6. Discusiones

6. Discusiones


En cuanto a la organización política prehispánica, la polémica sigue. La teoría clásica dice que nuestra región nunca llegó a tener un nivel de complejidad superior al cacicazgo: una multitud de grupos de aldeas en lucha entre sí, una geografía política que tiene como unidad un solo valle. Phil Weigand protesta y afirma que esa teoría es el resultado de la falta de investigación arqueológica, que la evidencia no tardará en obligarnos a hablar de ciudades y de Estados. Christian Duverger, a la luz de sus trabajos en Coamiles, piensa lo mismo.

Según ellos se puede hablar de grandes asentamientos urbanos, o por lo menos protourbanos: caseríos, minas, fortificaciones, aldeas, pueblos grandes. En el Posclásico en occidente ven grandes poblaciones y altas densidades, arquitectura monumental, glifos, masivas indicaciones de comercio, grandes sistemas de irrigación. De acuerdo con la evidencia arqueológica actual es posible pensar que se tuvo un Estado incipiente, similar al cacicazgo más desarrollado, el cual pudo coexistir con una multitud de comunidades que se encontraban aún en estado de cacicazgo mínimo: asentamientos pequeños, independientes, en guerra permanente entre ellos.

Donde sí coinciden ahora los especialistas es en reconocer que el occidente no fue fuertemente influenciado por las culturas del centro durante el Clásico. Es precisamente en esa época cuando el área de Colima-Jalisco-Nayarit desarrolló su original tradición de las tumbas de tiro.

En el siglo X de nuestra era hubo cambios culturales tan radicales que se debe pensar en una influencia externa: cambios fundamentales en la arquitectura, en las tumbas, en los tipos cerámicos; se introdujeron malacates, molcajetes y comales y la metalurgia se expandió de manera notable. Se puede suponer que el surgimiento del imperio tarasco debió de haber alterado, directa o indirectamente, toda la región occidental.

En ese momento la sierra del Nayar fue el escenario de fenómenos muy interesantes, con la aparición muy temprana de rasgos típicamente mesoamericanos, como el tzompantli, la columnata o el chacmool. Esos datos sirven para argumentar la hipótesis de una cultura prototolteca que se gestaría en el norte y en nuestra región, antes de irrumpir en Tula y en los valles centrales. Es el resultado de los trabajos de María Areti Hers sobre Huejuquilla y de María Teresa Cabrero en la cuenca del río Bolaños.

Durante esa época del Posclásico se encuentra en nuestra zona una cerámica marcada por la tradición Mixteca-Puebla, fenómeno mesoamericano, desde Sinaloa hasta Nicaragua. Según Joseph Mountjoy, Aztatlán fue la cultura más difundida en el occidente, asociada con la metalurgia. Está presente en Nayarit de 800 a 1 400. De esa manera, en vísperas de la invasión española, el occidente se había "mesoamericanizado".


Índice generalAnteriorÍndice de capítuloSiguiente