XV. TÉCNICAS DE COLECTA Y ESTUDIO DEL BENTOS
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representar el bentos una biocenosis compleja formada por organismos que viven sobre el fondo o enterrados en él, su estudio tiene gran interés y se realiza en ambientes muy variados, de acuerdo con la naturaleza del sustrato.En el océano, la zona eulitoral comprende la parte más extensa de la ribera; bajo la influencia de las olas y de las diferencias del nivel del agua, su extensión depende de las condiciones locales, como lo escarpado de la orilla y la intensidad de las variaciones del nivel. Los espacios que se forman entre la arena y la grava de la zona eulitoral se llenan de agua y en ellos habitan animales de morfología característica, encontrándose también algas y otros vegetales en las capas superiores de estos sedimentos.
En esta zona las colectas y las investigaciones se llevan a cabo utilizando el buceo, debido a que no se pueden emplear embarcaciones por el fuerte oleaje y la escasa profundidad. Cuando se toman muestras, se debe tener en cuenta que existen diferencias en la distribución tanto vertical como horizontal de organismos, por lo que hay varios métodos para realizar esta tarea.
Uno de estos procedimientos de colecta consiste en cavar con una pala en la proximidad inmediata de la orilla hasta llegar al agua subterránea, se saca agua intersticial afluente y se filtra con una "red de mano" de gasa, llevando la muestra rápidamente al laboratorio sin añadir ningún fijador, efectuándose el recuento de los organismos y calculándose el volumen total de la muestra mediante un cilindro graduado. Se realizan varias excavaciones a diversas profundidades y distancias de la orilla, determinando así la distribución de los organismos en el sedimento.
En otro método, la muestra se colecta introduciendo verticalmente en la arena un tubo con el que se extrae una columna de arena, la que se divide cuidadosamente en discos de grosor variable, pero inferior a un centímetro, que se examinan separadamente al microscopio.
Una forma para sacar los organismos de la muestra de arena es el método de Remane, que consiste en añadir a la muestra una solución débil de formol, agitarla bien y decantarla. El formol adormece a los organismos, evitando que se sujeten a los granos de arena y que se hundan con ellos, para recogerlos después de repetidos lavados y decantaciones. La densidad de población llega a veces a 1,000 individuos por centímetro cúbico de arena.
Los organismos del bentos de la zona eulitoral no solamente están expuestos a los factores ambientales que varían con la profundidad, luz, temperatura y presión, sino que, además, están en relación directa con los diferentes sustratos. En el fondo existen zonas limitadas en las que las rocas afloran a la superficie, encontrándose expuestas a gran turbulencia, y por lo tanto, poco propicias a los fenómenos de sedimentación y a la implantación de organismos. El muestreo en ellas ha avanzado mucho con el buceo autónomo, la fotografía, la cinematografía y la televisión submarinas.
En la zona del oleaje, sobre las piedras, viven numerosas algas formando incrustaciones, y su colecta es difícil, por lo que lo más simple es arrancarlas con un cuchillo. Muchas formas, sobre todo las algas azules, están en una capa muy fina del sustrato; solamente en los casos más favorables se pueden desprender con una hoja de afeitar.
Si la costra de algas no se puede despegar de la roca, es recomendable salpicar la piedra con ácido clorhídrico débil o introducirla totalmente en él y, después de algunas horas o incluso días, se puede quitar fácilmente la capa de algas, habiéndose descalcificado también la piedra.
Los animales de la zona del oleaje se sujetan a las piedras, se esconden entre ellas o se entierran en la arena. Si las piedras están cubiertas con musgo, entonces buscan protección entre estas plantas; también viven en matas de algas o se asientan directamente sobre la piedra lisa. A causa de estas diferentes maneras de vida, es difícil colectar animales para realizar estudios cuantitativos de un determinado sustrato.
Para hacer una exploración cuantitativa de la fauna, se van tomando piedras y capturando los organismos unidos a ellas con unas pinzas, colocando debajo de la piedra una red de mano, que recoge los organismos sueltos y los que se dejan caer como reacción de huida. La captura se coloca en una solución de formol que la fija y la conserva o se transporta viva en grandes recipientes de vidrio, aislada contra los cambios de temperatura.
En aguas más profundas de las zonas rocosas, se recogen las piedras con un "raspador con mango", que es un marco que arrastra una red, cuyo canto inferior es una afilada placa de hierro que sale hacia adelante; con ella se desprenden las piedras y se suben a la red. Para trabajos cuantitativos es mejor delimitar una determinada superficie del fondo con un bastidor de hierro de un metro de lado, y recoger las piedras que se encuentren dentro de ella.
Después de la zona eulitoral, en el fondo del océano se localizan las grandes extensiones recubiertas por sedimentos de diverso grosor y constitución como gravas, arenas, conchuelas, fangos, etcétera. Estos sedimentos están poblados por dos tipos de fauna, la "epifauna", que vive sobre ellos, y la "hipofauna", que se encuentra enterrada, manteniendo frecuentemente relación con la superficie por medio de tubos, sifones y otras estructuras.
Figura 33. Draga.
El equipo más común que se utiliza en el estudio de la fauna típica de la zona profunda de las aguas son las dragas, ideadas para recoger las muestras del fondo lo menos modificadas y subirlas a la superficie. Funcionan de la siguiente manera: la mayoría consta de dos palas que se mueven una contra otra, se sumergen abiertas hasta el fondo sujetadas con una cuerda o con un alambre, se hunden un poco a causa de su propio peso y entonces se cierran, es decir, las palas se juntan una con otra recogiendo una determinada cantidad de sedimento. El cierre de la draga se lleva a cabo tirando de la cuerda al llegar este instrumento al fondo, o por medio de un peso llamado mensajero que se hace llegar al disparador de la draga a través de la propia cuerda.
Las primeras dragas para estudios del bentos fueron utilizadas por Marsigli en 1750 y por Mñller en 1779. Posteriormente varios investigadores más idearon nuevos modelos que impulsaron el éxito de los muestreos de la famosa campaña del Challenger.
Estos dragados tendían a obtener, con la mayor mezcla posible de sedimento, muestras faunísticas puras, lo que nunca se conseguía, ya que frecuentemente se obtenían mezclas de epifauna y de hipofauna.
La primera draga especialmente destinada al estudio de la hipofauna fue la de Robertson, de 1868, que consistía en una boca metálica con platinas de hierro inclinadas para clavar la draga en el fondo, con el problema de que si las dragas no se clavaban bien, no había representación de la hipofauna, aunque ésta fuese abundante.
Al comienzo del siglo y coincidiendo con la creación de los laboratorios biológicos y el mayor interés sobre el conocimiento del bentos como fuente de alimento, las técnicas de investigación relacionadas con el bentos comienzan a desarrollarse rápidamente, creándose nuevos tipos de dragas, como las deslizantes que sirven para tomar muestras cualitativas, y las de fondo, para las cuantitativas.
El investigador danés Johannes Petersen inicia los estudios de las comunidades bentónicas y diseña la "sonda o draga de Petersen", que es utilizada de inmediato por muchos biólogos marinos, modificándose los conceptos básicos que en esa época se tenían sobre las comunidades biológicas bentónicas. Antes de llegar al fondo la estructura de esta draga permite eliminar las capas superiores del fango, de modo que es posible capturar un mayor número de organismos
Posteriormente se reavivó el interés por el estudio del bentos, debido a que se pudo conocer la intervención del bentos en la productividad oceánica, como integrante de la biomasa marina. Las modificaciones modernas en la metodología del estudio del bentos afectan tanto a los procedimientos mecánicos de muestreo como al tratamiento de las muestras.
Existe una clara diferencia entre los aparatos necesarios para los trabajos biológicos y geológicos sobre bentos, aunque en muchos casos se utilice el mismo equipo para ambas finalidades; por ejemplo, para los estudios biológicos, salvo que traten de estratificación de la microfauna, no sirven las sondas de tubo, imprescindibles en los sondeos geológicos y sedimentológicos. Por otra parte, en los sondeos geológicos basta con la obtención de una sola muestra por estación, mientras que en los biológicos es necesario un mayor número.
Para estudiar estas muestras del bentos se lleva a cabo la identificación de los organismos, por medio de la lupa o el microscopio, empezando por los más grandes y después con la microfauna; también es importante el estudio de las bacterias por el papel que desempeñan en la actividad del ecosistema al descomponer la materia orgánica.
Para los fondos rocosos, las dragas rectangulares son ampliamente usadas. El copo debe ser de una malla metálica para que no se rompa y, con el fin de poder desenrocar las dragas, solamente uno de los dos brazos está firmemente unido al cable de tracción. El otro está fijo por ligaduras de cabos que se rompen con gran facilidad para su liberación.
El tratamiento posterior de las muestras tomadas con las dragas se inicia lavando y colocando el sedimento y para esto se usan redes o cribas de alambre, fabricadas con un bastidor de madera redondo o cuadrado que se recubre por un lado de malla de alambre. Pasando la muestra por la criba se obtiene un residuo que se compone de sedimento y de organismos; el siguiente paso es recoger los organismos, siendo lo más sencillo trabajar con pipeta o con pinzas.
Otro método de colecta de bentos se realiza con redes de arrastre, de las que existen dos tipos: de arrastre con puertas y de arrastre en pareja.
Como antecesora de la red con puertas para los estudios bentónicos se utilizó la "red de percha", aparato empleado por las embarcaciones de poca velocidad que consiste en una bolsa rectangular de malla que se mantiene abierta gracias a una varilla o percha transversal, que se coloca en la parte superior de la boca de la red, fija en sus extremos a dos agarraderas de fierro que sirven para jalar la red y para que se deslice sobre el fondo; a su vez la parte inferior de la boca está lastrada por una cadena.
Esta red de arrastre de percha, difícil de manejar, fue cayendo en desuso a medida que los barcos cambiaron las velas por el motor y ha sido remplazada por la "red de puertas", en donde la bolsa de red se mantiene abierta por dos puertas de madera rectangulares de diferentes dimensiones que llevan en su parte inferior una recia suela de hierro que les permite deslizarse, manteniéndose verticales sobre el fondo.
Cada puerta está unida a una de las dos alas de la red por un lazo, y por el otro a un cable en comunicación con el barco. La parte superior de la abertura o boca de la red está asegurada, en su parte media, por una serie de flotadores de corcho, y la parte de abajo está lastrada con una cadena. Cuando esta red se emplea sobre fondos arenosos, se le añaden a la parte inferior unas esferas de madera que ruedan por el fondo, impidiendo que se enganche. La red de puertas es arrastrada por dos cables que pasan por dos poleas sujetas a grandes pescantes.
Cuando se lanza al agua, la red de arrastre con sus dos puertas se desliza una longitud de cable igual al triple de la profundidad sobre la que ha de trabajar; posteriormente se juntan los dos cables y se fijan sólidamente con una pinza y se arrastra durante el tiempo que sea necesario para el muestro. Al recobrar la red, se fijan las puertas y con ayuda de una palanca se sube la red a la embarcación, se desata el copo de la bolsa y las muestras caen sobre cubierta.
El otro tipo de red de arrastre que se puede utilizar en la colecta es la de "arrastre en parejas", que está constituida por una bolsa larga, prolongada en su parte anterior por las dos grandes alas, la que es manejada por dos embarcaciones a la vez, que lanzan la red simultáneamente y luego se separan, deslizando cada una la misma longitud de cable. Así, la red se mantiene separada mientras va rastreando el fondo; al final de la tarea, las barcas se acercan de nuevo; una de ellas toma los dos cables e iza la red con su colecta.
Figura 34. Red de percha.
Los organismos que viven entre rocas profundas, como langostas, cangrejos y bogavantes, se colectan usando trampas tendidas en línea y con boyas para su localización, compuestas por varillas de acero de las que cuelgan redes ligeras pero resistentes. Una vez que se colocan dentro las carnadas, se dejan por tiempos que van de 12 horas a 2 días; después se recogen una a una. Cuando se sacan a la superficie, se les levanta verticalmente para colocarlas en la rampa hidráulica del barco y de ahí se seleccionan los organismos
Las bodegas de los barcos pueden funcionar como estanques artificiales, a los que se alimenta con agua de mar que circula por bombeo, pudiendo conservar los organismos que se quieren llevar vivos al laboratorio. La capacidad de algunas de las bombas es suficiente para llenar por separado cada bodega y cambiar toda el agua que contiene, cada 15 o 20 minutos. Con este sistema, los organismos se mantienen vivos hasta cerca de 3 semanas, tiempo suficiente para llegar a puerto.
Las técnicas para estudiar al bentos han avanzado mucho, pero en varios casos, los instrumentos empleados o no han cambiado o han sufrido modificaciones. Evidentemente se ha obtenido un gran avance en la posibilidad de realizar estudios cuantitativos del bentos, que permiten valorar el número de organismos que lo componen, datos indispensables para conocerlos mejor, ya que están siendo explotados en mayor escala.
Los progresos alcanzados por la ecología hacen cada vez más necesario un análisis del bentos, por lo que los biólogos están tratando de caracterizar a los seres vivos que se encuentran en los diferentes tipos de fondos oceánicos.
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