Manuel de la Pe�a y Pe�a estaba en la Hacienda de la Canaleja, cerca de Toluca, cuando cay� la Ciudad de M�xico. Puros y moderados se hab�an desplazado tambi�n a Toluca para continuar la guerra partidista. La desgracia de haber sucumbido la capital de la Rep�blica no hab�a aminorado el fervor partidista. Pe�a y Pe�a no quer�a hacerse cargo del gobierno en circunstancias tan lamentables y pon�a como pretexto la necesidad de que los gobiernos de los estados lo reconocieran. La actividad de los moderados, y de Mariano Otero en particular, salv� la situaci�n. Otero escrib�a a Mariano Riva Palacio, desde Toluca, el 21 de septiembre, lo que deber�an hacer los moderados para salvar al pa�s: "(�) Por otra parte Pe�a y Pe�a est� en la Canaleja sin tomar resoluci�n alguna y pretendiendo que los estados lo reconozcan primero. Ayer le he escrito manifest�ndole que �l es el �nico que puede establecer una autoridad leg�tima y que su indecisi�n nos expone a que comiencen a organizarse gobiernos revolucionarios y tal vez a que D. Antonio vuelva a hacerse del poder que ser�a lo peor. A�n no recibo respuesta suya y probablemente hoy ir� a verlo. A m� me parece que nosotros debemos trabajar para que �l entre, por ser el legal, y despu�s rodearlo, ayudarle y procurar que �l haga todo lo que se necesita hacer"105.

Referencia iconogr�fica
Pedro Mar�a Anaya
(1794-1854)

Otero logr� su prop�sito. Pe�a y Pe�a acept� ponerse a la cabeza del gobierno, en Toluca, el 27 de septiembre. Al mismo tiempo nombr� ministro universal a Luis de la Rosa, prominente miembro del Partido Moderado. El 10 de octubre, Pe�a y Pe�a sali� de Toluca para establecer el gobierno en Quer�taro, ciudad a la que arrib� el 12 de octubre. El d�a siguiente public� un Manifiesto que expresaba las l�neas pol�ticas de gobierno: tomaba el gobierno s�lo por mandato constitucional; actuar�a conforme a las leyes y en beneficio de todas las clases sociales; estar�a en un justo medio, entre la insensatez y el orgullo promovido por un partido pol�tico, y aceptaba someterse a una paz a cualquier precio; finalmente, ped�a a los diputados que se reunieran en Quer�taro para nombrar al Presidente de la Rep�blica.106

Los moderados nuevamente gobernaban la Rep�blica, pero la situaci�n era muy comprometida. Los puros segu�an en la oposici�n. El gobierno de Pe�a y Pe�a ten�a que regularizar la marcha del gobierno, reunir al Congreso Constituyente para elegir Presidente, realizar elecciones para el nuevo Congreso que comenzar�a a funcionar en enero de 1848 en sustituci�n del Constituyente, tener alg�n apoyo de los estados para la gesti�n y negociar la paz con Estados Unidos de Am�rica. Esto �ltimo era el punto central por llevar a cabo. Los puros estaban en contra de negociar la paz y quer�an continuar la guerra. Valent�n G�mez Far�as viajaba a Quer�taro para coordinar los esfuerzos del Partido Puro. Adem�s, era claro que cualquier negociaci�n iba a ser cuestionada no s�lo por los puros, ya que inevitablemente tendr�a que comprender cesi�n de territorio. La diferencia estar�a entre una negociaci�n y una buena negociaci�n.

El gobierno de Pe�a y Pe�a fue sorteando poco a poco las dificultades que se le presentaban y adquiriendo la solidez indispensable para negociar con el invasor. Aunque con muchas irregularidades, las elecciones para el Congreso, que deber�a reunirse en enero, se efectuaron entre septiembre y noviembre de 1847 en aquellos lugares que no estaban ocupados por las tropas invasoras. Tambi�n el gobierno dio leyes especiales para los casos especiales y para hacer viables las elecciones en los estados ocupados por el Ej�rcito americano.107

Referencia iconogr�fica
Luis de la Rosa
(1804-1856)

Los estados de la Rep�blica fueron reconociendo expl�cita o t�citamente al gobierno de Quer�taro y sus disposiciones. As�, en el oto�o de 1847, los estados de Aguascalientes, Chiapas, Durango, Guanajuato, Jalisco, M�xico, Michoac�n, Oaxaca, San Luis Potos�, Sinaloa, Sonora y los territorios de Colima y Tlaxcala realizaron las elecciones siguiendo los criterios del gobierno de Quer�taro. Tambi�n, en estos �ltimos meses del a�o de 1847, a pesar de su fuerte actividad, los puros, opuestos al gobierno de Pe�a y Pe�a, no lograron coordinar alg�n levantamiento que desafiara al gobierno nacional.

Pe�a y Pe�a, con muchos trabajos, tambi�n logr� reunir al Congreso Constituyente, a principios de noviembre de 1847. Su principal tarea estaba en elegir Presidente interino, conforme a la Constituci�n de 1824 y al Acta de Reformas. El Presidente interino cesar�a en sus funciones hasta el 8 de enero de 1848, si no estuviera reunido el Congreso, y se proceder�a de acuerdo con las leyes constitucionales. El 11 de noviembre, el Congreso eligi� al general Pedro Mar�a Anaya como Presidente interino, por el voto de diez diputaciones contra siete.108 El Congreso Constituyente en Quer�taro adoleci� del mismo faccionalismo que hab�a tenido en la Ciudad de M�xico. Los diputados puros y moderados disputaron con el mismo acaloramiento de meses atr�s y dieron lugar a sonados esc�ndalos. El punto de controversia, ahora, estaba en negociar la paz o continuar la guerra. No se pusieron de acuerdo. Un dictamen de una comisi�n especial se�al� con precisi�n la triste situaci�n: somos los mismos de antes y de nada ha servido la amarga experiencia de la derrota para unir a los partidos.109 Afortunadamente para el gobierno de Pe�a y Pe�a, y para M�xico, el Congreso Constituyente se disolvi� en los primeros d�as de diciembre de 1847.

Pedro Mar�a Anaya, tambi�n moderado, dio continuidad al gobierno de Pe�a y Pe�a. Nombr� a este �ltimo secretario de Relaciones y mantuvo a Luis de la Rosa como secretario de Justicia y encargado de Hacienda. El gobierno de Quer�taro ten�a m�s solidez, pero tambi�n ten�a que hacer frente al tema m�s importante: la negociaci�n con Estados Unidos. Para normar criterios, el gobierno nacional invit� a los gobernadores de los estados a reunirse en Quer�taro para discutir este asunto. S�lo asistieron los gobernadores de los estados de Puebla, Quer�taro, Michoac�n, Guanajuato y San Luis Potos� y el vicegobernador de Zacatecas.110

Referencia iconogr�fica
Bernardo Couto
(1803-1862)

La reuni�n se celebr� entre el 19 y el 23 de noviembre. La posici�n del gobierno nacional estaba decidida por la paz. Los gobernadores de Guanajuato, Michoac�n y San Luis Potos� manifestaron que pod�an hacerse esfuerzos para continuar la guerra; sin embargo, a la hora de hacer un recuento de los medios de que dispon�an, encontraron que eran m�ni-mos, ya que la situaci�n de los estados era deprimente. Guillermo Prieto consigna en las Memorias de mis tiempos, que �l estuvo en la junta como secretario y que en una de las sesiones ocurri� algo verdaderamente chusco. El gobernador de Quer�taro dijo que pod�a contribuir con una pieza de artiller�a. Ante aquel ofrecimiento Melchor Ocampo, gobernador de Michoac�n, no se pudo contener y le dijo a Prieto: "Ponga usted, se�or secretario, que el estado de Quer�taro contribuye para la guerra con la carabina de Ambrosio"111. Con estos ofrecimientos de los estados, el gobierno nacional reafirm� la convicci�n de negociar con Estados Unidos.

La negociaci�n comenz� con mucha reserva, como el caso lo ameritaba. El enviado americano, Nicol�s Trist, tom� la iniciativa de proponer, a finales de octubre, reanudar las negociaciones tenidas en agosto en la casa de Alfaro. El 31 de octubre, De la Rosa contest� favorablemente al ofrecimiento de Trist. A finales de noviembre, el gobierno de Pedro Mar�a Anaya nombr� comisionados a Bernardo Couto, Luis G. Cuevas y Miguel Atrist�in. Sin embargo, al mismo tiempo, el 17 y 18 de noviembre, Trist hab�a recibido despachos del secretario de Estado, en los que le notificaba que sus poderes hab�an sido revocados. El 24 de noviembre el comisionado americano informaba al gobierno de M�xico lo que hab�a sucedido y que se dispon�a a regresar a casa. Pe�a y Pe�a escribi� a los comisionados para que lograran que Trist permaneciera en M�xico y negociara. El argumento de Pe�a y Pe�a era muy barroco: el conocimiento de la revocaci�n de poderes lleg� despu�s de que M�xico hab�a decidido negociar, luego la negociaci�n ten�a vigencia. Lo importante fue que Trist decidi� negociar, con el apoyo del general Scott, y esto salv� a la administraci�n queretana de un descalabro y al pa�s de peores condiciones en la cesi�n de territorio.112 Terminaba el a�o m�s negro de nuestra historia. El Partido Moderado hab�a logrado salvar al pa�s de la disoluci�n.

105. Mariano Otero a Mariano Riva Palacio, Toluca, 21 de septiembre de 1847. Universidad de Texas, Benson Latinoamerican Collection, Archivo de Mariano Riva Palacio, n�mero 2412.
106. Manifiesto del Exmo. Sr. Presidente Provisional D. Manuel de la Pe�a y Pe�a a la Rep�blica Mexicana, Quer�taro, 13 de octubre de 1847. Archivo General de la Naci�n, Gobernaci�n, sin secci�n, vol. 334, exp. 2.
107. SORDO CEDE�O, Reynaldo, El Congreso y la Guerra con los Estados Unidos de Am�rica, 1846-1848, cuaderno de trabajo, Seminario, Jalapa, noviembre de 1996, p. 40 y ss.
108. Suplemento, El Correo Nacional, Quer�taro, N. 9, 11 de noviembre de 1847.
109. Varios documentos sobre el Congreso. Universidad de Texas, Benson Latinoamerican Collection, Archivo de Mariano Riva Palacio, n�mero 2455.
110. Junta de Gobernadores, noviembre de 1847. Archivo General de la Naci�n, Gobernaci�n, sin secci�n, vol. 335, exp. 4.
111. PRIETO, Guillermo, Memorias de mis tiempos, M�xico, Ed. Porr�a, 1985, p. 293.
112. ROA B�RCENA, Jos� Mar�a, Recuerdos de la invasi�n norteamericana (1846-1848), M�xico, Ed. Librer�a Madrile�a de Juan Bux�, 1883, pp. 564-591.

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