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Antonio L�pez de Santa Anna
(1794-1876)

Mariano Paredes tuvo no s�lo los problemas del debate monarqu�a-rep�blica y de la invasi�n de Estados Unidos. En el interior del pa�s, varias asambleas departamentales mantuvieron oposici�n al Plan de San Luis, como las de Sinaloa y Nuevo Le�n. La Asamblea de Yucat�n, por otros motivos, el 1� de enero de 1846, se separaba de M�xico y desconoc�a, por lo tanto, al gobierno establecido en la capital de la Rep�blica.29 Pero adem�s de la oposici�n de algunos departamentos, la principal contradicci�n la tuvo de los federalistas, tanto moderados como puros. De los moderados, porque de alguna manera hab�an sido lanzados junto con el Presidente Herrera, sobre el que ejerc�an gran influencia. De los puros, porque ven�an trabajando por la ca�da del gobierno de Herrera. El levantamiento de Paredes hab�a frustrado sus planes, pero fue una oportunidad para acelerar los planes conspiradores para acceder al poder. Los puros pod�an capitalizar a su favor las fuerzas contrarias al r�gimen pro mon�rquico de Paredes. Otro grupo que esperaba una oportunidad era el santanista. El general Antonio L�pez de Santa Anna hab�a sido arrojado de la silla presidencial, por sus excesos, en diciembre de 1844. Los federalistas moderados hab�an sido los art�fices del movimiento contra Santa Anna. El general jalape�o hab�a logrado "salvar el pellejo" y en los primeros meses de 1845 fue amnistiado y exiliado a la isla de Cuba.

Todos los elementos estaban dispuestos para que se anudaran combinaciones posibles de grupos pol�ticos para derrocar a Paredes. Santa Anna hab�a tenido problemas con los federalistas puros en 1833-1834 y en 1842. Al parecer los detestaba. Sin embargo, quienes hab�an causado su ruina y persecusi�n en 1844 hab�an sido los moderados. Por otra parte, el general Santa Anna era el "campe�n" de la rep�blica y hasta esa fecha nadie hab�a desmentido su fe republicana. Una alianza con los monarquistas era impensable en ese momento. Santa Anna, tampoco, nunca hab�a podido llevarse bien con los centralistas, porque �stos siempre quisieron limitar la acci�n del caudillo.

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Valent�n G�mez Far�as
(1781-1858)

La �nica combinaci�n posible era la de unir a Santa Anna con los federalistas puros, experiencia que ya se hab�a dado en los a�os de 1833 y 1834 y que hab�a terminado en un fracaso rotundo. El pragmatismo pol�tico de ambos pod�a pasar por alto experiencias del pasado. Pod�a darse lo que despu�s llamar�an la uni�n del Ej�rcito con el pueblo.

Poner en contacto a Santa Anna con el l�der de los puros, Valent�n G�mez Far�as, no fue dif�cil, porque el segundo en importancia del Partido Puro, Manuel Crescencio Rej�n, estaba tambi�n desterrado en La Habana, Cuba. Rej�n fue el pivote de la conspiraci�n y de la uni�n de G�mez Far�as con Santa Anna. Fue dif�cil convencer al l�der liberal, porque ten�a al general jalape�o en el concepto de "oportunista" y "corrompido". Sin embargo, pesaron m�s las consideraciones de tipo pragm�tico. G�mez Far�as no pod�a tener �xito si no contaba con un militar de prestigio que pudiera influir en gran parte del Ej�rcito. Por su parte, Santa Anna necesitaba una nueva imagen, que lo redimiera de los pecados del pasado.

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20 de mayo de 1846
Plan de Guadalajara. Fragmento

Hacia mediados de 1846, Manuel Crescencio Rej�n hab�a logrado su objetivo. Valent�n G�mez Far�as escrib�a al caudillo militar: "La apreciable de U. fecha 20 del corriente est� en mi poder. Seg�n se expresa U. en ella no estamos muy distantes de convenir y nuestras opiniones, bajo muchos aspectos, est�n en consonancia"30. Pero no solamente ambos estaban llegando a un acuerdo sobre los principios b�sicos de la revoluci�n, sino que estaban trabajando intensamente para extender sus redes de conspiraci�n para que la revoluci�n tuviera �xito. G�mez Far�as escrib�a a Jos� Mar�a Luis Mora, el 29 de agosto de 1846, una vez que la revoluci�n hab�a triunfado, para relatarle, entre otras cosas, c�mo se hab�a gestado el movimiento contra Paredes: "(�) El General Santa Anna desde su destierro me escribi� manifest�ndome un deseo ardiente de contribuir a salvar a nuestra patria, amenazada ya tan de cerca por sus enemigos exteriores e interiores. Entablamos con este fin una correspondencia en la que cada vez me daba m�s pruebas de su lealtad y patriotismo. Unidos �ntimamente a consecuencia de esto me dirig� a mis numerosos amigos en los Departamentos y el General Santa Anna hizo otro tanto con los militares, previni�ndoles que se pusieran enteramente a mis �rdenes. Con estos elementos inici� la revoluci�n en Jalisco y pronto fue secundado el grito dado all� en otros puntos"31.

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Jos� Mariano Salas
(1797-1867)

Antes del levantamiento de Jalisco, en el sur, el general Juan �lvarez se pronunci� desconociendo el gobierno de Paredes; pidi� el restablecimiento de las instituciones federales y el regreso del general Santa Anna a la Presidencia de la Rep�blica.32 De mayor trascendencia fue el levantamiento de la guarnici�n y de las autoridades de Mazatl�n, el 7 de mayo de 1846. El Plan de Mazatl�n, como todos los posteriores, ten�a un mismo patr�n de ideas, salido de la conspiraci�n de los puros y de Santa Anna: se desconoc�a el gobierno de Paredes porque hab�a intentado establecer la monarqu�a, porque hab�a desconocido la soberan�a del pueblo con la Convocatoria y porque Paredes se hab�a convertido en dictador; en consecuencia, la Naci�n desconoc�a el gobierno y la Convocatoria, llamaba a un nuevo Congreso para constituir a la Naci�n bajo el r�gimen republicano y convocaba al general Santa Anna para restituirlo en la Presidencia de la Rep�blica.33

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16 de junio de 1846
Declaraci�n de guerra por parte de los mexicanos

El 20 de mayo, la guarnici�n de Guadalajara se pronunci� contra el gobierno del general Paredes y Arrillaga. El "Plan" era una copia casi exacta del anterior de Mazatl�n con dos adiciones importantes: el nuevo Congreso ser�a convocado con la ley para las elecciones de 1824 y se garantizar�a la existencia del Ej�rcito.34 Ambas aspiraciones eran resultado de las negociaciones y acuerdos entre el caudillo militar y el l�der de los liberales puros. Todo apuntaba hacia el restablecimiento de la rep�blica federal, pero con la participaci�n y garant�as debidas a la "benem�rita" clase militar. Parec�a que se lograba la anhelada uni�n entre el Ej�rcito y el pueblo. Como vimos anteriormente, el r�gimen de Paredes se desmoronaba entre los meses de junio y julio, sin que el l�der de la asonada de San Luis pudiera hacer algo concreto para evitar el colapso final. Faltaba el pronunciamiento en la Ciudad de M�xico, �nico medio para que una revoluci�n tuviera �xito.

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Pedro Ampudia
(1805-1868)

El 4 de agosto de 1846, el r�gimen pro mon�rquico de Mariano Paredes y Arrillaga vivi� su drama final. En la Ciudadela, el general Mariano Salas y Valent�n G�mez Far�as hicieron el pronunciamiento. El Plan de la Ciudadela constaba de seis art�culos y reproduc�a las ideas del Plan de Guadalajara a la letra. El 6 de agosto las fuerzas del gobierno capitulaban y el 7 el general Mariano Salas tomaba el Poder Ejecutivo, mientras que el general Santa Anna llegaba a la Ciudad de M�xico.35

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4 de agosto de 1846
Plan de la Ciudadela, Diario Oficial, 6 de agosto de 1846

La revoluci�n del Ej�rcito y el pueblo hab�a triunfado. El general Paredes sal�a al exilio. El general Santa Anna regresaba triunfante a su patria, llamado para dirigir el pa�s en la crisis m�s grave de su historia. A mediados de agosto lleg� el general Santa Anna a Veracruz y dio un Manifiesto a la naci�n. El general veracruzano ped�a dos medidas que satisficieron grandemente a los federalistas puros: que el pr�ximo Congreso, adem�s de ser constituyente, estuviera revestido de los poderes de un Congreso normal, y que, para evitar el desorden, la Constituci�n de 1824 estuviera vigente mientras el Congreso redactaba la nueva Constituci�n. El documento, adem�s, conten�a manifestaciones claras del republicanismo de Santa Anna. G�mez Far�as pod�a dormir tranquilo, porque el general jalape�o hab�a ido m�s all� de lo que esperaba: declararse abiertamente por el federalismo y la Constituci�n de 1824.36 Ambas sugerencias de Santa Anna fueron atendidas por el gobierno y convertidas en dos decretos del 22 de agosto: uno restableci� la Constituci�n de 1824 y el otro ampli� las facultades del futuro Congreso.37

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19 de junio de 1846
Reos de Estado

El 14 de septiembre, Santa Anna hizo su entrada triunfal en la -Ciudad de M�xico. Para los efectos, el Ayuntamiento levant� un arco triunfal en la Calle de Plateros. Santa Anna y G�mez Far�as viajaron en el mismo coche y la "leperada" quit� los caballos y carg� con los representantes del Ej�rcito y del pueblo. Carlos Mar�a de Bustamante, con su inigualable humor �cido, describe el arco triunfal y los negros augurios de esta uni�n: "En la parte superior se presenta un soldado y un ciudadano desarrollando el c�digo, rodeados de nubes; gran quimera porque jam�s har�n maridaje, y as� se hermanan como la gracia con el pecado; esta es una aversi�n engendrada en el a�o de 1833, y en la que tuvo gran parte Santa-Anna disolviendo los cuerpos c�vicos � hijitos predilectos de G�mez Far�as"38. De todas formas, Santa Anna no ten�a intenciones de gobernar. Estuvo el tiempo estrictamente indispensable en Tacubaya y sali� hacia la Ciudad de San Luis Potos� para formar y concentrar un poderoso ej�rcito que detuviera el avance de Zacar�as Taylor hacia el centro de M�xico.

29. Decreto de la Asamblea de Yucat�n (1� de enero de 1846), en V�ZQUEZ, Josefina (coord.), Planes�, p. 296.
30. Valent�n G�mez Far�as al general Antonio L�pez de Santa Anna, borrador de carta, sin fecha ni firma, M�xico, mediados de 1846 (circa). Universidad de Texas, Benson Latin American Collection, Archivo de Valent�n G�mez Far�as, n�mero 1427.
31. Valent�n G�mez Far�as al Dr. D. Jos� Mar�a Luis Mora, borrador de carta, M�xico, 29 de agosto de 1846. Universidad de Texas, Benson Latin American Collection, Archivo de Valent�n G�mez Far�as, n�mero 127.13.
32. BUSTAMANTE, Carlos Mar�a de, Op. cit., p. 10.
33. Pronunciamiento de la guarnici�n y autoridades de Mazatl�n (7 de mayo de 1846), en V�ZQUEZ, Josefina (coord.), Planes�, p. 315.
34. Pronunciamiento de la guarnici�n de Guadalajara (20 de mayo de 1846), Ibidem, pp. 317-318.
35. MALO, Jos� Ram�n, Diario de Sucesos Notables (1832-1853), M�xico, Ed. Patria, 1948, 2 V., V. I, pp. 301-303.
36. "El General en Jefe del Ej�rcito Libertador Republicano, Veracruz, 16 de agosto de 1846", en Documentos Justificativos de la Memoria del Ministerio de Relaciones Interiores y Exteriores, presentada al Soberano Congreso Constituyente en diciembre de 1846, M�xico, 1846, doc. 46, pp. 107-115. Archivo General de la Naci�n, Gobernaci�n, sin secci�n, vol. 322, exp. 8.
37. "Decretos del Gobierno, 22 de agosto de 1846, n�meros 2892 y 2893", en DUBL�N, Manuel y LOZANO, Jos� Mar�a, Op. cit., T. V, pp. 155-156.
38. BUSTAMANTE, Carlos Mar�a de, Op. cit., p. 93. N. de la Ed.: Cotejada con el original.

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