Introducción

La búsqueda de la justicia y la calidad han constituido los propósitos de las políticas que en materia de educación se han generado, esto ha sido reconocido en el marco del Programa Nacional de Educación 2001-2006, en donde también se advierte que el propio funcionamiento del sistema educativo ha sido un factor para reproducir la injusticia educativa. "Existen sectores de la población que no acceden a la educación básica o que desertan de la misma desde muy temprana edad." 1

Dos condiciones necesarias para poder garantizar la igualdad de oportunidades son, sin lugar a dudas, el acceso a la educación básica de las personas que conforman los grupos vulnerables, entre los que se considera la población con alguna discapacidad; y que todas las alumnas y alumnos, independientemente de sus características individuales, participen de experiencias educativas que propicien el desarrollo de competencias cognoscitivas fundamentales, entre las que destacan las habilidades comunicativas básicas, es decir, escuchar, hablar, leer y escribir, que han sido históricamente retomadas desde muy diversos enfoques, sin embargo, aún en pleno siglo XXI se habla de un analfabetismo funcional y de un bajo porcentaje de lectores como problemas importantes que no se han logrado abatir; de ahí la necesidad de perseverar en el esfuerzo por promover en la escuela una lectura renovada, un esfuerzo por estimular la afición por la lectura, por presentarla al niño como un quehacer agradable, útil y trascendente que le brinda beneficios tanto en lo personal, como en lo escolar y lo social.

A pesar de que la enseñanza, la promoción de la lectura y la expresión escrita han sido, y siguen siendo, preocupaciones de todo programa educativo y que a través del tiempo se han implementado una serie de estrategias de enseñanza que se han venido reformando, transformando o bien reforzando a fin de aportar nuevas ideas y nuevas formas de estimular la lectura, ésta sigue siendo una tarea inconclusa de la escuela; pues, a pesar de tales esfuerzos, no se puede soslayar una realidad actual que muestra que, aunque se observan avances importantes en los últimos años con relación al aprovechamiento escolar de la lectura, los niveles alcanzados están por debajo de lo que se espera que aprendan las alumnas y los alumnos.

Lo anterior expuesto lleva a plantear una serie de interrogantes respecto de cuál será la manera más adecuada de apoyar en la formación de lectores competentes y activos, capaces de establecer un diálogo con el texto; en donde el acto de leer no sólo supone la decodificación de letras, sino la reflexión y la transformación de significados.

Las prácticas que cotidianamente se propician en torno a la lectura en ocasiones se alejan de la realidad vivida por los alumnos y privilegian el conocimiento y uso formal de la lectura con todas sus convencionalidades, es decir, se le exige al alumno, con o sin necesidades educativas especiales, precisión, exactitud, permanencia y dominio, soslayando el nivel contextual que supone reconocimiento, asociación y aprecio por la lectura. Lo importante será entonces ofrecerles la oportunidad de que se introduzcan en el lenguaje escrito desde una perspectiva comunicativa y funcional, haciendo de este medio otra forma de comunicación que ellos puedan utilizar. Por tal motivo es imperativo reflexionar sobre la manera en que las niñas y los niños adquieren y hacen uso de su lenguaje, independientemente de las limitaciones que presenten y de los medios o herramientas con que cuenten para lograrlo; ya que en ocasiones se desconocen sus capacidades en la construcción de sentidos a través de la lectura.

Ante estos planteamientos, favorecer el desarrollo de las competencias lectoras de las alumnas y los alumnos, con y sin necesidades educativas especiales, constituye uno de los retos primordiales para la educación especial, lo cual implica, una transformación en las prácticas educativas del personal que integra este nivel; un cambio que trascienda e impacte en las relaciones áulicas, tanto de los centros de atención múltiple (con una población que va desde la intervención temprana hasta la capacitación laboral), como de las escuelas de educación inicial, preescolar, primaria y secundaria que cuenten con Unidades de Servicio de Apoyo a la Educación Regular.

Es en este marco de ideas, es en donde cobra sentido la temática del presente TGA; denominado La lectura en el contexto de la educación especial, desde donde se pretende que los profesionales de la educación reflexionen acerca de la lectura como un proceso de construcción y reconstrucción de significados, determinado por las funciones y usos con las que se ejerce en el aula, a fin de que, como colectivo docente, se establezcan acuerdos para favorecer el desarrollo de la comprensión lectora de las alumnas y los alumnos.

Es importante señalar que la temática propuesta en esta versión de los TGA es la misma que ocupará a los profesionales de educación especial, pues es necesario que tanto ésta como la educación regular trabajen el mismo aspecto para estar en posibilidad de tomar decisiones e implementar acciones conjuntas que beneficien a todas las alumnas y los alumnos.

Partiendo de la consideración de que la enseñanza y el aprendizaje de la lectura no es sólo cuestión de un nivel educativo, de un curso, de un ciclo escolar, de una asignatura o de un profesor, sino una cuestión de proyecto escolar, la propuesta de trabajo para este ciclo nuevamente invita al personal a continuar consolidando los colectivos escolares como equipos de trabajo, donde el aprendizaje de la lectura se conciba como tarea y responsabilidad de todos.

1. Programa Nacional de Fortalecimiento de la Educación Especial y de la Integración Educativa