Aguascalientes en el siglo XIX. Dibujo basado en Gerald McGowan, Geografía político-administrativa de la reforma. Una visión histórica, México, El Colegio Mexiquense/INEGI, 1991, p.34.

El asunto de la independencia de Aguascalientes no volvería a tratarse. Aunque el Congreso Constituyente que se reunió en 1856 se propuso revisar todas las medidas legales emitidas por el último régimen santanista, en ningún momento se cuestionó la validez del decreto del 10 de diciembre de 1853, que le devolvía a ese partido la calidad de departamento. De esta manera, en forma natural y sin que se presentara siquiera la oposición de los diputados zacatecanos, Aguascalientes se convirtió, el 5 de febrero de 1857, en uno más de los estados de la república.

El general Cirilo Gómez Anaya, un hombre ya mayor que gozaba de la estimación pública, fue nombrado gobernador del departamento de Aguascalientes a fines de 1853, cuando éste acababa de recobrar su soberanía. Al triunfo de la revolución de Ayutla, en 1856, el cargo fue ocupado primero por Felipe Cosío y luego por Jesús Terán, que persistió en su empeño de aclimatar las ideas liberales. Entre otras cosas, estimuló la discusión pública de los problemas que agobiaban a la región, le encargó a Isidoro Epstein el levantamiento del primer mapa del estado y propició la desamortización de la Hacienda Nueva, que pertenecía al ayuntamiento.

En 1857 se efectuaron elecciones. Jesús Terán, candidato del partido liberal, obtuvo un cómodo triunfo y se convirtió en el segundo gobernador electo popularmente con que contó el estado (el primero fue Felipe Cosío). José María Chávez, Antonio Rayón, Isidro Calera y Juan G. Alcázar; por su parte, encabezaron la legislatura que le daría a Aguascalientes una nueva constitución.

En diciembre de 1857 el general Félix Zuloaga se levantó en armas bajo la bandera del Plan de Tuxtepec. En Aguascalientes algunos militares se sumaron a los alzados, pero fueron sometidos. Mientras duró la guerra entre liberales y conservadores se sucedieron en el gobierno el general Francisco Flores Alatorre y el señor José María López de Nava.

A mediados de 1859, restablecido el orden constitucional en Aguascalientes, José María Chávez se hizo cargo de la gubernatura. Poco después, abrumado por los problemas, le pidió a Jesús Terán que regresase al estado y se hiciese cargo de la situación.

Sin embargo, fue el coronel Jesús Gómez Portugal quien, a principios de noviembre de 1859, asumió el mando político y militar de la entidad.


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