XI. LOS EQUINODERMOS DEL BENTOS Y LOS PROCESOS DE REGENERACI�N

LOS equinodermos son animales exclusivamente marinos, que de manera habitual se encuentran formando parte del bentos, siendo frecuentes en las costas rocosas batidas por el oleaje; su cuerpo presenta simetr�a radiada y est� formado, casi siempre, por cinco partes o radios iguales repetidos alrededor del eje del cuerpo del animal.

A causa de su forma llamativa, los equinodermos fueron conocidos por los pueblos de la antig�edad, y tambi�n porque algunos de ellos, como los erizos, se utilizan en la actualidad como alimento en ciertos pa�ses. La descripci�n m�s antigua que se conoce de un equinodermo es la que hizo Arist�teles de un erizo comestible del Mediterr�neo en su obra Historia de los animales. En este estudio describi� el aparato masticador del erizo, a lo que se debe el que hoy se le d� el nombre de linterna de Arist�teles, en su honor.

Los animales que pertenecen al grupo de los equinodermos presentan un aspecto muy diferente entre s�; sin embargo, el arreglo de su estructura anat�mica es uniforme, caracterizado por el aparato locomotor constituido por un sistema de canales, que forman el aparato acu�fero, terminado por unas estructuras que en su extremo llevan unas ventosas adhesivas llamadas pies ambulacrales.

Su cuerpo generalmente est� recubierto por espinas delgadas o gruesas, localizadas en �reas que se arreglan formando radios que parten del centro del cuerpo, caracter�stica que permite identificar a los equinodermos, como en el caso de los crinoideos o "lirios de mar", los ofiuroideos o "bailarinas de mar", los asteroideos o "estrellas de mar", los equinoideos o "erizos de mar" y los holoturoideos o "pepinos de mar".

La mayor�a de los crinoideos que se han encontrado son f�siles de los m�s antiguos estratos geol�gicos, los cuales semejan extra�as flores que por sus ped�nculos viven fijas al fondo, a las rocas o a las maderas flotantes; poseen brazos plumosos que emplean para capturar el alimento y est�n libremente expandidos en las aguas. Algunos representantes vivientes carecen de ped�nculo, como la "clavelina de mar"; aunque lo tienen durante su juventud, cuando llegan a adultos estos animales se hacen nadadores o se arrastran por el fondo.

Algunas de las formas de crinoideos m�s primitivas, fijas en el fondo y pedunculadas, habitan ciertas regiones muy profundas del oc�ano, habi�ndose colectado hasta 8 200 metros. En la actualidad se conocen 800 especies. Los brazos de estos animales de color anaranjado llamativo, al igual que los de sus parientes los ofi�ridos, poseen franjas de finos ap�ndices llamados cirros, que desempe�an una doble funci�n: impulsar al animal por las aguas mediante flexiones r�tmicas y ayudar a la captura del alimento.

El ocean�grafo alem�n Magnus observ� c�mo realizan la captura de su alimento las clavelinas del Mar Rojo que viven en aguas poco profundas y se anclan al fondo con algunos brazos, utilizando los restantes para concentrar el alimento de la superficie: las part�culas alimenticias que arrastra la marea pasan por las ranuras existentes bajo los brazos y llegan hasta la placa central del cuerpo en donde se encuentra la boca, por donde penetran.

Los ofi�ridos, al igual que otros equinodermos, tienen cinco brazos que nacen de un disco central y llegan a ser diez y quince veces m�s largos que �ste; estos brazos los utilizan para arrastrarse con movimientos r�tmicos, de aqu� su nombre de "bailarinas del mar". En algunas especies los brazos se desprenden al menor contacto como medida defensiva, fen�meno que recibe el nombre de autonom�a, ya que se desprende por s� mismo, y posteriormente lo vuelven a formar en el proceso llamado regeneraci�n.





Figura 24. Diferentes tipos de equinodermos.

Los ofi�ridos abundan en el bentos de todos los mares, aunque los hay en mayor cantidad en los mares fr�os como el del Norte, en donde se les recoge en las redes como pesca secundaria, calculando que viven hasta 500 animales por metro cuadrado. En los mares tropicales adquieren gran diversidad de tama�o, forma y color, habitan zonas poco profundas concentr�ndose de 6 a 10 organismos abajo de cada piedra.

A veces tienen extra�os brazos ramificados que se entrelazan y producen mara�as indescifrables en continuo palpitar, como en el caso de los gorgonioc�falos que se encuentran a profundidades de 6 a 8 metros en el Golfo de M�xico y a los que se les da el nombre de "estrellas medusas", porque evocan la cabellera de serpientes culebreantes que la Medusa de la antigua mitolog�a portaba sobre la cabeza.

En los equinodermos se observa que de los brazos prensores y nadadores de los crinoideos se pasa a los reptadores de los ofi�ridos y, de �stos, a los brazos reptadores y adhesivos de los asteroideos o estrellas de mar, animales que gracias a numerosos y diminutos pies ambulacrales, que terminan en una ventosa que forma vac�o, pueden sujetarse a cuerpos s�lidos para realizar sus desplazamientos.

Los brazos de las estrellas parten de un disco central en cuya cara anterior se sit�a la boca; en el dorso existe una placa con peque�os agujeros llamada "placa madrep�rica" por la cual entra el agua al interior del animal; el agua sigue hasta los pies ambulacrales, que se localizan en la cara inferior de los brazos, form�ndose un mecanismo hidr�ulico que regula la actividad de los pies. Al aumentar la presi�n en los canales, los pies salen y con sus ventosas terminales se sujetan al sustrato o se separan de �l, seg�n la presi�n que exista, lo que permite a la estrella desplazarse por superficies lisas y verticales.

Estos organismos viven en todos los oc�anos, desde las aguas someras hasta profundidades de 4 500 metros, conoci�ndose unas 2 000 especies.

En las estrellas de mar los procesos de regeneraci�n alcanzan un alto grado de desarrollo, ya que pueden remplazar partes completas de su cuerpo que hayan perdido, y es com�n encontrar estrellas que est�n restaurando uno o varios de sus brazos o que uno de ellos est� regenerando el resto de la estrella, es decir, el cuerpo y los otros cuatro brazos.





Figura 25. Regeneraci�n en estrellas de mar.

Las estrellas de mar son muy voraces en virtud de la capacidad que tienen de expulsar su est�mago por la boca para rodear a su presa y digerirla con potentes sustancias; por ejemplo, cuando capturan un mejill�n o una almeja la digieren con todo y concha. Se alimentan de bivalvos, erizos y a veces de algunos pececillos, existiendo especies que atacan a los arrecifes de coral causando grandes destrozos en ellos.

La estrella llamada com�nmente "corona de espinas", que pertenece al g�nero Acanthaster, puede alcanzar hasta medio metro de di�metro y presenta de 13 a 17 brazos cubiertos de agudas p�as rojas de 2.5 cent�metros, impregnadas con una sustancia t�xica. Este animal ha puesto en peligro las formaciones de coral en una regi�n de millones de kil�metros cuadrados del Pac�fico y del �ndico.

Cuando se observa esta estrella, no se imaginan su apetito insaciable ni su incre�ble capacidad destructora; pero en la Gran Barrera de Arrecifes de Australia hay zonas donde la corona de espinas ha destruido el 80% del coral, y en la isla de Guam ha hecho lo mismo en el 90% de los 38 kil�metros de arrecife que se extienden a lo largo de las costas de la isla.

Arrastr�ndose lentamente, la estrella se instala sobre el coral, saca su est�mago y digiere los p�lipos con sus jugos estomacales; al retirarse, deja s�lo el esqueleto calc�reo del coral, pr�cticamente sin un solo p�lipo vivo, y se calcula que lo hace al ritmo de 200 cent�metros cuadrados por d�a. Todav�a hace unos 15 a�os, la corona de espinas no se consideraba enemigo peligroso de los arrecifes, ya que era una especie rara que no amenazaba mayormente a las colonias vivas del coral.

Fue hace unos 10 a�os cuando se registr� un alarmante aumento de esta especie en los mares australianos, y empezaron a proliferar en Guam, Okinawa y Saip�n, donde nunca se les hab�a localizado. Pronto empez� a hacer tales destrozos en Okinawa, que los habitantes de esta prefectura japonesa empezaron a llamarla onihitode, lo que significa "estrella diablo", y se inici� la lucha contra estos organismos.

Desde 1969, el Centro Japon�s de Parques Marinos elabor� un programa para combatir a la estrella; utilizaron buzos que las destru�an con m�todos mec�nicos, parti�ndolas en peque�os trozos; sin embargo, al dejarlos en el mar, �stos proliferaron formando nuevas estrellas debido a su poder de regeneraci�n, lo que hizo la tarea m�s dif�cil y fue necesario sacarlas para destruirlas en tierra.

Otro m�todo fue la utilizaci�n de organismos competidores de la estrella como caracoles gigantes; y por �ltimo, est� siendo combatida con drogas, como el formol y la rotenona, pero con ellas se corre el riesgo de matar a otros seres marinos. Hasta la fecha prosiguen estudios y campa�as contra la corona de espinas que pone en peligro la existencia de estas importantes zonas de productividad marina que son los arrecifes coralinos.

Los equinoideos o erizos de mar presentan su morfolog�a compuesta por cinco filas radiales de poros por donde salen los pies ambulacrales del animal; cuando se observa el esqueleto se notan mejor estas cinco filas de poros y en las zonas comprendidas entre dichas filas se implanta la mara�a de espinas, cortas o largas, a las que deben su nombre este grupo de animales, las cuales utilizan para desplazarse y enterrarse. Adem�s, gracias a sus pies ambulacrales pueden sostenerse sobre superficies lisas.

Los erizos de p�as cortas se valen tanto de las espinas como de los pies ambulacrales para pegar a su cuerpo algas, sargazos, conchas y otros cuerpos extra�os con los que disimulan su presencia en los fondos, y as� se defienden de sus depredadores, como sucede en el g�nero Toxopneustes.

Los erizos de p�as largas, como Echinometra, levantan ante sus enemigos todo un bosque de lanzas; estas armas afiladas atraviesan perfectamente lonas e incluso cueros y las heridas que provocan son muy dolorosas y causan inflamaci�n. En los erizos Diadema las p�as dorsales alcanzan hasta 30 cent�metros de largo; el animal usa las p�as cortas inferiores para desplazarse mientras dirige las superiores hacia donde se presenta el peligro; cuando estas p�as se clavan en la piel humana causan molestias de consideraci�n.

Muchos erizos disponen de m�todos defensivos complementarios, como introducirse en grietas que ellos mismos cavan mediante giros continuos de sus p�as; ah� permanecen escondidos durante el d�a y al oscurecer salen a comer diatomeas, algas en las rocas y corales, para lo que emplean los cinco "dientes" de su aparato masticador colocado en la cara ventral de su cuerpo.

Otros erizos abandonan los fondos duros para vivir en la arena de zonas de poca profundidad y para adaptarse pierden su forma globosa adquiriendo la de una galleta, de modo que puedan evitar ser arrastrados por las olas y las corrientes. En algunos lugares les llaman "galletas de mar", "d�lar de arena" o "comalitos", por tener su cuerpo aplanado como el de una moneda, lo que permite que f�cilmente, con ayuda de sus p�as, se entierren en la arena.

Los erizos de mar son los equinodermos m�s conocidos y se encuentran desde aguas someras hasta los grandes abismos, siendo frecuentes en las costas rocosas.

Se consumen como mariscos en muchos pa�ses de Europa y Am�rica, aprovech�ndose para ello las cinco masas anaranjadas de sus ovarios; en algunos lugares tambi�n se comen las gl�ndulas masculinas que son de color blanquecino.

Los holoturidos o pepinos de mar han encontrado una soluci�n diferente para adaptarse de manera indistinta a fondos rocosos o arenosos: su cuerpo toma una forma cil�ndrica y las cinco zonas radiales caracter�sticas del cuerpo de los equinodermos forman una superficie de apoyo, o regi�n ventral. En un extremo de su cuerpo lleva la boca rodeada por diez brazos ramificados a los que se les llama tent�culos, y en el otro se encuentra el ano.





Figura 26. Erizo diadema.

Las holoturias carecen de un esqueleto externo duro, presentando su cuerpo una consistencia totalmente carnosa ya que est� formado por fuertes m�sculos. En su pared corporal existen unas singulares esp�culas calc�reas, empotradas bajo la piel, que le sirven de sost�n y protecci�n, y en algunas holoturias, como la Euapta, tienen la forma de anclas entrecruzadas con paletas de pintor, pudi�ndose ver por la transparencia de la pared del cuerpo del animal.

Viven en playas arenosas o entre las rocas, aunque se han recolectado tambi�n a grandes profundidades, como la especie Scotoplanes globosa que se encontr� a 6 950 metros en la Trinchera de Kermadec en el Pac�fico sur.

Estos equinodermos se arrastran lentamente por el fondo, engullendo barro y arena, digieren las sustancias org�nicas que contienen estos materiales y los expulsan despu�s. Algunas especies de holoturia pueden alojar en su ano un delgado y transparente pececillo, que a cambio de casa, se alimenta de los desechos de la holoturia manteni�ndola limpia.

Cuando se atrapa una holoturia del bentos, primero reacciona expulsando el agua del interior de su cuerpo por el ano, y despu�s se observa un curioso fen�meno: son capaces de desprender, por autotom�a, la mayor parte de sus v�sceras, que lanzan con fuerza al exterior. De este modo se defienden de sus enemigos, entre los que se cuentan ciertos peces que se conforman con el intestino sin preocuparse m�s de la holoturia. Algunos peces aprecian tanto el intestino que aprisionan al animal entero con la boca y lo sacuden hasta conseguir el deseado bocado, que devoran tan pronto aparece.

El animal no muere por tan importante y extensa mutilaci�n, ya que tiene un gran poder regenerativo, cosa que le permite restaurar el da�o y proveerse de nuevas v�sceras, y al cabo de varias semanas queda con toda su anatom�a completa.

Con la musculatura parietal de las holoturias la cocina china prepara el plato llamado trepang, que cuenta con adeptos en otros pa�ses. Las holoturias desvisceradas se secan al Sol, se cuecen y vuelven a secar, repiti�ndose este proceso hasta que se obtiene una masa gelatinosa, con la que se hacen sopas fuertemente sazonadas. Algunos pa�ses asi�ticos han resuelto promover las pesquer�as de holoturias por el alto contenido prote�nico y gran valor alimenticio de estos animales, casi tres veces mayor que el de los pescados y mariscos m�s comunes en Oriente.

En los �ltimos a�os se ha puesto de moda el trepang entre los buenos comedores de los pa�ses de Occidente, donde el manjar se comercializa conservado en botes; el sabor de la sopa de trepang es muy parecido al de la tortuga.

En este grupo de los equinodermos se ha logrado una de las m�s importantes conquistas de la biolog�a moderna, el provocar la activaci�n del desarrollo del gameto femenino por medios artificiales, sin la intervenci�n del masculino, siguiendo m�todos experimentales adecuados, proceso al que los bi�logos llaman partenog�nesis. Al activar el gameto femenino de los erizos de mar por medio de soluciones salinas, han llegado a fases avanzadas de su desarrollo embrionario.

El grupo de los equinodermos ha permitido a los cient�ficos conocer fen�menos tan interesantes como la autonom�a, la regeneraci�n, la partenog�nesis, por lo que su estudio representa un campo de gran inter�s cient�fico; adem�s, este grupo puede ser utilizado por los bi�logos para motivar la ense�anza de tan importante ciencia como es la biolog�a.

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