Las mercancías


Comercio y minería estuvieron íntimamente relacionados, sobre todo por el impulso que la explotación de las minas daba al intercambio comercial. Ésta exigía el consumo de grandes volúmenes de variadas mercancías, como granos, forrajes, carne, sal, sebo, cuero, madera, mercurio, hierro, pólvora y algunos productos manufacturados, como los textiles.

Aparte de la minería, la agricultura y la ganadería también contribuyeron a intensificar el comercio interior de Zacatecas. Varias regiones del estado tuvieron altos índices de producción agrícola, descollando Tlaltenango, Juchipila, Jerez, Villanueva y Aguascalientes, e incluso algunos partidos localizados al norte, como Nieves —donde las condiciones son menos propicias para el cultivo—, que llegó a reportar considerables cosechas de granos que se comercializaron dentro del estado.

La producción ganadera y el abasto de carne tuvieron tal importancia en Zacatecas que en 1857 ocupó el segundo lugar como productora de ganado ovino y caprino. Al norte hubo grandes haciendas ganaderas donde se criaban miles de cabezas de ganado, aunque prácticamente en todas las municipalidades del estado se practicaba la crianza para el autoconsumo o para el mercado local y regional, mientras que los excedentes se comercializaban en otras áreas del país. Para los gobiernos de la época la ganadería fue la principal fuente de riqueza del estado después de la minería.

Además, había una gran variedad de mercancías producidas y comercializadas en el estado, tales como vino, aguardiente y mezcal; caña, sandía, melón, naranja, limón, manzana, anís, comino, camote y tamarindo; plantas colorantes como el añil y la linaza; queso, arroz, especias, cacao, aceite comestible y, por supuesto, chile.


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