XVIII. LOS MOLUSCOS DEL NECTON

EL GRUPO de los moluscos tiene una historia que se remonta entre 400 y 500 millones de años; se conocen más de 100 000 especies entre caracoles, almejas y calamares, que son sus representantes más comunes; se encuentran en todos los mares del mundo, siendo asombrosa la diferenciación morfológica y funcional que presentan los individuos de este grupo. Basta comparar una ostra fija toda su vida en el fondo, con el lento y deslizante caracol, o con el activo pulpo.

Los moluscos constituyen un grupo cosmopolita, es decir que se pueden encontrar en todos los medios habitables de nuestro planeta. Existen moluscos terrestres como el caracol de los jardines; de agua dulce, como el género Planorvis, de concha tubular enrollada; de agua salobre, como los ostiones que viven fijos a los objetos sumergidos, y en aguas marinas, pudiendo formar parte del bentos de los fondos, donde se fijan o se encuentran enterrados o caminando lentamente, y también existen moluscos que se desplazan nadando en la superficie de los mares formando parte del necton.

El grupo principal de los moluscos del necton lo representan los cefalópodos, que se caracterizan por llevar una corona de tentáculos alrededor de la cabeza, la cual, como en todos los organismos del necton, está muy diferenciada del resto del cuerpo y en ella se encuentran los ojos y la boca provista de sus órganos masticadores, que son las mandíbulas y la rádula.

En la mayoría de los cefalópodos la concha se reduce y sólo se presenta como una delgada estructura interna; sin embargo, existen algunos que muestran una concha externa aunque son raros, como los Nautilus que habitan el Océano Pacífico y son fósiles vivientes de un grupo de cefalópodos que existió en otras épocas, que poseían concha, la cual tenía forma de bocina, recta o en espiral, y llamados Ammonite; se encuentran como fósiles en los yacimientos de tierra firme. Por su concha en forma de cuerno espiral recibieron ese nombre, derivado de Ammon, dios egipcio con cabeza de carnero.

Los calamares son los más característicos de los moluscos del necton, pertenecen al género Loligo y viven en el Océano Atlántico, en el Golfo de México, así como en el Pacífico, y son muy abundantes en el Golfo de California.

Su cuerpo es de forma muy alargada y fusiforme y está perfectamente acomodado para surcar las aguas, en las que nada con gran agilidad. Su extremo posterior aguzado lleva a un lado y a otro unas aletas triangulares que son muy eficaces durante la natación. En el extremo anterior presenta la cabeza provista de dos ojos salientes de gran tamaño; por delante lleva una corona de tentáculos que representa el pie de los demás moluscos; estos tentáculos son 10, de los que ocho son iguales y están armados en su cara interna por varias filas de ventosas, los otros dos, más largos, terminan en un ensanchamiento donde llevan las ventosas, y tienen el aspecto de un mazo.

La boca está armada de un potente pico córneo constituido por dos poderosas mandíbulas; la forma general de este aparato bucal recuerda la de un pico de ave. Entre esas dos mandíbulas se encuentra una rádula o placa con series lineales de dientes, con los que trituran el alimento. Esta forma y estructura especiales de la boca de los calamares han inspirado descripciones descabelladas sobre estos organismos.

Los calamares presentan interiormente una concha córnea transparente en forma de pluma llamada "pluma de calamar"; esta estructura queda envuelta en el interior de los tejidos como una formación de tipo esquelético, que da consistencia al cuerpo blando del animal. En la cavidad paleal se localiza el ano y a su lado desemboca la bolsa de tinta, órgano que produce un líquido negro muy difusible que el animal lanza con violencia cuando es atacado y así enturbia el agua ambiente para poder huir.

El nombre de calamar proviene de la antigua voz calamario, que significa tintero, ya que no pasó inadvertido el hecho de la coexistencia de la tinta con la pluma que forma su concha interna, lo cual hace recordar los antiguos tinteros con orificios en los que se colocaban las plumas de ave, que se utilizaban para escribir.

Los cefalópodos nectónicos, como los calamares, nadan gracias a los repliegues membranosos que tienen en los flancos de su cuerpo y que baten horizontalmente de manera activa, pero además se puede considerar que estos moluscos practican la propulsión a chorro. En su abdomen llevan la cavidad paleal en forma de hueco donde alojan sus branquias respiratorias; dilatan esta cavidad absorbiendo agua del medio ambiente a través de una rendija; el agua es expulsada por un tubo cónico llamado sifón, que se localiza debajo de la cabeza del calamar. Con la salida del agua, el animal se impulsa por una corriente de retropropulsión y así puede recorrer grandes distancias; además forma grupos, llamados cardúmenes, que realizan evoluciones y virajes en perfecta sincronía.



Figura 39. Calamar.

Cuando los calamares se ven en peligro, los potentes músculos de la pared de su cuerpo contraen a la cavidad paleal y el agua es expulsada a elevada presión por el sifón; así, el animal es impulsado bruscamente hacia adelante, con lo que el hidrodinámico calamar adquiere una velocidad considerable. La parte posterior de su cuerpo tiene forma de dardo y con él abre las aguas, mientras los largos brazos se estiran hacia atrás. Hay veces en que los calamares perseguidos por sus enemigos saltan fuera del agua disparados cerca de cuatro metros y caen en las embarcaciones. Sólo cuando están poniendo sus huevecillos suspenden esos movimientos.

Entre estos calamares del necton están los del género Architeuthis, que son los gigantes de todos los invertebrados; se citan algunas especies que viven en aguas del Atlántico norteamericano, que pueden alcanzar hasta 12 y más metros de longitud y que rara vez han sido vistos por el hombre, siendo lo más común que se observen sólo restos de ellos en el estómago de los cachalotes.

El pulpo es un molusco que efectúa parte de su actividad diaria nadando en el necton, ya que la otra parte se la pasa reposando en el fondo o escondido entre las piedras. Los pulpos utilizan sus ocho tentáculos, provistos de numerosas ventosas, para desplazarse y recorrer el fondo o las rocas en busca de cangrejos como alimento, pero cuando necesitan recorrer mayores distancias lo hacen por un mecanismo semejante al del calamar, con el que se impulsan en el agua para nadar.

El cuerpo de los pulpos tiende a ser corto, ancho y aplanado, es decir menos hidrodinámico que el del calamar, por lo que son nadadores más lentos. Las prolongaciones laterales del cuerpo de algunos pulpos les sirven como estabilizadores, aunque pueden emplearse también para timonear y para propulsión; la concha interna del pulpo, a pesar de que es muy pequeña, sirve para brindar capacidad de flotación al animal. En esta pequeña concha se produce un líquido y un gas que varían en cantidad, lo que regula el grado de flotación: al aumentar el gas el pulpo flota y se desplaza nadando.

La cantidad de luz es el factor principal que estimula la producción del gas, y así se observa que durante el día el pulpo permanece escondido, y por la noche se torna activo y nada en busca de su alimento. Los investigadores han demostrado que la capacidad de flotación del pulpo disminuye cuando se expone a la luz y aumenta en la oscuridad.

Para controlar los movimientos de su cuerpo y de sus tentáculos, los pulpos poseen grandes y eficientes ojos y centros nerviosos, lo que hace que sean considerados como los invertebrados de conducta más compleja; su cerebro les permite sacar muy buen partido de su aparato locomotor. Una curiosa costumbre de estos cefalópodos es su habilidad para apropiarse territorios y se ha comprobado que en el fondo del Mar Rojo existen unos pulpos que construyen "cercas" cuadradas con piedrecitas alrededor de su territorio, en forma parecida a la división de los jardines en una unidad de casas.

El comportamiento del pulpo se compara con el de los vertebrados superiores y esto se ha probado con un experimento en el que un pulpo descorchó repetidas veces una botella en la que se había puesto un cebo, que luego el animal extrajo para comérselo. Es también sorprendente el apareamiento de los sexos: por lo general, después de haber desplegado su cortejo, el pulpo macho convierte uno de sus brazos en órgano reproductor y con él introduce el esperma en el cuerpo de la hembra. Se conoce incluso una especie muy pequeña en la cual el brazo reproductor se desprende del macho y nada solo, como un gusano, hasta llegar a una hembra.

Una vez fecundados los huevos, los colocan formando grupos o cordones y son depositados sobre objetos sólidos. Las hembras de algunas especies cuidan su descendencia, permaneciendo varios meses junto a ellos, hasta que nacen las crías, y durante ese tiempo limpian con los brazos las cubiertas de estos huevos y los riegan regularmente con chorros de agua.

Cuando el pulpo se encuentra con algún enemigo, antes de defenderse con los brazos, ventosas y pico, suelta la tinta como niebla de protección. En aguas quietas la nube envuelve por algún tiempo al agresor, mientras el pulpo huye. Esta tinta es segregada por una glándula especial y con ella se fabricaba el colorante "sepia" antes de conocerse los colorantes sintéticos. Sepia es el nombre científico de un cefalópodo característico del Mediterráneo, que usa para producir la nube de tinta el mismo chorro propulsor que le permite nadar.

Algunos pulpos pequeños reposan en los fondos arenosos confundiéndose con la arena al adoptar el color de ésta, y si el animal es empujado se vuelve de pronto oscuro, huye y lanza una breve nube de tinta desplazándose bruscamente hacia un lado, se vuelve de color blanco y va a posarse otra vez en el fondo, donde un escaso recubrimiento de arena completa el camuflaje; si a pesar de eso es perseguido, repite varias veces la maniobra.

La tinta tiene sustancias que actúan sobre el olfato de los peces como las morenas, enemigos del pulpo principalmente en los mares cálidos. En un acuario se montó un experimento en el que colocaron juntos una morena y un pulpo, el cual mostró inmediatamente su excitación y la morena empezó a perseguir la presa; cuando llegó a unos centímetros del pulpo, éste lanzó su oscura nube y se puso en fuga, la morena siguió adelante y al disiparse la niebla, a pesar de estar tocando al pulpo con el hocico no fue capaz de reconocerlo: su olfato había quedado anulado por la tinta, efecto que se mantuvo durante una hora.

Otro cefalópodo del necton es el Nautilus, que presenta una concha externa en forma y coloración muy bella, enrollada sobre un eje en espiral, formando un plano de simetría bilateral. Solamente son visibles las dos últimas cámaras, ya que ellas cubren a las más internas, que están separadas por tabiques transversales. A medida que el animal crece, la última cámara, que es en donde el organismo habita, le queda chica y tiene que formar una nueva. Los tabiques llevan en el centro un tubo corto que comunica todas las cámaras, por donde el animal prolonga un cordón de tejido corporal cuya función consiste en secretar gas en el interior de las cámaras vacías haciendo que la concha flote y le permita nadar.

La concha está compuesta de una capa externa de porcelana que posee carbonato de calcio y de una capa interna nacarada. La superficie externa presenta bandas alternantes blancas y anaranjadas, aunque otras veces es blanca perlada.

Estos animales realizan su actividad en la noche, descansando durante el día; cuando se encuentra nadando o en reposo las cámaras llenas de gas sostienen la concha en posición vertical y proporcionan flotabilidad, la cual contrarresta el peso de la concha. Como el Nautilus vive lo mismo cerca de la superficie que a profundidades mayores, debe regular la cantidad de gas para que se acomode a las presiones de diferentes profundidades; las cámaras se llenan de gas y el animal asciende, después, al salir el gas, las cámaras son ocupadas por agua y entonces desciende. El hombre ha imitado este hecho en la construcción de los submarinos.



Figura 40. Vista general de la superficie externa y corte transversal de una concha de Nautilus.

El Nautilus puede nadar con sorprendente rapidez, aunque no con tanta velocidad como el calamar. El mecanismo locomotor es idéntico al de los otros cefalópodos, aunque la expulsión de agua por el sifón depende más de la retracción del cuerpo y contracción de los músculos del embudo que de la intervención del manto.

Sus hábitos alimenticios no son bien conocidos, pero es lógico suponer que capturan su presa con los tentáculos, que en él son muy numerosos (cerca de 90) y que nacen de dos áreas alrededor de la cabeza. Estos tentáculos carecen de ventosas y cada uno puede contraerse dentro de una vaina; encima de ellos y de la cabeza se observa un gancho protector, correoso y de gran volumen, que está formado por un repliegue de su piel. Cuando el animal se refugia dentro de la concha, el gancho actúa como opérculo y tapa la abertura; este gancho no existe en ningún otro cefalópodo. Los Nautilus son capturados con el arte de pesca llamado "bombo", muy utilizado en Filipinas.

Otro cefalópodo, el género Argonauta, presenta una concha muy delgada y delicada con estrías transversales gruesas. En su natación utiliza brazos provistos de membranas, parecidos a sombrillas, nadando por contracciones rítmicas de estas membranas, por lo que recuerda a las de las medusas.

Los principales enemigos de los cefalópodos son las ballenas y los peces; los calamares constituyen un elemento importante en la dieta de los cachalotes, los cuales presentan a veces cicatrices sobre la piel después de luchar con calamares gigantes. Los calamares y pulpos poco a poco se han ido incorporando en la dieta humana y ya en muchos países son utilizados como alimento.

Los cefalópodos del necton presentan por lo tanto características anatómicas adaptadas a la natación. Su comportamiento es muy interesante por el desarrollo que su sistema nervioso alcanza; por ello, con estos cefalópodos se efectúan muchos experimentos.

El grupo de los cefalópodos cada vez tiene mayor interés para el hombre, no sólo desde el punto de vista científico, sino también para su alimentación.

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