Plácido Vega


Plácido Vega contaba con 29 años de edad cuando fue designado depositario del poder Ejecutivo de Sinaloa. Era nativo de El Fuerte e hijo de Francisco Javier de la Vega y María Dolores Daza. Por parte de su padre, estaba emparentado con los notables de Culiacán, pero por línea ilegítima, razón por la cual no era bien aceptado en aquella familia; pero Plácido no simpatizaba con el estilo de vida de sus parientes ricos. Era de carácter inquieto y violento, y encontró en la milicia la ocupación que mejor se avenía a su temperamento. Fue miliciano de las fuerzas del estado y participó en las muchas acciones de guerra. Destacó como estratega, tenía don de mando y, lo más significativo, fue muy hábil para organizar y equipar cuerpos militares. Recuerdan las crónicas que en las fuerzas a su mando incluía una banda de música que enardecía a los soldados para entrar en combate y que les procuraba diversión en tiempos de reposo. Éste es uno de los primeros testimonios que tenemos de la banda sinaloense, la popular tambora que es parte imprescindible del folklore del estado.

Vega fue el jefe de los elementos sinaloenses que integraban la brigada de occidente, aunque sujeto a los jefes sonorenses Ignacio Pesqueira y Jesús García Morales; pero cuando fue nombrado depositario del poder ejecutivo y jefe de armas de Sinaloa inició su actuación política por cuenta propia. Lo primero que hizo fue desligarse de Pesqueira, a quien debía el nombramiento como jefe de armas y gobernador en estado de sitio, es decir, bajo régimen militar por la emergencia bélica que vivía el estado. Suspendió la convocatoria a elecciones que había hecho Pesqueira y dispuso la reunión del Congreso que José María Yáñez había disuelto al sumarse al Plan de Tacubaya, y que le otorgó el nombramiento de gobernador provisional del estado de Sinaloa; cargo que desempeñó del 4 de junio de 1859 al 11 de enero de 1863, con breves interrupciones.

Las circunstancias en que Plácido Vega ejerció la gubernatura fueron por demás conflictivas. Estuvo en pugna con los notables de Culiacán, sus parientes, a quienes negó la participación en el gobierno; provocó la ira de los comerciantes extranjeros de Mazatlán al querer impedir sus excesos, lo que le acarreó problemas con los cónsules europeos; enfrentó al considerable ejército de Manuel Lozada, quien desde Tepic amenazaba a Sinaloa; encaró al obispo Loza y Pardavé; padeció penurias económicas por la dificultad de cobrar los impuestos y sufrió disensiones entre sus más allegados subalternos. Por sus consecuencias, fueron problemas de gran magnitud para la sociedad sinaloense, por lo que algo diremos acerca de ellos.

El conflicto más grave que enfrentó Vega fue la lucha contra las fuerzas de Lozada, debido a que costó mucho en dinero y en vidas sinaloenses. El actual estado de Nayarit era, en el siglo XIX, parte del estado de Jalisco y se llamaba Cantón de Tepic. En ese territorio, los indígenas habían sido tan maltratados como en Sinaloa, Sonora y otras partes del país, sobre todo a partir de la Ley Lerdo que permitía el despojo de las tierras de las comunidades. Fue entonces cuando el mestizo Manuel Lozada inició una sublevación encabezando a los indios. Pero Lozada también combatió en favor de los comerciantes extranjeros Eustaquio Barrón (cónsul inglés) y Guillermo Forbes (cónsul estadunidense), que operaban en Tepic y San Blas, de la misma manera que lo hacían los mercaderes extranjeros de Mazatlán. Barrón y Forbes le proporcionaban los elementos materiales para la guerra y él mantenía el cantón fuera del control del gobierno mexicano, además de que hostilizaba a los competidores de sus patrones, entre ellos los comerciantes de Mazatlán.





Mapa de lugares en relación con la guerra de Reforma en Sinaloa, durante 1855 y 1862. El gobierno de Plácido Vega, que duró cuatro años, fue de lucha constante contra Lozada en el sur del estado. Participaron los más destacados militares sinaloenses. Lozada, en el sur del estado hizo alianza con los conservadores y después con los imperialistas.
1.- Álamos 9.- Batalla de los Mimbres
2.- El Fuerte 10.- Mazatlán
3.- Villa de Sinaloa

11.- Concordia

4.- Mocorito 12.- Escuinapa
5.- Batalla de la Noria 13.- Batalla de las lomas Ixcuintla
6.- Culiacán 14.- Tepic
7.- Altata 15.- San Blas
8.- Cosalá  




MAPA IX.1 Sinaloa 1855-1862. Lugares relacionados con la guerra de Reforma.

Los cuatro años que duró el gobierno de Plácido Vega fueron de lucha constante contra Lozada, en el sur del estado, y en ella participaron los más destacados militares sinaloenses del momento: el general Esteban Coronado, los coroneles Ramón Corona, Antonio Rosales, Manuel Márquez de León y Bonifacio Peña, el teniente coronel Ignacio Martínez Valenzuela y el mismo general Plácido Vega. Estos militares destacaron en la vida política de Sinaloa, excepto Martínez Valenzuela y Peña, quienes murieron en esta guerra. Los sinaloenses ganaron importantes batallas, como la de Escuinapa, librada por Antonio Rosales el 8 de febrero de 1860, y la de las lomas de 1xcuintla (10 de mayo de 1860), en la cual Plácido Vega destrozó a las fuerzas lozadistas. Pero a pesar de las derrotas, las fuerzas de Lozada se rehacían con presteza y la guerra continuaba. Es preciso señalar que durante la Guerra de Reforma Lozada hizo alianza con los conservadores y después con los imperialistas.

Cuando Plácido Vega quiso impedir el contrabando que los comerciantes extranjeros hacían en Mazatlán, así como obligarlos a pagar las contribuciones del estado, se enfrentó directamente al cónsul inglés y al francés radicados en el puerto, a quienes incautó fuertes cantidades de plata bajo el cargo de contrabando. El comandante de una fragata de la armada británica amenazó con bombardear el puerto si no se devolvía la plata decomisada. Este mismo marino, quien merodeaba las costas mexicanas entre Mazatlán y San Blas, daba protección a los militares conservadores y capturó dos pequeños barcos artillados que el gobierno de Sinaloa había armado para vigilar la costa. El comportamiento del cónsul inglés fue altanero y prepotente; los marinos ingleses cometieron actos que el derecho internacional tipificaba como piratería, como la captura de las naves sinaloenses, pero el gobierno del estado no tuvo los medios necesarios para castigarlos.

Un conflicto que empañó la imagen pública de Plácido Vega fue el enfrentamiento con el obispo Pedro Loza y Pardavé, a quien exigió, de manera poco política, que retirara las censuras en contra de los sinaloenses que habían jurado la Constitución de 1857; le ordenó también que él mismo la jurara sin reservas, y que cumpliera de inmediato las leyes reformadoras de 1856. El obispo se negó a obedecer, abandonó Culiacán y se refugió en Álamos, en donde se mantuvo en su intransigente posición. En diciembre de 1860, Vega dispuso la aprehensión del obispo en la ciudad de Álamos y lo embarcó rumbo a Acapulco, de donde salió desterrado a San Francisco, al igual que otros obispos mexicanos que se opusieron a la reforma liberal.

El desconocimiento de las órdenes de Ignacio Pesqueira, en 1859, no significó su ruptura con Plácido Vega, porque éste le mostraba una actitud amigable y en dos ocasiones le envió tropas y armamento para ayudar a la lucha contra yaquis y mayos que estaban en rebelión. Más difícil resultó para Vega sostener relaciones cordiales con los militares y civiles que colaboraban con él en el gobierno de Sinaloa: se enemistó con el licenciado Eustaquio Buelna, quien fuera secretario de gobierno y uno de sus más inteligentes y leales colaboradores; mantuvo rivalidades con Antonio Rosales, Ramón Corona, Esteban Coronado y Manuel Márquez de León, quienes también eran enemigos entre sí.

Uno de los principales logros políticos de Plácido Vega fue la reinstalación del Congreso constituyente disuelto por el golpe de Tacubaya. El Congreso, de quien fuera presidente don Eustaquio Buelna, terminó de adecuar la Constitución de Sinaloa a la Constitución general de 1857, que fue promulgada el 3 de abril de 1861. Esta nueva ley fortaleció la autoridad de los ayuntamientos frente al gobierno del estado, como una medida para moderar los actos arbitrarios del gobernador en contra de los ciudadanos, cosa frecuente en la época de Plácido Vega. La vida política de este caudillo en Sinaloa terminó el 11 de enero de 1863, cuando renunció a la gubernatura para encabezar el contingente de sonorenses y sinaloenses que partirían hacia el centro del país para luchar contra la Intervención francesa. Las fuerzas se incorporaron al ejército nacional que, a las órdenes de Ignacio Comonfort y después de Porfirio Díaz, luchó hasta la derrota de los imperialistas.


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