XX. MAMÍFEROS MARINOS

EL MAR, lugar en donde aparecieron los seres vivos, ha sido también refugio de animales que, tras poblar la tierra firme y desarrollar pelo, pulmones, extremidades marchadoras y aparato reproductor con placenta, volvieron a su medio primitivo, para lo cual modificaron sus extremidades para hacerlas semejantes a aletas, adecuaron su pelo a la vida en el agua y adaptaron al nuevo ambiente todos sus procesos fisiológicos.

El principal problema en la adaptación de los mamíferos para vivir en el agua es la respiración, que ellos resuelven tomando, de una u otra forma, aire atmosférico de la superficie; también el mantenimiento de la temperatura corporal es una de las mayores dificultades para que estos animales homeotermos o de temperatura constante vivan en el agua, resolviéndolo al recubrirse de gruesas capas aislantes. Estas generalmente son de grasa, excepto en la nutria de mar, cuyo material aislante es el pelo.

Los mamíferos, cuyo éxito evolutivo se inició hace 60 millones de años, no sólo han llegado a lograr su adaptación total en la tierra; también se encuentran algunos adaptados al mar, entre ellos al mayor vertebrado que haya poblado el planeta, la "ballena azul".

Dentro de los grupos de mamíferos marinos, algunos representantes viven también en los estuarios y penetran en los grandes ríos; estos grupos son: los mustélidos, como la nutria de mar; todos los pinnípedos, como leones de mar, morsas y focas; los sirenios, como manatíes y dugongos; los cetáceos, como delfines, marsopas, orcas, ballenas y cachalotes. Sin embargo, no todos están igualmente adaptados a la vida en el agua y su dependencia de la tierra varía desde la nutria de mar, que pasa su vida muy cerca de la orilla, hasta los sirenios y cetáceos, que nunca abandonan el agua.

Entre los mustélidos está la "nutria de mar" que alcanza los 40 kilos de peso, siendo la mayor nutria del mundo; vive en las costas de California, Alaska y norte de Japón. A diferencia de otros mamíferos, carece de una gruesa capa de grasa que la proteja del frío del agua, lo que prueba su naturaleza de tardío poblador del mar y su escasa especialización para la vida en el medio acuático. Para evitar la pérdida de calor retiene aire entre sus apretados pelos y éste actúa como aislante térmico; cuando el pelo se ensucia, pierde su carácter protector, por lo que el organismo lo mantiene limpio.

Durante la noche duerme envuelta o sujeta a montones de algas que actúan como flotador y al amanecer comienza su actividad, descendiendo hasta 60 metros de profundidad para capturar erizos de mar, holoturias, cangrejos y, sobre todo, mejillones, lapas y otros moluscos, pudiendo permanecer bajo el agua hasta 4 minutos.

Para arrancar las lapas de las rocas y para abrir las duras conchas de los moluscos utiliza piedras, hecho que coloca a la nutria en el grupo de animales que son capaces de servirse de instrumentos para su alimentación. Se ha podido observar que para cascar un mejillón emplea 35 golpes, en tanto que bastan sólo 9 para romper un erizo de mar.

La nutria ha sido perseguida y cazada por el valor de su piel, que llegó a ser la más cara del mundo, lo cual ha ocasionado que las poblaciones desciendan en tal medida que se teme su extinción; los países que la poseían decretaron su total protección y la prohibición de la venta de sus pieles.

Los mamíferos marinos que abundan en la franja costera son los pinnípedos, que pasan gran parte de su vida en el agua, pero se reproducen en tierra firme; se caracterizan por tener las extremidades convertidas en aletas. Estos animales forman tres tipos morfológicos claramente diferenciados, catalogados como familias, a saber: otáridos o leones de mar, odobénidos o morsas y fócidos o focas.

Los "leones de mar" son el grupo más primitivo, se les llama también "focas orejudas" por tener pabellones auditivos muy aparentes, a diferencia de los que se presentan en focas y morsas. Se caracterizan por la disposición de sus extremidades posteriores, que pueden dirigirse hacia adelante como las de un mamífero terrestre, lo que les permite correr con rapidez en tierra firme y trepar a las rocas. Al nadar, actividad que realizan a gran velocidad, colocan sus miembros posteriores hacia atrás a manera de cola y se desplazan nadando con las extremidades delanteras.

Entre los leones de mar existen algunos que tienen el pelaje en forma de borra, es decir pelo corto, suave y apretado, apreciado en peletería.

Los leones marinos viven en grandes rebaños sobre las costas rocosas, y algunas especies son migratorias. Estas colonias se disgregan en la época de celo, los machos conquistan entonces territorios individuales que defienden de cualquier competidor y donde reúnen un harem más o menos numeroso. Devoran toda clase de peces, incluyendo salmones, aunque otros prefieren a los pulpos y calamares.

Los osos marinos, también llamados "focas peludas", presentan una alimentación y hábitos reproductores semejantes a los de los leones marinos. Muy perseguidos por el valor de su piel, estos otáridos han sido diezmados en gran número; existen, actualmente pequeñas poblaciones de 30 a 40 individuos en islas cercanas a Chile. Un hallazgo sorprendente lo constituye la localización de estos osos marinos en la Isla de Guadalupe, en la costa de Baja California, México, a muchos miles de kilómetros de distancia de Chile, hecho que motivó el crear medidas para la conservación de las pequeñas poblaciones descubiertas.

Los odobénidos o "morsas" son animales que presentan un cuerpo robusto culminado por dos largos, blancos y relucientes colmillos verticales que pueden alcanzar en los machos hasta un metro de longitud y en las hembras 70 centímetros. Su hábitat ideal son los mares árticos y se han podido distinguir dos tipos: la morsa del Pacífico y la del Atlántico; en ambos, los machos son mayores que las hembras, y llegan a pesar más de 1 600 kilos en invierno, cuando tienen gran cantidad de grasa como reserva.





Figura 43. Morsas y focas.

Las morsas que viven en gigantescos rebaños de hasta 100 ejemplares son animales tímidos y retraídos, pero al ser acorralados o en caso de peligro no dudan en hacer uso de sus colmillos como armas de defensa. Sin embargo, los utilizan fundamentalmente para la obtención de alimento, formado por moluscos, crustáceos y equinodermos que desentierran. También tienen una importante misión: cuando la morsa marcha sobre el hielo, actúan como puntos de apoyo, siendo esta actitud la que les ha dado su nombre científico de Odobenus que significa "aquel que camina con sus dientes".

Los fócidos o verdaderas focas están formados por 13 géneros y 18 especies, distribuidos tanto en los mares fríos y templados como en los tropicales. Las focas tienen las patas posteriores dirigidas hacia atrás a manera de cola, en posición casi paralela al cuerpo, por lo que les son inútiles para la marcha; en tierra firme se desplazan a saltos sobre su vientre con movimientos ondulatorios alcanzando, en distancias cortas, buena velocidad. En el agua, sin embargo, no tienen rival entre los pinnípedos, pues se impulsan con las extremidades posteriores de igual modo que un pez se sirve de su cola, lo que les permite moverse muy aprisa y cambiar bruscamente de dirección. Las focas pueden pasar largas temporadas sin salir del agua, pero durante el día habitualmente alternan periodos de natación y pesca con ratos de descanso en la orilla.

Conseguir oxígeno cuando se encuentra en el agua no es difícil para un pinnípedo, ya que sale a tomarlo de la atmósfera, pero cuando duerme en el mar lo puede obtener gracias a la grasa que lo recubre y que actúa como flotador; algunas focas duermen en posición vertical, como flota una botella, manteniendo sus orificios nasales fuera del agua y respirando regularmente; otras, en cambio, duermen entre dos aguas, y de vez en cuando, sin despertarse, ascienden a la superficie y realizan varias inspiraciones profundas de aire antes de volver a sumergirse. Se ha comprobado que, incluso dormidas en tierra firme, varias especies conservan este ritmo respiratorio.

Los elefantes marinos, considerados como los más grandes de las verdaderas focas son muy gregarios; este animal respira en tierra cuando duerme durante 5 minutos y cierra sus orificios nasales durante 8; mientras respira, inspira unas 6 veces por minuto.

También los pinnípedos tienen que adaptarse para conseguir el agua dulce para beber, ya que el agua del mar elevaría el contenido de sal en su sangre. Como estos mamíferos marinos se alimentan de peces, obtienen de ellos el agua que necesitan, y los que se nutren de invertebrados disponen de riñones capaces de retener y expulsar considerables cantidades de sal.

Las focas no sólo son buceadoras de excepción, sino también magnificas pescadoras submarinas; sus extremidades transformadas en aletas y el cuerpo hidrodinámico en el que todas las salientes han desaparecido o se hallan ocultas bajo la grasa, posibilitan gran velocidad y rapidez en los movimientos para capturar a los peces. El olfato, muy fino en todos los pinnípedos y mediante el cual reconocen a sus crías, no sirve en la pesca, pues bajo el agua sus fosas nasales llamadas narinas permanecen cerradas.

Las focas, aunque pasan gran parte del año en altamar, deben forzosamente visitar la costa para cortejarse, alumbrar, amamantar a sus crías y mudar el pelo. Todas las especies lo hacen así, pero como en ese periodo no se alimentan y pierden mucho peso, en ocasiones la época de celo coincide con la de partos.

Además de la "foca gris", sólo el elefante de mar es polígamo y establece definidos territorios en la época de crianza; se localizan grandes poblaciones de ellos en Isla Guadalupe en Baja California, México; los machos se caracterizan por tener una llamativa excrecencia o "trompo" sobre el hocico que pueden hinchar a voluntad.

Entre los sirenios se encuentran los "dugongos" y "manatíes", que viven en las áreas costeras tropicales, penetrando profundamente en estuarios y ríos.

Los dugongos son animales inofensivos, muy tranquilos y hasta cierto punto semejantes a las focas; alcanzan de 2.5 a 3 metros de longitud y pesan de 150 a 200 kilogramos. Tienen la cabeza redonda, el cuello muy corto y ojos pequeños, situados a los lados del morro ancho de donde salen unas cerdas duras; su cuerpo es grueso y su piel tiene de 3 a 4 centímetros de espesor. Sus miembros anteriores son aletas bien formadas y aptas para la natación. Carecen de extremidades posteriores y su cuerpo termina en una cola ancha y plana a manera de paleta.

Los dugongos salen a tierra rara vez, ya que por tener costillas muy frágiles les resulta difícil respirar cuando no están flotando en el agua, además de que el sol puede producirles quemaduras si se llega a secar su piel.

Son animales sociables, viven formando grupos. Se nutren de plantas acuáticas como zoosteros y posidonias en las costas tropicales. Dan a luz una sola cría, y su periodo de gestación dura once meses.

Su carne es muy sabrosa y el resto del cuerpo tiene diferentes aplicaciones; así, su piel es usada para suelas de sandalias, en Madagascar muelen sus dientes y el polvo es empleado como antídoto contra intoxicación por alimentos, la grasa se utiliza para el dolor de cabeza y el sebo de esa grasa sirve como laxante.

Los manatíes son animales muy parecidos a los dugongos, sólo que habitan principalmente en los ríos; miden 5 metros de largo y llegan a pesar de 200 a 800 kilogramos.

Rara vez andan solos, suelen estar en rebaños, tienen un solo bebé después de 150 días de gestación y se alimentan de grandes cantidades de lirio acuático. A los dugongos y a los manatíes se les ha llamado "vacas marinas" por su aspecto y su tipo de alimentación.

El último grupo de mamíferos marinos lo componen los cetáceos, y entre ellos se encuentran los "delfines", que viven en grupos, y se ha llegado a suponer que la vida social que desarrollan representa una necesidad psíquica para los individuos. Los especímenes aislados parecen ser organismos anormales o que se separan accidentalmente de su tribu.

No parece que exista un líder en estos grupos de delfines, sin embargo, cuando viven en cautiverio se ha visto una jerarquía entre los individuos, siendo siempre un macho el dominante absoluto.

Estos grupos sociales parecen desarrollar actividades cooperativas, ayudando a compañeros en apuros; así, cuando una hembra va a dar a luz, emite llamadas peculiares que congregan a su alrededor a otras hembras del grupo que parecen vigilar, para evitar posibles ataques de tiburones. Cuando nace el pequeño, la madre le ayuda a ascender a la superficie para respirar, la primera cantidad de aire de su vida. Si el recién nacido presenta dificultad en la natación, la madre y otras hembras le ayudan a mantenerse a flote hasta que sea capaz de valerse por sí mismo.

Cuando estos cetáceos empezaron a estudiarse en cautiverio, se observó su extraordinaria docilidad y la facilidad con que creaban relaciones con otros animales y con el hombre; cuando son capturados mediante redes y transportados en blandas camillas, permanecen totalmente quietos, como si comprendieran todas las operaciones que se realizan en torno a ellos y evitaran lastimarse.

El hombre considera que el delfín es un animal que se orienta fundamentalmente por la vista, pero en realidad son animales acústicos y viven en un universo sonoro. El estudio de su oído demuestra que poseen el sistema auditivo más perfecto de todos los animales vivos; por esta razón los delfines emiten sonidos haciendo vibrar los labios del espiráculo u orificio respiratorio, que se localiza en lo alto de la cabeza, para comunicarse y situarse por medio de ecos o ecolocalizaciones.

Por otra parte, las experiencias realizadas con delfines en los centros de investigación han demostrado que poseen un sorprendente nivel intelectual y de aprendizaje. Algunos investigadores están convencidos del desarrollo del sistema nervioso de estos cetáceos y opinan que poseen un verdadero y elaborado lenguaje, comparable con el del humano, constituido por modulaciones de frecuencia.

Existen alrededor de 60 especies de delfines, destacando entre ellos el "delfín común", también llamado "nariz de botella" que es el más veloz de los cetáceos, ya que puede sobrepasar los 50 kilómetros por hora, escapando así de las temibles orcas.

Las "marsopas comunes" están entre los cetáceos más conocidos por el hombre, debido a que son muy abundantes en las costas. Una gran confusión existe en el empleo de las palabras delfín y marsopa; este último nombre se restringe a los pequeños delfines cuyo hocico no está prolongado en pico. Las marsopas del Pacífico se caracterizan por una mancha blanca en los flancos y realizan migraciones estacionales.





Figura 44. Delfín y orca, los mamíferos marinos más conocidos.

Sin duda alguna, el más formidable de los cetáceos por su tamaño y por ser gran depredador es la "orca", de bellas franjas blanquinegras. Los machos adultos pueden medir más de 9 metros, mientras que las hembras sólo alcanzan de 4 a 6; su peso es elevado; en una hembra de 4 metros de longitud es de 850 kilos y en un macho grande, de 2 toneladas.

La velocidad con que se desplazan en el mar estas orcas es de 10 a 13 kilómetros por hora; asimismo son capaces de saltar fuera del agua cubriendo distancias de 13 metros, y elevarse hasta un metro y medio de altura. Tienen una distribución mundial y se alimentan de presas muy variadas, entre las que llegan a incluir ballenas.

Las orcas viven en grupos que constan de 3 a 50 individuos; se ha observado que se ayudan en la captura del alimento, y su agresividad no tiene comparación en el reino animal. Contrastando con su extraordinaria ferocidad, parece que las orcas no atacan al hombre, y los pocos ejemplares que se han mantenido en cautiverio han resultado muy dóciles, jugando con sus entrenadores en el agua sin producirles el menor daño, e incluso accediendo a transportarlos montados a horcajadas o en pie sobre sus lomos. Su desarrollo cerebral es tan alto como el de otros delfines, de modo que no sólo son los más fuertes depredadores del planeta, sino también unos de los más inteligentes.

Otro mamífero marino es la ballena, animal gigantesco e impresionante; es el más grande poblador de la Tierra. Una "ballena azul" pesa tanto como 1 600 hombres, 150 grandes bueyes o 25 elefantes, según cifras calculadas por investigadores, es decir tiene unas 130 toneladas de peso y supera los 30 metros de longitud. Aunque de menor tamaño, otras ballenas superan al más grande de los animales terrestres. Éstas son las verdaderas ballenas de barbas, por tener en su boca gran cantidad de cerdas, y los cachalotes o falsas ballenas equipados con dientes.

Un animal tan pesado no podría moverse en tierra firme; sin embargo, en el mar las cosas cambian: el elemento líquido ejerce un empuje hacia arriba que se contrapone al peso y posibilita la flotación. Resulta conocido que un cachalote varado en una playa muere por asfixia, al ser aplastado por el peso de su propio cuerpo.

Cuando una ballena sale a la superficie del agua, libera por los espiráculos, en un par de segundos, el aire contenido en sus pulmones, que saca a presión en forma de nube de vapor. Cada especie emite un resoplido característico por su forma y dimensiones, que llega a los 6 metros de altura en la ballena azul. Como este mamífero es capaz de permanecer de 20 a 90 minutos bajo el agua sin respirar, se podría pensar que tendría grandes pulmones; sin embargo, sus pulmones son menores proporcionalmente que los de un mamífero terrestre, pero en tanto cada vez que respira el hombre renueva únicamente el 10 o el 15% del aire que contienen sus pulmones, la ballena lo hace con el 80 o 90% del mismo.

Otra adaptación que presentan los cetáceos es la que les permite evitar los peligrosos efectos de la presión en las profundidades: cuando llegan a sumergirse hasta 900 metros, reducen al mínimo las cavidades llenas de aire u otro gas que poseen en su cuerpo; antes de la inmersión, vacían sus pulmones, eliminando el peligro y, para no sufrir la pérdida del calor corporal, cuentan con una gruesa capa de grasa que actúa como aislante.

La mayoría de las ballenas se aparean y alumbran a sus pequeños en los mares cálidos, como es el caso de la ballena gris que llega a las costas de Baja California en México a reproducirse, en donde el recién nacido mide 7 metros y pesa 2 toneladas. Los ballenatos permanecen largo tiempo bajo la protección materna y crecen con rapidez, dado el elevado valor nutritivo de la leche de los cetáceos.

Estos gigantes, de los que todo es aprovechable, han despertado desde tiempo inmemorial la codicia humana, siendo perseguidos activamente por los pescadores, hasta casi agotarlos, por ello en la actualidad ha sido necesario establecer programas para protegerlos.

Como la reproducción de los mamíferos marinos es lenta y tienen pocas crías, la captura en exceso resulta peligrosa, por lo que el hombre tiene la obligación de realizar una explotación racional de estos recursos.

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