VOLARON águilas, leones  
						gimieron vencedores. Alas lívidas  
						despliega en mi cabeza el vino.  
						Y un orden puro, como el de la noche  
						en torno de las mesas, se construye. 
						 Y aunque nada es seguro, me deleito  
						en el lugar de la amistad, ahora.  
						Como puño de tierra es lo que hacemos;  
						como otoño en las ramas, que anticipa  
						un crujido de brasas a la tierra  
						descolorida de mañana.  
						Tal vez alguien nos mira, que se ríe;  
						alguien burlándose nos mira.  
						Y ciertamente pasa: no son verdes  
						los brotes nuevos todavía,  
						y el tronco ya es de viento y sin raíces.  
						Escribo: "este momento", y el momento  
						en que escribo se fue. Ya tan borrado,  
						ya tan irreparable como siglos  
						de antes que naciera.  
						Pero nadie me quita el encontrarnos,  
						la riqueza fortuita, y la emboscada  
						tendida por la suerte que se oculta  
						en los atrios del día.  
						Olor como de estar lloviendo,  
						como de frutas húmedas, mercados,  
						la memoria me habita, me sumerge.  
						Quizá dormidos somos,  
						verdades de dormidos conocemos.  
						Tal vez alguien nos mira que dormimos.  
						Y yo te invoco en sueños, y me salvo,  
						y al salvarme te salvo si me escuchas.  |