X. LOS MOLUSCOS BENTÓNICOS. SU UTILIDAD
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moluscos han sido utilizados por el hombre en su alimentación desde tiempos prehistóricos, como lo revelan los restos de sus conchas que se encuentran en las cuevas y albergues habitados por los pueblos primitivos o en los concheros que han localizado los arqueólogos en diferentes zonas de la costa y que son de tanta importancia para esta ciencia.Las conchas fueron empleadas también por aquellas razas antiquísimas en la fabricación de adornos para sus rudas figuras y no les ha faltado a los moluscos un significado religioso, como lo demuestra el hecho de que sus caparazones fueron objeto de ofrenda grata a los dioses, como el caracol sagrado o "chack" de los hindúes que es un atributo del dios Visnú, o dentro de las culturas prehispánicas en América, como se puede observar en el templo de Teotihuacán en donde aparecen esculpidos en piedra, juntamente con la simbólica serpiente.
También algunas sustancias producidas por estos animales tuvieron un significado religioso, como la púrpura extraída de caracoles como el Murex, que fue signo de dignidad entre los fenicios, asirios y sobre todo para los romanos.
Su aprovechamiento en joyería es muy antiguo; los vedas hablan ya de pesquerías de perlas en Ceilán, que alcanzaron su máximo esplendor en los tiempos del legendario rey Wijayo, 500 años antes de Jesucristo.
Las conchas de los moluscos fueron empleadas a manera de moneda, como la pequeña "ciprea" de la especie Moneta moneta y aún en la actualidad son usadas con este fin por los pueblos africanos o australianos.
Los moluscos son animales de agua dulce, marina o terrestres; su cuerpo presenta simetría bilateral, la que puede estar enmascarada, como sucede en los caracoles, cuando sufren el arrollamiento en espiral que les es característico. Su cuerpo tiene consistencia blanda y no está segmentado; puede encontrarse protegido por una concha de naturaleza calcárea, y en algunos casos la concha está envuelta por los tejidos y queda en el interior del cuerpo.
Figura 20. Moneta moneta.
Su cuerpo se divide en las siguientes regiones: la cabeza situada en la parte anterior dorsal, en la que se abre verticalmente la boca y lleva uno o dos pares de tentáculos en donde pueden ir los ojos; la masa visceral, que se halla dorsalmente detrás de la cabeza y que es en la que se localizan los órganos internos, está envuelta por un repliegue de la piel denominado manto, capaz de segregar la concha y de evitar que se peguen a ella objetos extraños; y el pie, que tiene una posición ventral, es musculoso e interviene directamente en sus lentos desplazamientos.
Los moluscos que habitan el medio marino pueden encontrarse en los diferentes ambientes que este medio presenta. Los que viven en íntimo contacto con el fondo del mar reciben el nombre de bentónicos y pueden hallarse fijos al sustrato, como los mejillones, o gozar de movilidad en la superficie del mismo, ya sea arrastrados por las corrientes o deslizándose lentamente, como los caracoles. Algunos de estos moluscos bentónicos, como los pulpos, son incluso nadadores, pero no se apartan mucho del fondo, y otros viven en el interior del suelo perforándolo o excavándolo.
Según las características de su concha, la disposición de su cuerpo y su reproducción y desarrollo embrionario, los moluscos se han clasificado en siete grupos o clases: aplacóforos, monoplacóforos, poliplacóforos, bibalvos, gasterópodos, escafópodos y cefalópodos. Todos ellos presentan especies marinas, siendo la mayoría bentónicos.
Los aplacóforos se consideran los menos evolucionados; su cuerpo es vermiforme y no está cubierto por una concha, y su pie es rudimentario; como ejemplo tenemos el género Neomenia.
Los monoplacóforos, con concha formada por una sola placa cónica, se consideraban extintos hasta que en la expedición del Galathea en 1952 se colectó la especie Neopilina galathea al oeste de Costa Rica, a 3 570 metros de profundidad.
Los poliplacóforos, también llamados anfineuros, son moluscos marinos que viven fijos en las rocas formando parte del bentos, con su concha dividida en ocho placas imbricadas; la boca y el ano están localizados en los extremos del cuerpo, viven en la región litoral, aunque también se les encuentra en grandes fondos abisales hasta 4 000 metros; en el Océano Pacífico son comunes los del género Chiton que están fuertemente fijos en las rocas y en algunos lugares se utilizan como alimento.
Los bivalvos o lamelibranquios tienen su cuerpo recubierto por una concha formada por dos piezas o valvas, las que presentan formas muy variadas, siendo incluso algunas de rara apariencia. Las valvas están unidas entre sí por la región dorsal y articuladas por una zona dentada llamada "charnela" que hace posible la apertura y cierre, impidiendo el desplazamiento lateral de las valvas.
Los periodos de crecimiento de las conchas de los bivalvos no son continuos, de modo que en ellas quedan marcados en las llamadas líneas de crecimiento. La superficie externa de las valvas no siempre es idéntica: unas veces es lisa, otras presenta estrías y costillas que a su vez pueden, en algunas especies, llevar dispuestos sobre ellas espinas, tubérculos, escamas u otras formaciones semejantes.
El cierre de estas valvas se hace gracias a la presencia de fuertes músculos llamados aductores, que van desde una cara interna de la valva hasta la otra, atravesando el cuerpo del animal. Estos músculos pueden ser del mismo tamaño, como sucede en la almeja, o tener diferente desarrollo, como en el caso del mejillón.
El cuerpo presenta una organización simple, carece de cabeza y el pie relacionado con el movimiento tiene diversas formas según las especies, considerado como un órgano excavador en todos aquellos casos en que la especie vive enterrada en la arena; también puede ser el órgano fijador, como en el caso del mejillón, que en su base tiene una glándula llamada ''biso'', secretora de una sustancia en forma de filamentos que en contacto con el agua se solidifica fijando al animal al sustrato. En las ostras u ostiones el pie está atrofiado como consecuencia de su vida sedentaria de permanente fijeza sobre los objetos sumergidos.
Los bivalvos son animales típicamente bentónicos, tienen todos ellos una relación con el fondo, aunque con tipos distintos de vida, ya que pueden ser excavadores y vivir enterrados en la arena, como es el caso de los llamados "donax"; nadadores, que son los que se desplazan por la acción de sus valvas que se abren y cierran rápidamente expulsando agua, como la "almeja peregrino"; sésiles, aquellos que permanecen fijos a un sustrato determinado, como el ostión, y perforadores, los que viven horadando galerías en las rocas o en la madera, a las que atacan por medio de una reacción ácida, ayudando a la penetración con procedimientos mecánicos. La circulación del agua en estos bivalvos perforadores se hace por medio de sifones que salen de la abertura, como en los "teredos".
Entre los bivalvos de gran interés para el hombre se encuentra el ostión, también llamado en algunos países ostra, del que se conocen diversas especies, siendo la más frecuente Ostrea que vive en el bentos del litoral y Crassostrea que se localiza en las lagunas litorales y esteros. Su concha caliza, muy fuerte y resistente, tiene dos valvas desiguales: con la izquierda el molusco se sujeta y adhiere fuertemente a los objetos sumergidos. Estos moluscos son comestibles y muy estimados; su cultivo ha dado origen a una importante industria, la ostricultura, que ha alcanzado un gran desarrollo en algunos países como: Japón, España, Francia, Australia y México.
Figura 21. Ostión Crassostrea, importante en la alimentación humana.
Otro bivalvo de interés es la ostra perlera o madreperla, principal molusco productor de perlas, pero no el único; el callo de hacha, los mejillones y el abulón también son capaces de producirlas. La perla no es más que una secreción de nácar producida por el molusco en derredor de un núcleo, que puede ser un parásito de la ostra o un cuerpo extraño que coloca el hombre para cultivar estas perlas. Las principales pesquerías de este molusco están en el Golfo Pérsico, Ceilán, Australia, Tahití, Golfo de California y Costa de Brasil. En el Japón se ha logrado establecer toda una gran industria para el cultivo de la ostra y para el de las perlas.
Sobre las rocas de la zona litoral se puede localizar a los mejillones adheridos mediante filamentos que forman su biso. Miles de estos mejillones de todos tamaños, recubren superficies de unos cuantos metros cuadrados. La producción del biso del mejillón apenas admite comparación con las sedosas y doradas fibras de otros bivalvos del Mediterráneo, que alcanza hasta un metro de longitud; estas fibras fueron antiguamente muy apreciadas por los italianos para fabricar pelucas. Los romanos tejían con ellas costosas telas y extraían una sustancia que, según ellos, curaba el reumatismo.
Entre los bivalvos perjudiciales están los del género Teredo, llamados comúnmente "broma" o "taraza", que producen grandes destrozos en los maderos sumergidos de los muelles, y aun en los cascos de madera de los barcos, hasta el extremo de que se les ha llamado "calamidades navales". Se cuenta con muchos remedios para evitar sus daños, utilizándose actualmente la aplicación de la creosota en las maderas que se emplean para las embarcaciones o para construcciones tales como muelles.
Los bivalvos que no son totalmente fijos se desplazan muy limitadamente, arrastrándose con la ayuda del pie cavador que sacan de su concha; otros trepan indolentes por los vegetales marinos y muy pocos, como la concha peregrina que los biólogos llaman Vieira, son realmente capaces de huir rápidamente ante sus enemigos.
Las vieiras descansan habitualmente sobre la arena con sus valvas entreabiertas y, con ayuda de cilios, pequeñas pestañas vibrátiles, se desplazan bombeando agua a través de su cuerpo, expulsándola al mismo tiempo que cierran bruscamente sus valvas, de manera que producen el efecto de retropropulsión. La llegada de una estrella de mar a una congregación de vieiras ocasiona gran actividad, ya que el animal puede escapar hacia adelante o hacia atrás, o bien describir giros. Junto al borde de sus conchas estreabiertas, las vieiras poseen dos filas de puntos luminosos, que forman sus ojos.
Algunos de estos bivalvos alcanzan grandes dimensiones y aunque resulta exagerado decir que estos gigantes atrapan intencionalmente con sus valvas a los buceadores, lo cierto es que si lo hacen y que al menor contacto, cierran de pronto las valvas y pueden aprisionar la mano o el pie del hombre. Esto ocurre con el género Macra, bivalvo de mares cálidos que entierra el largo pedúnculo de sus valvas en la arena y asoma la otra mitad de las mismas, como es el caso de la Tridacna gigante, propia del Océano Índico y de los mares australes.
Los gasterópodos son moluscos que se caracterizan por tener el cuerpo cubierto por una concha de una sola pieza más o menos enrollada en espiral y su nombre significa "pie en el estómago". La concha tiene la forma de un largo cono arrollado en hélice alrededor de un eje; su extremo más adelgazado constituye el "ápice", y el más ancho está abierto y por él sale el animal.
En su cuerpo se distinguen la cabeza, la masa visceral y el pie.
El número de vueltas de la concha varía, teniendo algunos gasterópodos una sola vuelta, como en el caso de las lapas; en otros pocas vueltas, como el abulón, y en la mayoría muchas; como en el Murex. Independientemente del número de vueltas que presente la concha de los gasterópodos, pueden existir diversos ornamentos como surcos, tubérculos, etcétera, que constituyen caracteres tomados en cuenta para la clasificación de estos moluscos. En las conchas se pegan otros organismos como las algas y los corales, entre otros; sin embargo, algunos animales lo impiden cubriendo su concha con el "manto", que se encarga de quitar todo objeto extraño, manteniéndola con una tersura casi perfecta, como en el caso de "ciprea" y "oliva".
Figura 22. Gasterópodos.
Existe gran diferencia en la realización de las principales funciones en las distintas especies de gasterópodos, debido a que es un grupo adaptado a diversos modos de vida. La gran mayoría son bentónicos, y pueden estar casi fijos en un lugar, deslizándose muy lentamente en el sustrato como las lapas y el abulón, o avanzando distancias cortas por la acción de su pie como en los conos. Su alimentación puede ser herbívora, cuando sólo comen vegetales, como las algas que están fijas en las rocas; carnívora, cuando se alimentan de otros animales, tal es el caso de unos pequeños caracoles que son capaces de perforar las conchas de otros moluscos y comérselos con rapidez, por ejemplo los perforadores del ostión que causan grandes estragos en los bancos ostrícolas; suspensívora, cuando se alimentan de partículas en suspensión.
Los gasterópodos comprenden muchísimas especies de caracoles marinos, entre los más comunes están los abulones, las lapas, las bocinas de mar, los estrombus gigantes, los conos, los murex y la ciprea o caracol porcelana. Un grupo de estos gasterópodos, los nudibranquios, reducen totalmente su concha quedando desnudos y se deslizan sobre los vegetales del fondo, confundiéndose con ellos por su forma y coloraciones, como es el caso de las llamadas "babosas del mar" como Doris y las "liebres de mar" como Aplysia.
Muchos de estos moluscos son utilizados por el hombre, ya sea a manera de alimento, como el caracol marino gigante o Strombus que vive en el bentos de aguas tropicales, o como adornos formando grandes y valiosas colecciones que han desarrollado una actividad humana importante: la conchología o conquiliología, que permite que el hombre pueda recrearse con la belleza y diversidad de estas conchas.
Los escafópodos son un grupo poco numeroso de moluscos marinos provistos de una concha cónica, tubulosa, que se abre en ambos extremos; el género más común que vive en el bentos es Dentalium, que recibe este nombre por su forma muy semejante a un colmillo de elefante.
Los moluscos cefalópodos constituyen la clase más evolucionada del grupo; su característica más destacada y a la que deben su nombre es la de poseer una corona de brazos o tentáculos como prolongación de la cabeza.
La concha está muy reducida en la mayoría de estas especies, llegando a desaparecer en algunas de ellas. Son raros los que presentan concha, como los curiosos Nautilus del Océano Pacífico, que forman un grupo de sobrevivientes que en otros tiempos geológicos estaban representados por muchísimas especies.
Figura 23. Nautilus.
Los cefalópodos son principalmente nadadores, por lo que forman parte del necton; sin embargo, durante el día se esconden y solamente en las noches salen a buscar su alimento, constituido por pequeños crustáceos que también tienen una actividad nocturna. Los principales enemigos de los pulpos están representados por algunas especies de pesca de fondo, tales como tiburones y morenas.
El grupo de los moluscos ha llamado la atención de la humanidad desde tiempos remotos y por ello se han logrado cultivar algunas especies, desarrollándose biotecnias como: la ostricultura o cultivo de ostras, practicada ya por Sergius Orato, 140 años antes de Cristo; la miticultura o cultivo de mejillones, inicida por el irlandés Patricio Walton en 1235, y la perlicultura o cultivo de perlas, desarrollada en Japón por Kokichi Mikimoto en 1893.
Muchos de estos moluscos bentónicos son objeto de pesca y consumo por el hombre, representando un grupo de importancia para enriquecer la dieta de la humanidad. Sus conchas son también buscadas por la belleza y brillantez de su nácar, como las llamadas orejas del mar que son un tipo de abulón cuya hermosa concha es materia prima para la industria de camafeos y otro tipo de joyería, y para una industria más modesta como la de fabricación de botones. De este modo, el hombre utiliza a los moluscos para resolver problemas alimenticios, y debe motivar a sus semejantes para conservar su belleza natural.
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