EN 1853, VENCIDOS LOS NOTABLES
de Culiacán, el coronel Pedro Valdés
asumió la gubernatura interina del estado y trasladó la capital a Mazatlán,
donde los comerciantes extranjeros eran los verdaderos dueños de los poderes
locales y controlaban a Valdés y a otros colaboradores sinaloenses. En Culiacán,
los De la Vega continuaron siendo los comerciantes más ricos del norte del estado,
pero ya sin poder político y vigilados muy de cerca por las autoridades impuestas
desde Mazatlán. En la capital del país gobernaba Santa Anna, quien guardaba
buenas relaciones con los comerciantes extranjeros y sus colaboradores, pues
lo habían apoyado para volver por última vez al poder.
Uno de los sucesos importantes para la nación, ocurrido entre 1853 y 1854, fue la venta del territorio de la Mesilla, segregado del estado de Sonora y cedido a los Estados Unidos a cambio de 10 millones de pesos. Este hecho, que vino a rematar la pérdida de California, Nuevo México y Texas, determinó el trazo de la frontera entre el noroeste y los Estados Unidos. El resultado de la mutilación territorial no se mostró de inmediato; no obstante, a la larga sería de gran trascendencia para el estado la cercanía con una de las economías más poderosas del mundo occidental.
El 16 de marzo de 1854 se supo en Mazatlán que algunos facciosos comandados por Juan Álvarez habían proclamado el Plan de Ayutla en contra del presidente Santa Anna. Pedro Valdés, entonces gobernador interino, condenó la insurrección y vitoreó a Santa Anna, actitud que fue respaldada por los militares que estaban en Sinaloa. No se dio mayor importancia al asunto, que parecía ser uno más de los innumerables pronunciamientos militares que con frecuencia se hacían en la República. La vida en Sinaloa transcurría sin atender a la lucha que se libraba en el sur y centro del país, sin sospechar que se trataba de una verdadera revolución que iba a transformar a la nación. El 9 de agosto de 1855 Santa Anna abandonó la presidencia y salió del país; poco después triunfaban completamente los insurrectos de Ayutla.
Al coronel Valdés sucedió en la gubernatura el general Miguel Blanco, quien se distinguió por la magnitud de las obras que edificó en el puerto, principalmente el edificio del cuartel y la fortificación llamada "la Batería". Fueron para Mazatlán tiempos de auge en el comercio, que no sólo se reflejaron en la construcción de obras públicas, sino también en la dotación de servicios municipales. El puerto alcanzó la cifra de 12 000 habitantes y llegó a ser la primera ciudad de Sinaloa y el más importante puerto mexicano del Pacífico. Los comerciantes extranjeros practicaban el contrabando sin oposición y extendían sus mercados de Sinaloa a Durango, Jalisco y Chihuahua. El 30 de agosto, el general Miguel Blanco publicó en Mazatlán un acta de neutralidad respecto del conflicto político que se debatía en el centro del país; sólo en Culiacán algunos jóvenes quisieron proclamar el Plan de Ayutla, pero fueron reprimidos por el prefecto de la ciudad, el general José Inguanzo. Pero como las circunstancias evolucionaran hacia la aceptación nacional del plan de los rebeldes, los comerciantes de Mazatlán decidieron adherirse sin reservas, lo que ocurrió el 27 de septiembre de 1855, y con ellos Sinaloa se sumó a la revolución triunfante.