Tabasco, como la mayor�a de los estados de la Rep�blica, hab�a vivido convulsionado entre 1821 y 1846. Adem�s de los problemas nacionales, repercut�an en el estado los fuertes problemas que a partir de 1840 hab�a tenido Yucat�n con el gobierno del centro. El pronunciamiento de la Ciudadela tuvo tambi�n eco en Tabasco. El 12 de agosto, el Ayuntamiento de San Juan Bautista (Villahermosa) y la Comandancia General del estado se pronunciaron contra el r�gimen de Mariano Paredes. El Acta de la guarnici�n copiaba literalmente el Plan de la Ciudadela.85 El Acta del Ayuntamiento desconoc�a al gobernador Jos� V�ctor Jim�nez, quien se opon�a al pronunciamiento, y encargaba el gobierno pol�tico al comandante general Juan Bautista Traconis, hombre que ten�a fuerte arraigo en el estado, aunque era originario de Yucat�n.86
El gobierno del centro, por influencia de Manuel Crescencio Rej�n, nombr� gobernador de Tabasco a Justo Santa Anna. El �nico m�rito de Justo Santa Anna era ser amigo de Rej�n. El gobierno puro de M�xico no exploraba las condiciones de los estados, sino que remov�a a los gobernadores para colocar a incondicionales en el control de los estados. En este caso, el faccionalismo de los puros era doblemente miope, porque pretend�an hacer a un lado al l�der de la revoluci�n liberal en Tabasco. Desde Macuspana, el 9 de octubre de 1846, Justo Santa Anna escribi� a Traconis para informarle que hab�a sido nombrado gobernador del estado y para que le diera posesi�n de su destino.87
Traconis contest� a Justo Santa Anna en t�rminos inequ�vocos: no hab�a recibido notificaci�n del gobierno nacional y aunque la hubiera recibido no pod�a entregarle el gobierno, porque estando vigente la Constituci�n de 1824 y el sistema federal, el centro no pod�a nombrar al gobernador sin violentar las leyes; Traconis dec�a que �l ejerc�a el cargo de gobernador por mandato popular, surgido de la revoluci�n de la capital del estado. Conclu�a Traconis: "En tal concepto, hago presente a U., para evitar otras contestaciones, que no me es posible entregarle el mando pol�tico como desea, aun cuando reciba �rdenes en este respecto del General en Jefe Don Mariano Salas, y que s�lo lo har� al que legalmente resulte nombrado seg�n la Constituci�n particular de 1831, la cual estoy resuelto a sostener"88.
Justo Santa Anna permaneci� en Macuspana y fue incapaz de hacer algo para tomar el poder. Por la dificultad de las comunicaciones, el gobierno sigui� escribiendo a Santa Anna, recomend�ndole asuntos, como si fuera el gobernador. En octubre, Traconis tuvo ocasi�n de mostrar sus capacidades. La flota americana hab�a tomado la poblaci�n de Frontera. Desde ah� enviaron dos peque�os buques para que remontaran el Grijalva y tomaran la Ciudad de San Juan Bautista. Con gran actividad Traconis organiz� la defensa de la ciudad. El 25 y 26 de octubre, Traconis, con el Batall�n de Acayucan, resisti� el bombardeo y asalt� la ciudad. Tres veces fueron rechazados los americanos. Viendo sus intentos frustrados, la escuadrilla enemiga se retir� a Veracruz y dej� dos buques en Frontera para interrumpir el comercio de Tabasco.89
El �xito de Traconis para detener a los invasores y su patriotismo hubieran sido cartas m�s que suficientes para que el gobierno nacional apoyara al vicegobernador, le proporcionara unos recursos m�nimos que ped�a el 27 de octubre y neutralizara la oposici�n que surgiera en su contra. Pero en M�xico, como hemos visto anteriormente, a finales de 1846, todo andaba desconcertado y los pol�ticos se fijaban m�s en sus intereses partidistas que en las necesidades de la Naci�n.
El gobierno central desaprob� las medidas que Traconis hab�a tomado de exigir contribuciones extraordinarias y forzosas para defender la capital del estado. Adem�s, las aduanas hab�an quedado sin ingresos por el bloqueo de los americanos. El gobierno nacional no enviaba ayuda a Tabasco y desconoc�a las medidas tomadas por Traconis para salvar a San Juan Bautista e insist�a en que Justo Santa Anna se hiciera cargo del gobierno. En consecuencia, el gobernador y comandante general del estado, en uni�n de la guarnici�n, se pronunci� contra el gobierno nacional el 19 de noviembre de 1846. No era este un pronunciamiento cualquiera: desconoc�a el gobierno de la Rep�blica, mientras �ste no tratara de conservar la integridad del territorio, y el estado reasum�a su soberan�a y proveer�a por su defensa, arreglando la administraci�n interior bajo bases liberales y nombrando como su caudillo a Juan Bautista Traconis.90
Los tabasque�os se separaban de M�xico porque el centro hab�a sido incapaz de proporcionarles medios para defenderse de la invasi�n. La separaci�n de M�xico dur� hasta el 28 de diciembre de 1846.
Sin embargo, los enemigos de Traconis eran muchos. �stos crecieron cuando el caudillo tom� dos medidas, mal recibidas entre las clases privilegiadas: la reflejada en el decreto del 30 de noviembre de 1846, por el que todos los individuos residentes en el estado contribuir�an mensualmente para los gastos de la defensa con una cantidad proporcional a sus ingresos, adem�s de que ser�an empadronados y clasificados por el gobierno; y la del 21 de diciembre del mismo a�o, que decretaba la venta de todas las tierras usurpadas por los particulares, que los due�os de haciendas y ranchos necesitaban presentar los t�tulos de su propiedad y que la propiedad ser�a remedida.91
La oposici�n dentro del estado creci� y el gobierno central quer�a tambi�n hacerlo a un lado. El Ministerio de Guerra orden� al gobernador y comandante general de Chiapas, Ger�nimo Cardona, que se movilizara a Tabasco con tropas suficientes para derrocar al caudillo de los tabasque�os. Curiosamente, ahora s� ten�a el gobierno nacional forma de movilizar medios militares, no para pelear contra los americanos sino para aplastar compatriotas. El caudillo de Tabasco, ante la proximidad de las fuerzas de Chiapas, la oposici�n del centro y la inquietud interna, no tuvo otra salida que bajar los brazos. El 28 de diciembre, Juan Bautista Traconis se pronunci� nuevamente, ahora para que Tabasco se volviera a incorporar a la Uni�n, seg�n las leyes generales de la Naci�n y la Constituci�n particular del estado de 1831. Tambi�n, el caudillo dispon�a que los acuerdos tomados durante la autonom�a de Tabasco quedaran sin ning�n efecto. Al mismo tiempo escrib�a a Justo Santa Anna para entregarle el gobierno del estado.92
Traconis no s�lo entreg� el gobierno del estado sino tambi�n el de la Comandancia General y el de la jefatura del Batall�n de Acayucan. Su decepci�n ha de haber sido grande porque sali� del estado sin oponer resistencia.93 Los detractores del caudillo arremetieron contra �l: "Este hombre nos hizo recordar la historia de los antiguos tiranos del Asia oprimida y cual un Baj� turco y sus bismanes todo lo atropell� y por poco enluta nuestro desgraciado pa�s"94. Nadie recordaba ya las gloriosas jornadas de octubre, salvando a la capital de Tabasco de la invasi�n americana, m�xime que muy pocas de nuestras acciones militares en esta guerra fueron exitosas. Quiz�s el principal error de Traconis fue el no haber pertenecido a la facci�n de Rej�n y G�mez Far�as.