Un paréntesis de represión


La muerte de Cedillo dejó un vacío de poder en San Luis Potosí. Los gobernadores que sucedieron al cedillista Hernández Netro, que había huido, eran militares subordinados directamente a la autoridad del presidente Cárdenas. El general Rivas Guillén estuvo sólo durante un poco más de tres meses a cargo del gobierno y lo sustituyó como gobernador constitucional, para el periodo de 1938 a 1941, el general Reynaldo Pérez Gallardo, que había colaborado con Cedillo antes de distanciarse de él. Originario de una pequeña población llamada San José del Terremoto, perteneciente al municipio de Ciudad Fernández y proveniente de una familia de pequeños propietarios, Pérez Gallardo conocía bien el estado. En sus primeros discursos hizo un llamado a olvidar las afrentas del pasado para crear una nueva etapa de confianza; pero sus palabras de reconciliación no correspondieron a los actos de su gobierno. Aprovechando la atmósfera de "linchamiento" en contra Saturnino Cedillo, reprimió a los cedillistas. Familias campesinas fueron tratadas con violencia y saqueados sus hogares. La misma familia de Cedillo fue perseguida y fueron confiscados sus bienes comerciales. Pérez Gallardo afirmó: "Declaro solemnemente que será línea invariable de conducta en mi gobierno el respeto sagrado a la vida humana, y que ningún motivo ni pretexto personal o político, influirán en esta inquebrantable resolución; por lo que recaerá sobre quien cometa crímenes de tal magnitud, todo el peso inexorable de la Ley". En 1939 se señaló a "sus pistoleros" como los secuestradores, torturadores y asesinos de Higinia Cedillo, hermana de Saturnino. A ese crimen se sumó el del licenciado Armando Courtade, cuya responsabilidad cayó también sobre el gobierno de Pérez Gallardo. El Congreso de la Unión intervino y declaró desaparecidos los poderes del estado el 19 de agosto de 1941. El coronel Ramón Jiménez Delgado fue nombrado gobernador provisional.


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