I. LOS FEN�MENOS NATURALES Y EL HOMBRE

La naturaleza y sus leyes se escond�an en la noche, Dios cre� a Newton, y todo fue luz.

(Epitafio de Pope)

 

LA RELACI�N entre el hombre primitivo y los fen�menos naturales se estableci� a trav�s del pensamiento m�gico y de las religiones.

Su desconocimiento y temor a los procesos de la naturaleza, hicieron que los asociara a fuerzas y seres sobrenaturales responsables de las lluvias, tormentas, sismos, la aparici�n del Sol, las estrellas, etc�tera.

Por su particular concepci�n del mundo, los pueblos primitivos ve�an, en todo lo que les rodeaba, los efectos de las fuerzas m�gicas o de los esp�ritus. Con los mitos y las religiones ancestrales se pretend�a justificar los or�genes de los fen�menos naturales; con ello se garantizaba la estabilidad de la realidad existente y se aceptaba el destino del hombre en relaci�n con sus preocupaciones existenciales sobre la vejez, las enfermedades, la muerte o las cat�strofes .1[Nota 1]

En el desarrollo hist�rico de las ciencias naturales, al margen de las religiones y los mitos, han existido periodos de "incubaci�n" asociados con frustraciones, tensiones, intentos err�ticos y falsas aspiraciones; periodos que Arthur Koestler 2[Nota 2] denomina "de anarqu�a f�rtil" y que son recurrentes en la historia de todas las ciencias. El hombre, para evolucionar; ha tenido que romper con viejos h�bitos mentales y con fronteras absolutas. Ha tenido que elaborar; verificar y consolidar sus teor�as por largos periodos previos a los descubrimientos espectaculares.

En todas las ramas del conocimiento cient�fico se han alternado los periodos breves de conquista de nuevas fronteras, y los largos, de consolidaci�n. Es imposible apreciar los avances de la ciencia si no se conoce la evoluci�n hist�rica de las civilizaciones. El progreso t�cnico y cient�fico asombra por su discontinuidad, por sus cambios abruptos en el tiempo y el ritmo.

De acuerdo con lo que sabemos, el camino se inicia en el siglo VI a. C., con la aparici�n en Milo, Elea y Samos 3[Nota  3] de un gran n�mero de pensadores, "fil�sofos de la naturaleza", que discuten los or�genes y la evoluci�n del Universo; su forma, su estructura y las leyes que lo rigen. Su pensamiento y su lenguaje, en muchos casos, han quedado incorporados definitivamente en la filosof�a y la ciencia actuales.

En este principio, los modelos son simples; s�lo cuatro elementos: fuego, tierra, agua y aire; cuatro humores, part�culas indivisibles. Se trata, sobre todo, de separar las disciplinas y l�neas de pensamiento. Distinguir entre religi�n y medicina, y entre �sta y la astronom�a. Un intento heroico de explicar la naturaleza del mundo que nos rodea y que abarca el pensamiento griego desde Tales de Mileto (�640-537? a. C.) hasta Arist�teles (384-322 a. C.).

Despu�s de ser rebasada esta primera frontera, viene el periodo de consolidaci�n, de ortodoxia. Y luego el declive, seguido de un largu�simo periodo —nada menos que 15 siglos— de hibernaci�n, de caminar en la direcci�n contraria al avance.

En los siglos XII y XIII ya se observan los primeros signos de "deshielo". Son los siglos de Roger Bacon (�1214?-1294) y Petrus Peregrinus (siglo XIII) de la fundaci�n de las universidades de Bolonia (1158), Oxford (mediados del siglo XIII) Cambridge (1209), Salerno (1224), Salamanca (1218) y Par�s (1170). Sin embargo, se mantiene la l�nea de pensamiento cient�fico de Arist�teles y la teolog�a de Tom�s de Aquino. �Cu�l es el resultado? Se crea una nueva ortodoxia que conduce a otros tres siglos de esterilidad cient�fica. Al respecto, A. Maslow 4[Nota 4]escribe: "La historia de la ciencia, o por lo menos de los grandes cient�ficos, es la historia de repentinas y ext�ticas percepciones de la verdad que luego, poco a poco, son cuidadosa y cautamente validadas por trabajadores meticulosos que verifican, validan, e investigan la verdad o falsedad de las hip�tesis e ideas de otros".

La segunda frontera —tan importante como la primera, establecida en el siglo VI a. C.— es superada en el siglo XIII, inici�ndose la segunda �poca heroica de la ciencia con Kepler (1571-1630), Galileo (1564-1642), Pascal (1623-1662), Descartes (1596-1650), Leibniz (1646-1716) y Newton (1642-1727). El siglo XVIII es, nuevamente, un tiempo de asimilaci�n, consolidaci�n, clasificaci�n y sistematizaci�n.

Durante el siglo XIX y lo que llevamos del XX se presenta un desarrollo explosivo, espectacular; de la ciencia y de la t�cnica: se desarrolla la teor�a del electromagnetismo, que trata de explicar la naturaleza dual de la luz y el origen de las radiaciones. Se inician la f�sica at�mica, la electroqu�mica y de hecho toda la estructura moderna de la qu�mica. La f�sica te�rica profundiza en los mundos de lo infinitamente peque�o y lo infinitamente grande. 5[Nota 5]

Para finalizar; algunos autores sostienen que Einstein, como un nuevo Arist�teles, ocasionar� un nuevo periodo de consolidaci�n. Por ejemplo, H. Belloc responde al epitafio de Pope de la siguiente manera:

no dur�: el diablo gritando

�eh!, cre� a Einstein, que

restableci� el statu quo...

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