La integración de un mercado nacional demoró la mayor parte del siglo XIX
debido, entre otras causas, a la deficiente e insegura red de comunicaciones, la permanencia de regiones aisladas más o menos autosuficientes, los periodos de escasez de granos y el empobrecimiento del grueso de la población que la mantenía fuera de los circuitos comerciales sobreviviendo del autoconsumo; la inestabilidad política de la época y la consiguiente alternancia de políticas económicas acentuaron esta escasa intercomunicación.